Nuevo comienzo

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En mi habitación

Harry me bajó cuidadosamente en mi cama y me miraba sigilosamente, realmente no lo conozco.

-Destino -dijo haciéndose el gracioso y solo mi madre se rió hasta que la miré mal-

-Quiero estar sola.

-Hija, lo entiendo, pero créeme que estando sola no te sentirás bien -me dijo observando mis manos-

-No me interesa, déjenme en paz-

Ambos se miraron y se fueron, en cuestión de minutos en silencio me dormí profundamente, estaba muy tranquila.

03:47 a.m.

Me despierto sobresaltada debido a un ruido, luego despertando mejor oí una voz masculina hablando, ¿A quien se le ocurre hablar a esta hora? Decidí intentar levantarme e investigar.

Logré ponerme en pie a pesar de lo mucho que me costó y alcancé llegar a la puerta, la abrí despacio y oí a mi padre hablando con un tal "William", hablaban de algo de vida o muerte, o algo así entendí yo.

-Si, yo entiendo, Señor, ¿Qué quiere que haga? -dijo William-

-Quiero que la cuides, quiero que no pase nada malo, eres mi hombre más fiel y sé que la cuidarías con tu vida si te lo ordeno.

-Así es, Señor, desde luego que sí -sentí que se acercaban cada vez más y me fui algo rapido a mi cama a pesar de que me costó llegar rápido a ella-

Abrieron suavemente mi puerta y cerré los ojos rápido, fingí estar durmiendo, no sabía bien de que estaban hablando pero me causaba cierto nerviosísmo.

-Es ella, mi hija (Tn) -susurró mi padre -

-De acuerdo, Señor, dígame cuando y me encargo -respondió mientras se retiraban cerrando la puerta de mi habitación-

10:15 a.m.

-(Tn), despierta, son las 10:15 -dijo mi madre mientras abría las cortinas de mi habitación- 

-¿Para qué? -la miré sentándome en la cama- no tengo ganas.

-Para que conozcas a un compañero de tu padre y porque en unas horas vendrá un doctor para revisar como sigue todo en tu cuerpo, Nena -me explicó tranquilamente-

-De acuerdo, ya me levanto.

Se fue de mi cuarto, separé ropa y me fui a duchar, tenía nervios, hambre y ahora mal humor, no quiero doctores, no quiero conocer a nadie, N A D A.  Bajé al comedor para desayunar, entrando a la cocina me di contra Harry y perdí el equilibrio debido al golpe contra su cuerpo.

-Perdón, fue mi error -me sujetó Harry evitando que cayera al suelo- ¿Qué haces sin tu silla de ruedas? -me cuestionó-

-Está bien, quítate, puedo sola -solté sus brazos- no quiero usarla, puedo caminar, sino camino dependeré de esa porquería por mas tiempo -agregué mirando su brazo-

-Tienes razón, si me necesitas me llamas -sonrió gentilmente y yo solo seguí mi camino a la mesa ignorándolo-

-¿Qué se le antoja comer, Señorita (tn)? -dijo la pelirroja que supongo era la cocinera-

-Algo dulce- sonreí leve y volví a mirar la mesa-

-Así será- susurró y comenzó la preparación de mi desayuno-

Mi día iba estupendamente horrible, detesto esperar, me molesta que me apuren y también que no me avisen las cosas hasta último momento. Luego de un rato sentí un delicioso aroma, la mujer pelirroja (aún desconocida para mí) me entregó un café con leche y alfajores de maicena.

Deuda MortalWhere stories live. Discover now