Único

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Jeongin estaba extremadamente nervioso esa tarde, en sus clases de ese día, no pudo poner ni una pizca de atención a sus profesores.

¿Cómo hacerlo si su mamá, profesora de química avanzada, le dijo que la tenía que acompañar al trabajo?

Oh, Si a Jeongin le sudaban las manos sólo con pasar a exponer frente a su clase, ir hasta un salón desconocido y dejar que los estudiantes te observen, ¿Cómo debería ser eso?

Cuando su última clase acabó y el característico sonido irritante del timbre se escuchó, Jeongin tomó sus cosas perezosamente y se encaminó hasta donde el coche blanco estaba estacionado; Dentro de él, su madre saludándolo con entusiasmo.

—¿Listo para irnos? —Sun hee encendió el motor y palpó el volante con energía. La sonrisa no se borraba de su brillante rostro.

—Oh, sí, madre, no sabes cuanto —Contestó con sarcasmo mientras fingía ver cosas interesantes en su teléfono.

—¡Vamos, hijo! ¡Será divertido! mis alumnos son muy buenos chicos.

—Eso espero —respondió mientras cerraba los ojos y esperaba que su destino llegara a él.

La universidad donde su madre aplica sus clases es muy extenso, podrías perderte muy fácilmente en él. Contando los múltiples salones, áreas de juego, de comida, baños y ¡oh, espera!, ¿Acaso eso es una piscina?

Jeongin siguió los pasos de Sun hee hasta dar con una de las aulas de arriba.

Desde afuera pudo escuchar la gran bulla de voces y sólo bastó con que su mamá empujara la puerta para que tragase saliva pesadamente y desear que los chicos ahí adentro lo consideren invisible o uno más del resto. La primera opción sonaba mejor.

—¡Buenos días! ¿Disfrutaron su domingo? ¿Mucha tarea? —Jeongin admiraba la tranquilidad y el entusiasmo con que su mamá se comunicaba con sus alumnos.

Se escucharon diferentes respuestas, desde un "Me fue excelente el domingo!" Hasta un "Las tareas no me dejaron dormir"

—Bien —Sun hee se paró frente a la clase —Como verán, mi hijo me viene acompañando el día de hoy, sus clases acaban de terminar y espero que no les moleste. —volteó a ver al menor, quien se había quedado en la entrada del aula —Pasa, Jeongin, puedes sentarte en las bancas de atrás.

El rubio asintió poco confiado y se encaminó hasta el lugar dicho. Pudo sentir las miradas sobre él, le incomodaba mucho.

Luego de un rato de estar observando a su mamá hacer su trabajo, sentía como algunos alumnos giraban para verle. Su plan de pasar desapercibido estaba siendo arruinado.

Notó como un peculiar chico de cabello negro se giraba cuando él también lo hacía. Conectaron miradas y en eso, el chico le articula con los labios algo que él no logra entender.

—Bien, les he preparado unas diapositivas para explicarles el proyecto de este semestre, ¡Jeongin! ¿Trajiste la laptop contigo, no?

Jeongin desvió la mirada del chico y prestó atención a su madre —Oh, sí —susurró y llevó el objeto hasta el escritorio.

Estaba a punto de regresar su mirada a donde anteriormente la tenía cuando escuchó a su alrededor risitas y uno que otro murmullo.

Confuso, miró hasta el frente y oh, supo que tenía que hablar con su madre más tarde.

Desde el proyector, se miraba como el fondo de pantalla de la laptop, era una foto de él cuando era bebé, y no una foto cualquiera, sino, una donde lo bañaban y sus partes más privadas estaban cubiertas solo con una humilde toalla de Bob Esponja. ¿Algo peor? sí, los chicos que ni siquiera conoce observan la foto que claramente le dijo a su madre que la quitase un día antes.

Sus mejillas se encienden fuertemente y se apoya en la mesa-banco, refugiándose entre sus brazos.

