" Eso a mi no me va a pasar y si pasa haría esto o aquello porque nadie va hacerme algo que no quiera".
Hasta que pasa y todo aquello que alguna vez se dijo, empieza a evaporarse mas rápido que el aliento que se exhala en el invierno.
Me paso.
Y calle.
Me encerré en mi y no dimensione que tan grande era ese encierro interno hasta hace poco, cuando un chico se acerco hablarme y me toco la piel del hombro diciéndome algo de los tatuajes.
Basto un roce para que en mi cabeza se empezaran a reproducir imágenes y sensaciones que pensé que había olvidado o que se habían quedado en el pasado. El cuerpo tiene memoria, y recuerda más que la mente a veces. En ese momento mientras el chico hablaba y seguía tocándome el brazo y la espalda mi mente se bloqueo y me aleje de el, cuando en realidad quería alejarme de los recuerdos.
Pero siguieron ahí asomándose y los negué.
De nuevo.
Llevo tiempo darme cuenta de lo que tenia que hacer era procesarlo, pero eso no iba a ser suficiente.
Lo fue cuando lo acepte. Y le di un significado a lo que había pasado. Y deje que me consumiera por primera vez.
Llore y no pude parar.
Después de tanto tiempo me permití hacerlo.
Le di nombre y se transformo en un agujero negro que me ofrecía dos salidas, me consumía y devoraba todo lo que soy de nuevo o luchaba para salir de esa oscuridad y ver la claridad. Aceptando que es parte de mi historia pero no debe ser parte de mi presente.
Es una mierda lo que paso.
Pero ahora le puede dar un cierre después de negarlo años y no ver que eso de a poco me iba consumiendo, dejándome aislada de mi misma.
Era alguien y me volví otra. Confiaba en todos, y ahora ni siquiera confió en mí.
Fue un quiebre.
Fue y es, un antes y después.
De vos.
Fuiste ese fantasma silencioso viviendo dentro de mí casi cuatro años. Ese que hizo que mi inseguridad aumentara en niveles desmedidos.
De la cual todavía no logro desprenderme del todo. Pero de a poco va bajando y aunque nunca llegue a cero, hoy baja muchos niveles.
Así que te voy a dar unas líneas, que aunque no las leas es lo último que vas a tomar de mí.
Lo que paso en el auto, en el ascensor y las situaciones de los días que siguieron detuvieron mi mundo, el cual hoy en día siento que esta avanzando en velocidad mínima y que todavía no volvió a su órbita.
Esa noche una parte de mi murió, porque me la arrebataste.
Y no fui muy consiente en ese momento.
Pero si lo soy ahora.
Ahora que lo digo, lo pienso y lo escribo.
Y lloro, por primera vez desde que paso.
Me permito llorar.
Porque en todo este tiempo que paso nunca me lo permití, me lo guarde y si se lo conté a alguien lo contaba como algo que paso sin importancia. Hoy soy consciente que lo que paso para vos no fue nada, fue normal el tocarme, el insinuarte, el acorralarme.
No me quede quieta y sin hablar porque me gustaba, sino porque tenia miedo. Y mucho.
Y mucha bronca porque me había prometido a mi misma que algo así no me iba a pasar.
Y me paso.
No te odie, ni te odio. Sinceramente por vos no siento nada. Solo un vacío. Raro e insignificante.
Lo que mas me dolió, fue la indiferencia de las personas que creía que me iban ayudar y lo único que recibí fue un "el es así, jodon, no te lo tomes en serio", quizás tendría que haber contado exactamente lo que paso sin ahorrarme detalles, pero no pude.
Hoy veo que el error fue mío, por ir con las personas incorrectas. Pensando que eran las correctas.
Mis amigas quedan fuera de este grupo ellas siempre fueron las personas correctas, se los conté como algo al pasar.
Sin importancia.
Y ahí yo falle.
Me daba mucha vergüenza hablar lo, entrar en detalles. Me cerré y me negué a sentir toda humillación y dolor que hoy puedo sentir.
Así que a mis amigas les digo; no era mi intención restarle importancia, tampoco era falta de confianza en ustedes, sino que era pura vergüenza mía y el no querer su compasión.
Se que me equivoque, porque ustedes hubieran estado por mi porque me quieren y no por lastima.
Y recién ahora puedo entenderlo.
No es fácil hablar y decir las cosas como son.
Y menos cuando las personas en las que confías te dan la espalda.
Hoy al escribirlo, lo estoy soltando.
Estoy re calculando.
Lo estoy quemando.
Soy consciente que no es un lo digo y ya paso. Va a ser un trabajo diario e interno el volver a ganar confianza y seguridad.
Ahora no me da pena decir que quiero darme una oportunidad de amar, de que me amen y que me conozcan.
Salga bien o mal.
Pero quiero vivir y recuperar, no el tiempo, sino los sentimientos que me guarde.
No es cliché que la vida no es fácil. ¿Qué es fácil?
Lo fácil es aburrido, lo que cuesta le da un sabor y un significado a la vida.
No digo que todo esto sirvió para crecer, porque la realidad es que me freno muchos años.
Pero en cambio el decirlo con mi voz interna y mis dedos me esta demostrando que no quiero quedarme en la comodidad del no sentir.
Quiero volver a sentir.
Quiero poder vivir.
Aprendí a los golpes que no hay que callarse, no hay que guardarse las cosas por muy malas que sean.
No es justo vivir con miedo e inseguridades que fueron gestadas por otro.
Hay que aprender a hablar y a sacarlo todo.
Yo me cerré al hablar lo con las personas que en verdad me querían y lo hable con las equivocadas. Uno lamentablemente no es adivino, no sabe con quien se va a encontrar en el camino no todas las personas son malas, hay muchas buenas. Y quiero pensar que yo soy una de ese grupo, alguien que siempre va a estar para quien quiera y necesite hablar.
Y soy alguien que hoy se da el permiso de vivir de nuevo.
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Voz alta escrita
Non-FictionPequeñas historias personales. De vivencias, pensamientos y sentimientos propios. Abro mi alma a quien quiera leer. Para sanar y avanzar. Para ser.