En las calles de una lujuriosa ciudad se encontraba dentro de una maltratada caja de cartón una pequeña gata anaranjada. Esta gata deseaba profundamente que un día o una noche un humano la adoptara y la llevara a una gran casa con los mejores tratos y comodidades.
Los días y las noches pasaron muy lentos para esta dulce minina que no veía la esperanza de que su anhelo se cumpliera.
Una fría noche un joven caminaba cabizbajo por aquella calle donde se encuentra la caja de cartón. La minina no alzó su cabeza para observarlo, estaba acostumbrada a que cada persona que cruzara por esa calle no le preste el más minúsculo ápice de su atención, pero esta vez fue diferente.
El joven se detuvo frente a la caja donde yacía la gatita, inclinó su cabeza para observar qué cosa había dentro, entonces sus ojos se divisaron en una pequeña gata anaranjada. - ¡Qué bello gatito! -, dijo el joven, y este sin vacilar ni un momento levantó la caja, acarició la peluda cabeza y se dispuso a caminar en dirección a su departamento. ¿Acaso era un sueño? La gata no podría creer lo que en ese preciso instante estaba sucediéndole, se estaba dirigiendo la casa de un humano, su endeble esperanza se robusteció. POR FIN SU MÁS PRECIADO SUEÑO SE HACÍA REALIDAD.
Una vez llegó al departamento, el joven colocó la caja en una esquina, se sentó en el piso, levantó la gatita de la caja de cartón, le observó la zona de las patas traseras y la colocó en el suelo de madera. —Explora tu nuevo hogar mientras yo te traigo algo de comer, debes estar hambrienta — dijo el joven.
La gata estaba muy emocionada, sus patas nunca habían sentido la textura lisa de la madera, lo único que habían percibido era la dura caja de cartón y la aspereza del cemento de la calle. Ella, como buena huésped perenne, se dispuso a explorar el departamento de su amo por completo; no era muy grande, pero sí era calientito, tenía un estilo sobrio, tenía un sofá, un televisor, unos estantes repletos de libros, una cocina, un dormitorio y un baño. Pasaron unos tres minutos cuando el joven entró a la sala de estar, la gata inmediatamente se acercó a los pies del joven. —Espero que te guste— dijo el joven mientras depositaba con su mano derecha un plato atestado de atún y con la izquierda, una taza llena de leche tibia. La gatita, que hace dos días no había comido, comenzó a engullir el pequeño festín que había preparado su amo. —Debes estar algo cansada también— evaluó el joven y fue con paso gallardo hacia su dormitorio, sacó un suéter azul, lo dobló con esmero y lo colocó en una esquina de la sala. La gata ni bien hizo desaparecer todo el atún y la leche, fue directo al suéter azul, lo mulló unos segundos y se recostó elegantemente. —Este será tu cama hasta que consigas algo de dinero, bueno, será mejor que te deje descansar, te veo en la mañana— exclamó el joven. El sueño se apoderó de nuestra querida minina, los focos se apagaron y la oscuridad invadió todo el departamento.
Los días pasaron, así como los meses, y la relación entre el joven y gata se fortalecía, el amor entre ellos se hizo cada vez más fascinante, sin duda ambos se sentían muy contentos; el joven estaba feliz de tener a la gata como mascota y la gata estaba alegre de tener al joven como amo. Pero un día todo comenzó a cambiar, el joven ya no venía a la hora habitual, sino se tardaba dos horas más, incluso había noches en las que ni siquiera venía a dormir, y no solo eso, también se olvidaba de alimentar a la gata y de limpiar la caja de arena por estar en el teléfono celular haciendo quién sabe qué, cosas de humano quizás. Estas actividades desacostumbradas empezaron a despertar fastidio, intriga y curiosidad en la gata. La dulce minina se la pasaba horas y horas cavilando sobre qué podría estar provocando esos comportamientos extraños,
Una noche su amo llegó al departamento más temprano de lo normal. ¿Acaso se había acordado de que debía alimentar a su gata ?, cuando la minina escuchó el sonido de las bisagras fue muy contenta desde la cocina hacia la sala, entonces vio al joven, pero en esta ocasión no vino solo, una joven hizo su apareció detrás del amo. Entonces la gata escuchó decir:
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La gata
Short StoryUn cuento muy corto y sencillo que narra la historia de una gata callejera cuyo mayor deseo es ser adoptada por un humano.