Siete noches han pasado ya desde aquel encuentro divino, provocado por un agricultor que había enfurecido a los dioses.
Andaba este por los campos, ahogado en botellas, profanando el nombre de su dios. Esparciendo el rumor de la falsa divinidad de Osiris como agua que cae de las nubes sobre el sembradío, los campesinos.
La duda se siembra como una semilla en suelo fértil dentro de las mentes campesinas.
-¿Pero cómo puede ser que Osiris, el Toro del Occidente, no sea un dios? -el pueblo se preguntaba.
Desmiente en respuesta el granjero que Osiris sea tan poderoso.
-No es más que una copia de Hades, él es el verdadero dios. Él reina el inframundo, pero visita también el mundo de los vivos.La duda florece, regando su fruto hasta el Hades, el mismísimo inframundo griego.
-¿Quién es entonces el verdadero Señor de los Muertos? -volvía a cuestionar el pueblo.
Hades y Osiris, movidos por la intriga de sus civilizaciones, se enfrentarían y llegarían a un acuerdo: Sería aquel que ocasionase el mayor número de muertes.
Osiris cesa el crecimiento del trigo y la cebada. La hambruna invade Egipto como una plaga, matando a sus habitantes.
Hades envía a sus aliados a traer espíritus al inframundo, aumentando las filas de muertos y el número de viajes del barquero y hacia el más allá.
El mundo era un caos estando bajo el ataque de dos poderosas deidades. Pronto, quedaría totalmente devastado.
Fue entonces que no tuve alternativa. Si un mortal había logrado tal caos, un mortal podría evitarlo.Acudí ante la presencia de los dioses y les hablé desde mi mortal pequeñez.
-Mis Señores, Príncipes de la Muerte, Soberanos del Más Allá.
Son sus manos las que nos toman y guían en nuestro viaje a la otra vida, y su juicio quien decide el destino de cada pequeño ser de este mundo.
¿No son acaso ustedes los que mantienen el equilibrio de la vida sobre la tierra?
¿Por qué entonces luchar entre ustedes, cuando siempre han compartido tan importante labor? Su enorme poder y
divinidad inalcanzable no tiene razón para ser cuestionada, pero si un mortal ha plantado tal duda, ¿puede un mortal acaso evitar esta guerra que ha de terminar con el mundo? ¿A dónde nos lleva esta discordia, sino a un final para su divino reinado?Siete noches han pasado desde que ambos dioses, en su inmensidad, juraron la paz y devolvieron cada vida injustamente arrebatada, prometiendo gobernar su lugar con inteligencia y justicia.
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Inter Deos
SpiritualMicrorrelato sobre mitología para el desafío de Diciembre Dinámico.