Reino de Mewni, 440 años atrás...
La puerta de la pequeña casa de campo empieza a temblar. El temblor es leve, y se detiene en menos de un segundo. La dueña de la casa levanta la cabeza para escuchar: Una chica de no mayor de 18 años con ojos grises y de cabello y piel tan blancos como la nieve. Lleva puesto un sencillo vestido blanco, dándole una apariencia aún más angelical. En sus manos sostiene una escoba con el que estaba haciendo el aseo hace unos momentos. De la nada, un horrible escalofrió la recorrió desde la base de su columna, poniendo su piel y cabello de punta.
Algo está mal. No puede precisar que es. Pero algo está absolutamente mal.
Ella detiene su labor y se encara a la puerta, después se escucha un crujido. Su extraña sensación crece aún más. La chica suelta la escoba y camina despacio hacia la puerta. Haciendo una profunda inhalación, se asoma cautelosamente a la mirilla. No tiene tiempo ni de parpadear cuando una explosión la manda a volar hacia atrás, aterrizando con fuerza sobre una mesa partiéndola en pedazos.
Su cabeza le daba vueltas, las astillas se clavaban en su piel, y tenía un molesto zumbido en sus oídos que solo hacía que le doliera más la cabeza. Sintió algo cálido rodar por su rostro, con una mano temblorosa se toca la frente solo para encontrase con sangre. Ella alcanza a oír pasos débiles a la distancia, y sabe que no le queda mucho tiempo para escapar. Apenas reúne la fuerza suficiente para levantarse. Se adentra más en la casa apoyándose en las paredes.
Entra a su habitación cerrando la puerta con llave. Espera que por lo menos le compre unos minutos. Comienza a revolver todos sus cajones con un objetivo en mente: Sus tijeras dimensionales. Su única oportunidad de escapar y pedir ayuda. Su frustración aumenta cuando no puede encontrarlas por ningún lado.
— ¿Buscando esto? — Dijo una voz que no reconoció.
Ella giro a tal velocidad que su columna crujió en protesta ante el brusco movimiento. Recostado contra la puerta de su habitación; en la que podía jurar que no había nada hace unos segundos; se encontraba un Septariano, y de sus garras colgaban sus tijeras. Luego cae en cuenta: involuntariamente se ha encerrado con su atacante. Ella retrocede unos pasos intentando poner la mayor distancia entre ellos. El en cambio no muestra interés en moverse de su lugar.
— ¿Quién eres y que haces aquí? — Ella intenta sonar firme, pero tiene poco éxito. El rostro del Septariano se parte en una sonrisa, exponiendo sus colmillos.
— Bueno, no es que vaya a importar dentro de poco. Pero puedes llamarme Seth. — Dice señalándose con las tijeras. — Y estoy aquí... — Ahora la señala a ella. — para matarte.
Involuntariamente ella retrocede un paso. El por su parte, parece bastante entretenido con su creciente miedo.
— No es nada personal. — Continua. — Pero me ofrecieron un trato, y tendría que ser muy tonto como para rechazarlo.
De repente, la mano en que sostiene las tijeras estalla en llamas purpuras. Ella deja escapar un jadeo, llevándose la mano a la boca en shock. Ese era el motivo de su extraña sensación. Conocía ese tipo de magia, y no debería ser posible que alguien la controle, y menos un monstruo. Las llamas cesan. Seth extiende su mano y deja caer los que solían ser las tijeras. Ahora no eran más que un simple trozo de carbón.
— Magia oscura. — Ella jadea suavemente. — ¡¿Quién te otorgo eso?! — Exige con coraje. — ¡Un monstruo no debería ser capaz de tener esta magia!
El Septariano solo una carcajada, como si ella hubiera contado el chiste más gracioso de todo el Multiverso. Ella lo ve confundida, y un poco ofendida, pero sin bajar la guardia. Permanecen así durante un sólido minuto hasta que su risa se calma. Seth se recompone limpiando una lágrima imaginaria de uno de sus ojos.
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The Dark Age
FanfictionLa historia de Mewni tiene poca o ninguna información registrada entre la primera reina y la reina Skywynne, salvo algunas pocas menciones en el Gran Libro de Hechizos y en los escasos libros de historia. A Star nunca le intereso como era la vida en...