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Nakahara tomó su chaqueta, su celular y un pequeño peluche que se encontraba sobre su mesón, no sabía que era, pero le parecía lindo.
Lo había comprado para Su mejor amigo, Akutagawa Ryūnosuke, finalmente lo vería después de casi 2 meses fuera de Yokohama.

Cerró la puerta del departamento, y marcó a Osamu.

-oye, Dazai ¿Estas seguro que a esta hora son las visitas?

-Uhm, claro, trabajo aquí me sé el horario.

-Te creo, solo por esta vez te creo, llega a ser una broma y juro que te voy a romper la cabeza contra un ladrillo.

La risa de Osamu llenó la línea.

-Te lo juro.

El de hebras naranjas colgó, y comenzó a caminar hasta el hospital, el viento casi vuela su sombrero, por alguna razón el día estaba nublado y frío, un viento descomunal movía las anaranjadas hojas de los árboles, formó una pequeña sonrisa en su rostro, dejó que el viento chocara sobre su cara, recordó los momentos que había pasado con el azabache antes de que lo internaran en aquel hospital, siempre se preguntó el porqué, Akutagawa parecía una persona saludable.

-Ah.

Detuvo el paso cuando notó que ya había llegado, metió una de sus manos en el bolsillo de la chaqueta y entró en el recinto.
Se dirigió hacia la recepción y preguntó por akutagawa.

-Oh, lo lamento, pero...solo se admiten familiares.

Chuuya abrió sus ojos y dejó salir un suspiro.

-Yo...soy su p...prometido.

La enfermera Yosano abrió sus ojos con sorpresa y formó una pequeña "o" con sus labios.

-Oh! Claro, Nakahara Chuuya-Kun ¿no? Ryu siempre me habla de usted, La habitación está en el tercer piso habitación 17 ¿okay?

Las mejillas del pelirrojo comenzaron a hervir, le causaba vergüenza usar aquella estúpida excusa que Ryuunosuke inventó para que así pudiera ir a verlo, asintió y comenzó a caminar hacia el ascensor.

Un momento.

¿Akutagawa hablaba sobre él?

-¿Te pasó algo bueno, chuuya? Estas sonriendo como estúpido.

El de orbes azules bufó al oír la voz del castaño.

-No es nada importante, me tengo que ir, adiós imbécil.

Nakahara entró al ascensor y presionó repetidas veces el botón con el número 3 en el centro.

Abrazó al pequeño peluche cuando las puertas se cerraron.

🥂

Akutagawa tomó el lápiz que se encontraba en el mesón en lado suyo y comenzó a escribir en su cuaderno, la enfermera Yosano le había pedido que escribiera su día a día, para que se sintiera mejor y olvidara por un rato que se encontraba en un hospital, pero en vez de eso se dedicaba a escribirle pequeñas cartas a su mejor amigo, cartas que le pidió a su hermana que le entregara después se su muerte.

Unos pequeños golpecitos, seguido del chirrido de la puerta abriéndose llamaron la atención del azabache.

-Aku.

-Ah, Chuuya.

El pelirrojo caminó lentamente hacia la cama en la que se encontraba el de orbes grises, cuando estubo en lado del menor tomó su mano y se recostó sobre su abdomen.

-no es muy bueno que estés acostado sobre mi abdomen, me cuesta respirar ¿acaso quieres matarme?

Una seca risa salió de los labios de Akutagawa, Chuuya se alarmó y se separó rápidamente del contrario.

-¡no! ¡no! Lo siento mucho akudeverdadnoeramiintencionyosoloqueriarecostarmeyyperdón.

-Chuu, no te preocupes, no te alarmes no me molesta.

Ryuunosuke apretó la mano del mayor dándole a entender que esta bien, Nakahara dejó salir un suspiro y comenzó a acariciar el dorso del azabache con cariño.

-Me preocupas, no quiero que te suceda nada ¿esta bien? Eres mi mejor amigo yo...yo no sabría que hacer si...

Chuuya abrió sus ojos cuando sintió aquellas gruesas lágrimas caer por sus mejillas, comenzó a limpiar aquellos ríos de agua salada de su rostro rápidamente...pero simplemente no dejaban de caer y no tenían intención de parar.

-Chuuya.

-estoy bien.

-No, chuuya ven.

Akutagawa jaló suavemente la mano del pelirrojo haciendo que este quedara un poco más cerca.

-no me va a pasar nada ¿bien?

Por alguna razón Akutagawa sintió que su pecho se oprimía, odiaba mentirle su mayor, pero tampoco quería hacerle sufrir. Formó una pequeña sonrisa y se la mostró al de orbes color zafiro.

-Siempre, siempre voy a estar a tu lado...después de todo, somos prometidos ¿no?

La respiración del mayor era agitada, los hipidos no paraban, pero aquellas simples palabras hicieron que algo cálido se sintiera en su pecho.

-Aku...Dios, de verdad eres...

-¿qué?

-Eres...un estúpido, te quiero.

-también te quiero.

-Ah! Casi lo olvido.

El bajo tomó aquel pequeño peluche que había dejado sobre el mesón y se lo mostró a su mejor amigo.

-¿Recuerdas a aquel gato que adoptamos cuando éramos pequeños?

-Si?

-Por alguna razón este peluche me recordó a él.

Una tonta risa salió de sus labios y observó al contrario.

-Bien, este será el nuevo Rashoumon.

El azabache tomó el pequeño peluche entre sus manos y lo acercó a su rostro y luego al mayor.

-Ahora estamos conectados por este peluche ¿okay?

-Okay.

Por alguna razón después de aquello ambos chicos solamente se quedaron mirando mientras se tomaban de las manos y sonreían, no decían ninguna palabra, parecía como si se pudieran comunicar por la mirada.

Pues claro después de todo, estaban destinados a estar juntos, pero ninguno se atrevía a hablar con el otro, ambos eran almas enamoradas.

Pero la vida siempre trae inconvenientes.

—897 palabras

lettres après la mort; Chuuaku.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora