Eran las seis de la mañana, estaba asomada en la ventana de mi habitación, observando como la luna se ocultaba, mientras el sol salía del Este. Contemplaba las hojas de los árboles situados en el jardín posterior, pensaba en todos los cambios que ha tenido el mundo con el jardín paso de los años, la tecnología está ganando terreno, cada vez es más común ver a los jóvenes frente a la pantalla de algún dispositivo tecnológico, y, yo no era la excepción...
En ocasiones me sentía en un laberinto sin encontrar la salida o en una prisión con la llave tan cerca y lejos a la vez. El día transcurrió con normalidad como cualquier otro, sin embargo, de pronto llegó a mí una extraña sensación, no sabía si me sentía vacía, melancólica o angustiada o todo combinado; observé a mi alrededor y comencé a caminar sin rumbo por toda la casa, mientras sentía como si no perteneciera al lugar en el que estoy, aunque, no era la primera vez que tenía este tipo de sensación, así que no le di importancia.
Al siguiente día en la escuela, escuchaba a los estudiantes platicar sobre sus planes para las vacaciones, todos esperaban con ansias el final del año escolar para despedirse por un tiempo de las tareas; Yo estaba esperando ese día para ya no tener que verme obligada a convivir con ellos por más tiempo.
Pasaron tres días, finalmente llegaron las vacaciones de verano; junto a mi familia viajamos a una inmensa y blanca casa rodeada por un jardín en Tongass - Alaska; tenía un gran balcón de cristal en el segundo piso y grandes ventanas qué ocupaban toda la pared en el frente, quedaba cerca de un bosque. Esa noche no lograba consiliario el sueño, así que salí al jardín y me senté al pie de un gran cedro, la noche era muy fría y oscura, lo único que iluminaba los alrededores era una gran luna de plata, de pronto, escuché que alguien gritó mi nombre.
—"¡NOZOMI!"
Me sobre salte y observé a mi alrededor buscando el origen del llamado, pero había nadie. Me dirigí devuelta a la casa, y volví a escuchar mi nombre.
—¡Nozomi!... ¡Nozomi! -Cada vez más rápido y constante
—¿Hay alguien allí? - Pregunté, intentando tener una voz firme, pero mi voz sonaba temblorosa. ¿Quién eres? — interrogue después, sin embargo, lo único que seguía escuchando era mi nombre.
Lo único que hice fue regresar a mi habitación haciendo caso omiso a dicha voz que apareció de forma tan misteriosa, lo curioso, es que por alguna extraña razón que no puedo explicar, sentía que conocía esa voz, me parece haberla escuchado antes, en algún lugar,
—¿pero... dónde?
***
En la mañana desayune pancakes cubiertos de jarabe de maple, con una taza de té de manzanilla y un pequeño tazón de frutas picadas cubiertas de leche condensado.
—Pronto será tu cumpleaños... ¿Quieres que prepare algo en especial? — dijo mi madre. Una mujer de treinta y ocho años de edad, una tez clara, delgada, cabello negro y ondulado, con ojos color café; amable, cariñosa, siempre alegre y capaz de convertir hasta la botella más vieja en una gran obra de arte, su nombre es Adela.
—¿Y, bien?
—¿Perdón? — pregunte distraídamente y ella murmuró una pequeña risa.
—¿Qué quieres para tu cumpleaños?
—Ah... Si... Mi cumpleaños... Aún no lo sé...
—¿Enserio?... De acuerdo, todavía tienes cuatro semanas para pensarlo... Pero, esta vez no me lo digas un día antes si vas a pedirme algo tan difícil de conseguir como el año pasado; dime con más anticipación... ¿De acuerdo?
—jajaja...— Emití una pequeña risa tímida —De acuerdo mamá.
Por la tarde, salí junto a mi familia a pescar en un río situado a 2 km de la casa, pescamos grandes peces blancos, muchos salmones salvajes y uno que otros fletan, después, mis padres y hermanos jugaron a las escondidas, y yo, por otro lado, practicaba arquería.
Llegada las cinco de la tarde retornamos a la morada, ya estaba oscureciendo y pronto el lugar quedo cubierto por las oscuras mantas de la noche, se podían ver una infinidad de estrellas rodeando a la blanca y radiante luna llena. Mis padres bajaban todos los artilugios que usamos en el río, mis hermanos corrían por los alrededores recordando todas y cada una de las actividades realizadas, es realmente notorio que les fascina este lugar. Mientras guardaba mi flecha y limpiaba mi arco, volví a oír esa voz, esta vez logré escucharla mejor, proviene del bosque, con un tono dulce, parece estar sufriendo, también cansada, pero, aún no sabía el punto exacto de su origen, todo me parecía una especie de dajaboo.
***
Me encuentro en un lugar oscuro; escucho gotas de agua caer; comienzo a caminar sin rumbo; camino, y, camino; de pronto, veo algo a lo lejos; es algo brillante; mientras más me acerco, la temperatura es cada vez más baja; comienzo a escuchar mi nombre; acelero mi paso hasta el punto de comenzar a corres; debajo de mí solo hay agua; la voz continúa, cada vez más alta, se oye desesperada; cada vez me acerco más al objeto brillante; finalmente llego; es una gran pared de hielo; veo reflejado mi alrededor, es una cueva oscura con pequeños riachuelos, en el techo de la cueva hay muchas estalactitas por las que se condensan las gotas de agua; pero yo no me reflejo. Escucho por última esa voz gritar mi nombre...—¡NOZOMI! ...— Y termina con un suspiro desgastado y susurrante —ayuda...
***
Me despierto de golpe y me incorporo en mi cama, siento a media noche, todo fue un sueño; sin embargo, esa voz no parece ser un sueño, después de todo, aún la escucho
—¡NOZOMI!... Ayúdame... Vuelve...— suena agitada; cansada; y desesperada.
Observo por la ventana, pero, no hay nadie, lo único que veo son las hojas de los árboles ser movidas por el viento. Decidí cambiarme y salir a investigar el origen de esa voz; pero no encontré nada, —¿estaré cayendo en la demencia? —, luego me detuve a observar el bosque y comencé a acercarme, pude escuchar algo más... Escuché -vuelve...
"¿vuelve?, ¿a qué se refiere con, vuelve?, ¿volver a dónde?", pensé. No sé a qué se refería, pero, por alguna razón que no logro explicar, me adentré en el bosque, el ambiente se comenzó a tornar más frío y tenso, sentía un escalofrío recorrer todo mi ser, sin embargo, me sentía cómoda, pero cuando iba a continuar caminando, me pareció escuchar a alguien decir:
—¡No continúes!... La historia puede ser más peligrosa de lo que crees...—esta vez, era una voz sombría y hasta cierto punto amenazante y burlona.
Miré a mi alrededor, pero, no había nadie, así que opté por continuar.
No estoy segura cuanto tiempo estuve caminando, mucho menos cuán lejos estoy de casa, lo único de lo que estoy consciente es que me encuentro muy lejos, puesto que una vez habiendo entrado al bosque, simplemente comencé a caminar sin rumbo.
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Nozomi
RandomLas vacaciones finalmente llegan y Nozomi solo piensa en el tan apreciado descanso de las clases, las tareas y de sus compañeros (cuando no los ve), que espera con ansias cada año. Sin embargo, no todo va a ser tan tranquilo como esperaba.