París ya no es la ciudad del amor

1.5K 50 9
                                    

1. El golpe

Las semanas siguen pasando sin recibir noticias de España. Amelia espera con ansias la llegada del día siguiente porque representa una nueva oportunidad: todavía mantiene la esperanza de recibir una respuesta a la carta que le envió a Luisita hace ya casi un mes. Fue duro escribirla, pero le resulta más duro aún no saber nada de ella y no poder hacer nada por cambiar las cosas. Cada día se inventa una justificación nueva: el correo postal es muy lento, la carta ha podido extraviarse, los padres de Luisita han preferido no entregársela para evitarle sufrimiento... Todo menos admitir que ha decidido no responderle.

Todos los días se repite el mismo patrón: se levanta con ganas, se prepara para ir a los ensayos, se olvida de todo mientras está en el teatro, charla con sus amigos de la compañía y a veces hasta come con ellos. Y al llegar a casa: angustia. Cuando tiene el día libre, aprovecha para conocer la ciudad. Los días de actuación todo es más frenético, tanto que no le da tiempo de pararse a pensar ni un solo segundo. Son sus días favoritos. Las cosas le van muy bien. Por fin ha llegado el momento en el que recibe su recompensa por todos estos años de trabajo y dedicación. Bueno, es necesario concretar algo: las cosas le van muy bien, excepto cuando la jornada llega a su fin y tiene que volver a casa, ese pequeño piso en París que solía compartir con Luisita. No hay día en el que no se acuerde de aquellas primeras semanas en su nuevo hogar: una ciudad por descubrir, la ilusión de una vida compartida y la certeza de que nada podía salirles mal porque estaban juntas. Pero sí que podía salir mal. Y así fue.

Ese día Amelia no tiene ensayos ni actuación, así que está en el sofá de casa leyendo la prensa española mientras desayuna. Hay días en los que logra sortear los pensamientos que le atormentan si mantiene la mente ocupada. Siempre intenta mantenerse informada de lo que ocurre en España, aunque no todos los días puede hacerse con la prensa. Va pasando las páginas, sin prestar demasiada atención a nada en concreto, pero asimilando toda la información posible de pasada. Cuando llega a la última página del periódico, ve lo que le hará sentir una presión incómoda en el pecho: un anuncio de una conocida marca de bebidas con un mensaje en el centro que llama especialmente su atención. El mensaje dice: "Y tú, ¿con quién estás deseando reunirte esta Navidad?".

Amelia suelta el periódico corriendo en el sofá mientras se le escapan un par de lágrimas. Sin querer, vuelven a acumularse los recuerdos en su cabeza, en ese lugar de la mente que intenta mantener cerrado a cal y canto la mayoría del tiempo. Su primera reacción es llorar. Lleva semanas sin llorar así, como lloraba al principio de abandonar Madrid. Ese mensaje le ha removido todo. Pasa unos minutos en el sofá con los brazos rodeando sus piernas y la frente apoyada en las rodillas, hasta que se le ocurre algo que al principio considera muy loco pero que va adquiriendo fuerza a medida que pasan los minutos: va a reunirse con los Gómez esta Navidad.

2. Las dudas

En el tren de camino a Madrid, Amelia está a punto de bajarse en cualquier estación para tomar el tren de vuelta a París hasta en seis ocasiones. Las dudas le asaltan. No sabe si está haciendo bien o mal, solo se ha dejado llevar por un impulso. No le preocupa el espectáculo, ya que durante las vacaciones de Navidad hay sustitutos que se quedan a cargo de todo. Lo que le preocupa es Luisita. Nunca le respondió a la carta, y no sabe cómo va a reaccionar al verla en Madrid. ¿Habrá conocido ya a alguien? ¿La odiará por haberla dejado allí sola? ¿Se pensará que Amelia la ha olvidado y sigue con su vida como si nada? No sabe lo que va a encontrarse, incluso está preocupada por los Gómez. Luisita es el ojito derecho de Marcelino y sabe que le dolió muchísimo su ruptura y el sufrimiento de su hija.

Pero todas las veces que ha sentido el impulso de bajarse del tren, le ha venido a la cabeza el mismo pensamiento: no puede seguir haciendo su vida sin saber qué es de Luisita, cómo se siente y si está bien. Se queda conforme con esa idea y es lo que le da las fuerzas que necesita para continuar con el viaje hasta llegar al portal de los Gómez, subir las escaleras, situarse frente a la puerta durante dos minutos para tomar un poco de aire y pulsar el timbre.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Jan 09, 2020 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

París ya no es la ciudad del amorWhere stories live. Discover now