Toda mariposa vive un proceso, vive una transformación; deja de ser una simple oruga para convertirse en un capullo y también deja de ser un capullo para convertirse en una bella mariposa.
La metamorfosis no solo existe en las mariposas, también ex...
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La suave brisa choco en mi rostro, el otoño recién había llegado, mi cabello se mecía al son de las hojas de los arboles, mientras mi primer amor yacía parado frente a mi, el cual me miraba con total indiferencia, causando en mi un sin fin de cosas, entre ellas: tristeza, dolor, conmoción y decepción.
— Apolo — susurre — por favor no lo hagas — apreté mis labios con fuerza — yo.. aun te amo — le exprese, con una mano en el corazón y la otra esperando que la tomara.
Comenzó a negar repetidas veces con su cabeza y ejerciendo fuerza en sus puños los cuales mostraban sus nudillos y a su vez se tornaban blancos.
— No, Afrodita — pauso un segundo lo cual para mi fue eterno — esta vez yo, ya no — sus ojos me miraron — espero que encuentres a alguien que te ame — corto en un susurro.
Mi corazón se apretó mientras mis ojos se llenaron de lagrimas, un nudo en mi garganta no me permitía respirar bien, mis cinco sentidos se nublaron de golpe, mientras escuchaba el sonido de mi corazón estallar en miles de pedazos. ¿Qué hice mal? ¿Tan rápido dejo de amarme? ¿Por que ella? Creo es obvia la respuesta, quien quisiera estar conmigo, no soy bonita, ni tengo el mejor cuerpo y tampoco tengo la sonrisa mas bonita, en cambio ella es todo lo contrario a mi.
— Es.. esta bien — tartamudee para evitar el sollozo que se aproximaba — que seas muy feliz —le dije mientras mas lagrimas caían por mis mejillas.
Me di media vuelta y camine hacia la puerta de mi casa, dejando todo atrás. Fue un camino largo a mi parecer, mi corazón seguía palpitando de una manera dolorosa, mientras mas lagrimas caían sin cesar, una vez que estuve dentro de casa corrí lo mas rápido para llegar a mi habitación, me deje caer sobre mi cama y abrace con fuerzas mi pequeño oso, ahogando sobre el mis llantos, los cuales retumbaban en mi cabeza, no me había sentido a si de vulnerable desde mi niñez, sentía que el mundo se me venia encima, sentía que moriría y odie tanto tener el corazón roto.
Lo que no sabia es que no seria la única vez que me romperían, no seria la única vez que alguien me cambiaria por otro persona, ni tampoco seria la única vez que me sentiría así de vulnerable.
