Quédate a mi lado

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Las gotas de lluvia mojaban el asfalto frío mientras los autos pasaban y salpicaban pequeñas gotas sobre la acera mojando a uno que otro transeúnte. Las notas musicales envolvían los sentidos del pelinegro, danzando por su cuerpo. Ojos cerrados sintiendo, vibrando y gozando ante las melodías causadas por sus largos y delgados dedos. El piano obedecía cada una de sus órdenes y Yoongi ordenaba a su antojo.

El salón estaba ocupado solo por la presencia del imponente chico quien trataba de exteriorizar sus emociones al ritmo de la música. No era necesario una partitura, sus manos eran magia y las notas musicales se convertían en hechizos para él. Su mente divaga al compás de los movimientos de sus dedos, dejarlo ir no era una opción y que se vaya era un hecho que él podría cambiar si se lo proponía.

Seokjin le había dado miles de oportunidades. Habida disculpado sus faltas de interés, sus malos tratos e incluso una infidelidad en la que Yoongi alegaba inocencia, pero los hechos delataban todo lo contrario. El mayor había indicado que si la situación no mejoraba en los siguientes meses, cada uno tomaría un rumbo distinto.

El tiempo había acabado y Seokjin había conseguido un empleo como profesor de coreano en Italia, lo que conllevaba a que viviera en el país europeo. Yoongi no podía creer que realmente estaba sucediendo. La separación era inminente. Yoongi reconocía que no había sido el mejor novio, que no había tratado de la mejor manera a Seokjin, que su falta de interés se debía a su estresante trabajo como productor musical y el tiempo era limitado, más no reconocía el suceso que conllevó a la separación. La infidelidad.

Yoongi había bebido aquella noche más de lo usual, no había comido nada en todo el día y el alcohol se había apoderado de él dejándolo inconsciente. Lo único que recordaba era a Jimin durmiendo a su lado en un sillón del departamento que compartía con Seokjin, y a su novio gritando, llorando y golpeándolo por el malentendido. Jimin era un compañero de trabajo, nada más, no era una mala persona. Solo accedió a beber con la persona equivocada y –para su mala suerte- esa persona tenía un novio inseguro.

Tal vez lo mejor para ambos era darse un tiempo, luego podría tomar un vuelo a Italia y recuperar lo que tenía con Seokjin o eso creía. ¿Y si Seokjin conocía a otra persona? ¿Seokjin lo odiaba? ¿Querría darle otra oportunidad? No lo sabía con certeza. Lo que si sabía era que estaba locamente enamorado y podría dar su vida por la felicidad de Seokjin. Quizá eso es lo que –su ahora exnovio- necesitaba. Estar alejado de Yoongi para poder ser feliz.

Pensar en eso dolía.

Yoongi dejo de tocar y sacudió su brillante cabellera negra en busca de regresar al presente. El vuelo de Seokjin salía en treinta minutos y la indecisión lo carcomía. Debatía internamente entre ir al aeropuerto o dejar que Seokjin fuera feliz, olvidándose de él. Caminaba rápidamente por el pasillo de la empresa como si estuviera apurado para ir a alguna parte, pero en el fondo de su corazón sabía que no era lo más saludable para ambos seguir juntos.

Llego a la cafetería y saludó a varios compañeros. Lo miraban con un atisbo de tristeza y Yoongi odiaba esa sensación. El dolor era solamente suyo, no necesitaba de palabras confortantes ni de ojos cargados de "lo siento". Llegó hasta el mostrador en donde Nayeong sonreía muy amablemente.

— ¿Lo mismo de siempre, Min-ssi?

— Sabes que no me gusta que me llamen por mi apellido, pero si, un Americano por favor.

— ¡Servido! — inquirió estirándome el vaso con la bebida caliente— ¿Pudiste hablar con él?

— No, él no contesta mis llamadas.

— Debes buscarlo, Min. El amor de tu vida se está escapando como arena en tus manos. Por favor haz algo.

— Lo intento Nayeong, pero tal vez lo mejor para nosotros sea...Tal vez es lo mejor para él.

QUÉDATE A MI LADO (OS) KSJ-MYGWhere stories live. Discover now