Estábamos en un aprieto corazón.
Estábamos desarmados.
Mi niñez acabada en tus fauces,
La confusión con tus palabras,
Como cuna.
Devoraste ausentemente cada gota de mi humanidad.
Des hiciste mi cordura en pedacitos.
Por momentos me devolviste la entereza, para dejarte destrozado.
Y tus piernas no eran mas que una red, para mi sed temprana,
Y tus palabras carnívoras rebotaban alegremente,
En mis sueños nocturnos,
De pieles, con pieles, con pieles.
Bebiste mi masculinidad,
En un galope nefasto corazón.
Asesinaste sin peros, cada segundo de mis días restantes.
Salaste miles de gotas para que colgaran de mis ojos.
Con la poca sutilidad que envuelve tu postura:
"Sin riesgos es como me gusta".
Empezaste a amoldarme al dolor,
En tu mundo egoísta,
Quieres que todos sufran lo que tu.
Quieres que aprenda con tus rasguños, que nadie, por mas que duela.
Va a valorar el olor de la hierba en mi pecho.
ESTÁS LEYENDO
Pensamientos de un alma que pena.
SpiritualEn el se plasma los pensamientos de un alma errante que vive con la soledad a cada momento de su corta vida