—¡Que lindo! —chilló una de las chicas ubicadas hasta el otro extremo del salón.

—¡Basta ya! ¿No ven que el hijo de la profesora es muy tímido? ¡No lo avergüencen más!

Siguieron otros comentarios dirigidos a su persona de la edad de 3 añitos, quería enterrarse vivo, esconderse, desapare-

—¡Oye, bonito! ¡Me buscas en Facebook como Hwang Hyunjin! —gritó un chico en medio de todo el escándalo, aunque pudo escucharse perfectamente.

Jeongin levantó rápidamente la cabeza para buscar al dueño de esa vibrante voz y cuando lo encontró, no pudo evitar sonrojarse de nuevo.

Era aquel apuesto chico azabache, que justo en ese momento se atrevía a guiñarle un ojo y sonreírle de esa manera tan.. tan ¡provocadora!

—Hyunjin, siempre siendo tan inoportuno —Negó riendo Sun hee mientras recuperaba la atención de sus alumnos.

Jeongin extrañamente sonrió y cuando se disponía a sacar su celular para entretenerse con algún juego, una bola de papel se estrelló contra su pupitre.

Frunció el ceño mirando a sus lados en busca de su emisor, pero todos parecían ponerle absolutamente toda la atención a la clase de su madre.

Desenvolvió el papel y sonrió avergonzado cuando leyó el pequeño mensaje escrito en él.

"¡Lindo!, era en serio lo de buscarme en Facebook, no lo olvides, estoy como Hwang Hyunjin. Estaré esperando tu mensaje!"

Miró en dirección al chico pelinegro y notó como éste lo miraba de regreso. Contestándole a su pregunta, asintió ligeramente y una gran sonrisa surgió de los labios del mayor.

Faltaban cinco minutos para que la clase de química terminara y Hyunjin sólo regresó a la realidad cuando miró a sus compañeros recoger sus cosas y guardarlas en sus respectivas mochilas.

¿Tanto tiempo le había robado el estarse coqueteando con la mirada con el chico bonito?

Esos ojos tan expresivos, su cabello brillante, sus labios tan apetecibles eran una distracción. Una muy bonita distracción.

Se puso un tanto triste al no poder hablar con él, pero se conformaba con que se haya despedido agitando una mano hacia su dirección y solo para él.

—Hyunjin es uno de mis mejores estudiantes —comentó Sun hee una vez fuera de los edificios de la universidad.

—Mmm —Jeongin fingió desinterés.

Sun hee suspiró y miró hacia donde su coche yacía estacionado. —¿Te digo algo casual?

Jeongin asintió mientras entraba a su aplicación de facebook, dispuesto a buscar a aquel chico guapo.

—Una vez, estaba por repartir trabajos cuando me llamaron desde la dirección para decirme que las calificaciones del examen ya estaban listas. Hyunjin quedó como el más alto de sus compañeros y yo quise recompensarlo.

—¿Recompensarlo? —El rubio despegó la vista de las fotos de Hyunjin una vez que encontró su perfil.

—Sí, ¿sabes? él se esfuerza mucho y yo como buena maestra que soy, tenía que hacer algo por él —encendió el coche cuando ambos estuvieron adentro.

—¿Cómo lo vas a premiar? —preguntó inocentemente el menor.

—Oh, hijo mío, ya lo hecho. —antes de que el rubio dijera algo, continuó —Hace poco, Hyunjin vio mi fondo de pantalla donde estás tú y.. me dijo que eras muy lindo, a lo que yo interpreté como "tengo muchas ganas de conocer a su hijo, profesora, por favor, permítame hacerlo." ¿y sabes qué? ¡Lo hizo!. Ahora, no quiero preguntas, sólo vayamos a comer.

Jeongin quedó boquiabierto por tanta información, ¿Todo fue parte de un plan de su madre? Suspiró algo orgulloso.

Ah, su madre siempre tan oportuna.

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