Un día el joven conejo salió muy temprano, amaneció con ganas de surfear, como era el paso habitual por la casa de su amigo el gato y el exclamo:
Es una bella mañana, deberíamos ir a la playa a jugar entre las olas.
Sonaba como un buen plan y así fueron los dos juegos en las suaves olas del mar, ambos fueron una sorpresa al ver que no eran tan suaves pero como no eran muy inteligentes ambos pensaron:
"A mayor tamaño mayor emoción"
Y así nuestros valientes y no muy inteligentes amigos se conocieron con sus juguetes a revolcarse en las olas, pero da la casualidad que el joven conejo era intrépido y valeroso, él y su amigo el gato competían a quién bajaba la ola más grande.
Todo era diversión y parecía que no iba a pasar nada malo, era otra mañana tranquila de diversión entre las olas pero no era así, oh sorpresa el joven conejo cayó desde una ola muy grande, le dio muchas vueltas la cabeza tanto así que su amigo el gato lo tuvo que sacar del agua.
Al comienzo parecía que todo estaba bien, era normal y tranquilo, en ese momento el joven conejo le dijo "¿disculpe buen gato, quien es usted?" Apareció una broma, pero de poco a poco el joven conejo fue olvidado cada uno de sus recuerdos .
El gato lo tomo como un desafío y le dijo al joven conejo:
Quédate aquí, yo regresare, espérame, yo te ayudare.
Entre sus calidades a falta de inteligencia se le dio por ser muy sabio, rápidamente emprendió carrera a buscar unas hojas que crecían en las raíces de una planta llamada Hoja del Rey.
Dije que las esas hojas tenía la posibilidad de curar el cuerpo y el alma, no decían nada de los recuerdos pero tenía que intentar algo para ayudar a su amigo que había dejado en la arena sentado.
Mientras grababa un largo camino que parecía interminable, recuerdos de su niñez venían a su mente, como sus primeros viajes juntos, sus primeros momentos de surf, lo que los llevos de ser simples conocidos a ser hermanos.
Después de horas de búsqueda, encontrado en un pantano claro y oscuro las hojas en las raíces, las tomo y regreso a toda prisa.
A su vuelta ya especificó las hojas pero no sabían que hacer, las miraron fijamente, y les dijo:
"Puede que si te las viene funciona"
El joven conejo ingenuo pero confiado se las metió en la boca y mastico, no sabían nada bien pero aun así se las comió.
Nada resultó funcionar, y mirando el mar comenzó a recordar.