Se trata de una novela basada en hechos reales, que transforma su raíz histórica con matices románticos, en una gran aventura, culminando el atractivo de su narrativa y desplegando en su contenido la vida y leyenda de su personaje
principal, Almuta...
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CAPITULO XII ---------------------- LA APARICIÓN
Una semana más tarde.....
El príncipe al-mutamid tras varios dias encerrado en los calabozos por desacato e intento de asesinato contra su padre, abrió sus ojos despues de dormir otro dia más recostado en el frío suelo de la mazmorra.
Su cuerpo desnutrido desafiaba a la muerte, pues el rey no tuvo ningún gesto de piedad ni buena voluntad para con su vástago.
El mero hecho de alimentar a su hijo y a su maltrecha figura, sería tomado por sus más allegados, como una debilidad por su parte, y eso el monarca no podía permitirlo.
De todas maneras era algo que estaba a años luz de su pensamiento, ya que era duro y frío como una columna de mármol.
Todos debían saber quién era la autoridad absoluta en la taifa, y por lo tanto no daría ni un solo paso atras en sus intenciones de dar un severo escarmiento, aunque se tratase de su propia sangre.
Y es que solamente desde la obcecación de una persona, pueden mantenerse criterios periclitados.
Así que todo siguió su voluntad, según los mandamientos de quien solo conocía la tortura y la maldad como recurso.
Estuvo varios días, solo a pan y agua.
El castigo impuesto a cobrar por el rey en la piel Al-mutaidit, sería lo bastante duro como para temer por la vida del propio príncipe, pero al menos no moriría decapitado.
Su madre la Reina, intercedió en su nombre, siguiendo los atgorismos pertinentes para poder acceder hasta su primogénito y así cual calculo resuelto con paciencia, pudo cambiar de manera exógena, el despiadado pensamiento del rey para que no impusiera la pena de muerte contra su hijo.
El pobre príncipe presentaba una malnutrición que le debilitaba por días.
Cuando abría los ojos quedaba desorientado durante unos minutos sin saber dónde se encontraba.
En un intento de ponerse en pie, sus fuerzas le fallaron y cayó de nuevo en el maloliente e improvisado camastro.
En la oscuridad de la mazmorra perdía la noción del tiempo, no sabía si era de día, o por el contrario todavía sería de noche.
El recuerdo de su amada le venia a su mente y eso le hacía recobrar algo de fuerzas e ilusión para intentar poder luchar contra la adversidad.
Retener su recuerdo en la memoria, suponía para él como encontrar un trozo de madera donde agarrarse en medio del oceano.
En el silencio de su habitaculo escuchó de pronto una voz, que no supo distinguir de dónde provenía.
Quedó esperando en el letargo del momento, para intentar de nuevo escuchar con mayor claridad, pero era una voz demasiado lejana.
