1 # DAY

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y como otro día en el que sale el sol, el rubio de apellido han, de nuevo, estaba pateando a su compañero detrás de la escuela.
de sus labios solo salía una risa maniática mientras veía el delgado e indefenso cuerpo de lee con tierra y tirado en el suelo, el sentimiento de sentirse superior a alguien lo estaba llevando a la locura.

minho ya no quería que esto continúe, estaba harto, realmente harto. cada día de los que iba a su escuela, se encontraba de una u otra forma siendo violentado por este chico de cabellos rubios. su mente divagó en qué clase de absurdo crimen cometió en la vida pasada para merecer lo que le ocurría en la vida actual.

"seguramente torturé a alguien o maté a cientos de personas..." era el único pensamiento que tenía en mente. bueno, no es que realmente creyera en las vidas pasadas, pero esto no tenía otra explicación posible. de todos modos, ya no aguantaba ni un segundo más de esto. entonces, por primera vez en meses, se encontró a sí mismo pensando en una solución.

si quería ponerle fin a este horrendo pesar diario, lo que tenía que hacer era tomar acciones.
se levantó, seguro de lo que iba a hacer y dejó que su cuerpo dictado por su mente tomara el control.

se levantó del suelo, se sacudió la tierra y con ágiles pasos se acercó a jisung. le dio un beso rápido, apenas un roce, para luego separarse y observar al idiota este, que parecía golpeado por un balde de agua fría.

- ¿qué demonios? ¡maricón de mierda!
jisung empieza a limpiarse los labios, viendo como estaban manchados con la sangre de minho -lo cual era por supuesto culpa suya, por golpearle- y puso una expresión de asco.

lee sonríe apenas, con las últimas fuerzas de su cuerpo. sabía que se veía lamentable parado ahí, con tierra, moretones y un corte en el labio; pero estaba feliz, feliz porque a pesar de que no le dio un golpe físico, le dio uno en el ego.

- ¿sabes? estoy... realmente harto de que me golpees todos los días, no soy una marioneta a la que puedas tironear cuando quieras, jisung. conoce tus límites y no vengas a joderme la vida porque no te crecieron pelos en las pelotas.

un nuevo tono de interés pareció brillar en los ojos del insultado, pero entonces solo volvieron al marrón oscuro de siempre y su boca se torció para soltar una risa enfermiza. cuando alzó el puño, dispuesto a golpearlo de nuevo, minho huyó, corriendo tan rápido como le permitieron sus adoloridas piernas.

ya lejos de jisung, y seguro de que no le había seguido, caminó solo por los vacíos pasillos de la escuela, sin un rumbo fijo, aunque sus pies le dirigían inconscientemente a la sala de baile.
cuando se da cuenta de esto, ya está delante de la puerta, y no le queda de otra que concordar con su mente diciéndole que bailar podría ayudarle a reducir el estrés que le ocasionó el incidente de recién.
el pelinegro abre lentamente la puerta y la cierra tras de sí, aún algo nervioso de que jisung pudiese seguirlo. una vez adentro, y con un poco de cojeo, se acerca al reproductor de música de la sala y conecta su celular.
empieza a estirar su cuerpo, haciendo calentamientos, una sonrisa se plasma en su rostro al pensar que está obligando a su cuerpo a moverse cuando este obviamente quiere dormir por diez años. la canción que comienza a oírse por los parlantes fue compuesta por su mejor amigo, chris.
el ritmo es una mezcla de electrónica con jazz, una melodía bastante agradable para sus oídos.
camina hasta el centro de la sala, confiado ya que no hay nadie ahí, está solo y puede moverse como le guste. su cuerpo parece viajar de la mano con el ritmo, calculando sus movimientos en algunas partes, en otras solo dejándose fluir.
se mueve por el espacio, con un sentimiento grande de libertad en su pecho. sus lentes estaban al lado de su maleta, en el suelo, se los había quitado por simple comodidad, pero ahora no veía muy bien; de todos modos, era lo suficiente como para saber lo que estaba haciendo.
también estaba grabando todo, por supuesto. si la coreografía era buena, hasta podría mostrársela a chris, en un intento de que el famoso chico lo recomiende a las grandes empresas de baile.

no tan cliché @ hanknowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora