No es la misma librería en la cual trabajé casi toda mi vida, pero algo era algo, al menos aquí importaba más los libros que la gente.
Vender todo eso sería una pesadilla.
Mi atención hacia mis pensamientos fue interrumpida por un joven pálido de baja estatura.
—¡Disculpa! ¿Sabes si este libro es vegano?—
¿Eso era una mala broma?
—¿Qué? ¿Si el libro es vegano?—
—Oh, ya sé, eres nuevo ¿Cierto? Tu delantal se ve muy nuevo—
¿Acaso todos en los Ángeles se creían dueños del mundo?
—Hoy es el día del autor vegano así que... Por favor, arregla esto—
Ni siquiera me dejó responderle que me dejó con la palabra en la boca, yéndose como si fuera el jodido rey de los Angeles, dejándome en mis manos su bebida la cual estaba tomando segundos antes.
—¿Esa cosa es?—
Pregunté a otro de los empleados, queriendo saber quién era.
—Es Yoongi, es hijo de los dueños, ahora estuvo tranquilo, pero si vuelve y todo sigue igual, tendrás un gran problema, enloquecerá—Suspiré mientras lo veía hablar con otros empleados, seguramente reclamándoles de cosas estúpidas—Oye, hazme un favor y cuida la caja registradora en lo que vuelvo—
Asentí en silencio, yendo a esta y ahí, para mí mala o buena suerte, allí estabas.
Jungkook
Traté de ignorarte, traté de no mirarte, traté de no hablarte, estoy tratando de estar tranquilo.
—Así que, el huracán Yoongi ¿Cierto?—
Preguntaste con una sonrisa divertida mientras acomodabas aquellos cupcakes en platos sobre el mostrador en el que yo estaba.
Jodida mierda.
—Sí, eso creo...—
—No te preocupes, nunca suele despedir a nadie... Solo, ¿Haz visto a esas personas que se creen protagonistas de su propia película? Bueno, la suya es de un genio incomprendido que trabaja con idiotas—
Veo como ríes suavemente y carajo, era la risa más hermosa que pude haber escuchado en mi vida.
—Así que es una de esas personas, wow—
Respondí, tratando de que el sarcasmo no fuese notorio en mi voz.
Más, toda mi atención fue hacia tí, como me mirabas con suma atención ¿Buscando? O viendo algo.
—¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?—
Llevé mi mano hacía mí rostro algo preocupado sobre tener algo, pero negaste con la cabeza.
¿Entonces?
—Trataba de decifrar cuál es tu película—
Volviste a mirarme con detenimiento, observando cada detalle de mi rostro, haciendo contacto visual por unos cortos segundos que parecieron horas, haciéndome entrar en un pequeño pánico, sintiendo como los nervios comenzaban a aparecer en mi cuerpo.
—Ehm... ¿Que tal la del chico que mete en problemas al otro chico por hablar en el trabajo?—
Respondí con simpleza, desviando mi mirada, tratando de cortar la conversación; ni siquiera te dí tiempo a hablar, solamente me fuí, caminando hacia la bodega.
