Prólogo

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Léase bajo su responsabilidad.
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Pintaba mis labios de un rojo muy llamativo, estaba seguro que solo así llamaría la atención de aquel alfa, mi madre me dejó ir a una fiesta de despedida de la preparatoria, a la cual asistirá el alfa que la hacia de amor platónico en mi vida. Baje con cuidado las escaleras, no quería quebrarme un pié con tremendos tacones que llevaba.

Mi madre estaba en la cocina lavando los sartenes que utilizó para hacer la cena y tal vez desayuno. —¿Y? —Dije haciendo una pose de las modelos de las revistas, a lo que ella me miró de pies a cabeza y levantó una ceja.

—ah. —Dudó en decirme, ¡Lo sabia!¡No le gusta! —¿No crees que un poco atrevido, Eren?

—¡Ay!¡Mamá! —Exclamé un poco molesto, ella me había ayudado a escoger ropa para la fiesta. —¡Tú dijiste que me vería bien así!

—Sí, pero no creí que esos shorts te quedarán tan cortos y que la blusa te quedará tan larga. —Dijo sobando su sien.

Iba a reclamarle un poco más, pero el sonido de timbre interrumpió el momento.

—Debe de ser Armin, le dije que viniera por mí. —Le comenté y ella asintió, fui caminando hacia la puerta, de fondo el sonido del tacón contra el piso, que hacía con cada paso que daba. Abrí la puerta y ví a Armin cabizbajo mandando tal vez un mensaje.

—¿Nos vamos? —Dijo mi amigo.

—Sip, mami, ya me voy, nos vemos en unas horas. —Dije agarrando mi celular y una cartera que contenía dinero suficiente, como para llegar a casa en taxi.

—Si, hijo, se van con cuidado. —Dijo mi madre asomándose desde la cocina. Cerré la puerta y caminamos a la terraza, en silencio.

Mire de reojo a Armin, llevaba su característico corte de hongo, rubio, ojos azules, chaparro. No sé que ve su novia en él. Esta tarde noche lleva unos jeans ajustados y una camisa de vestir y zapatillas, no se veía tan mal. Cosa que a mí, un omega, no se vería bien, aún siendo un varón. Todavía nos tiene catalogados como "delicados", como las mujeres.

Llegamos, lo único que había en la fiesta de despedida era.
Musica alta, botana, comida y por su puerto bebidas energéticas, al igual como alcohólicas, había compañeros del cursó, la mayoría tenía entre dieciocho y veinte años, ya los demás que se colaron tendrían menos o más edad.

El alfa que me gustaba estaba bailando en la pista improvisada que tenía la terraza. Jean kirschtein, es su nombre, tiene un suave cabello bicolor, por arriba de su nuca color castaño oscuro, y en su nuca castaño claro, piel bronceada, ojos de avellana muy finos, nariz larga pero en su punta pequeña, una gran sonrisa que adornaba su rostro, he suspirando tantas veces por él, sabía que no tendría su amor, ya que él iría a estudiar en el extranjero y yo me quedaría en Alemania sólo.

Después de una canción muy movida siguieron las lentas, Jean ya se había sentado junto con su grupo de amigos, me sentía un poco triste, de mis amigos solo vino Armin, y para acabarla está con Annie, su novia.

—¿Eren? —Armin me habló a lo que volteé con él. —¿Quieres bailar para ver si le das celos a tu crush? —Armin es un beta, y uno muy inteligente. Me sorprendió que me pidiera eso, más porque su novia es celosa.

—¿Y Annie? —Pregunté, no quería meterme en problemas, menos con ella.

—Se fue hace unos minutos, tenía que trabajar temprano —Respondió con una bella sonrisa.

—Okay. —dije y me levanté de mi lugar, puse mis manos al rededor de su cuello y él de mi cintura.

Bailamos al compás de la musica junto con otras parejas, mire hacia el lugar de Jean, él ni siquiera le importa mi presencia, empezó a besar a una chica, es una perdida de mi tiempo, escondí mi rostro en el cuello de Armin y cerré mis ojos tratando de reprimir las lágrimas, era doloroso el rechazó. Baje mis manos y lo abracé, él comprendió y me saco de la pista improvisada, y me llevo afuera a tomar aire.

Me miró fijamente, las lágrimas no dejaban de salir, un nudo en mi garganta estaba impidiendo hablar. Me volvió a rodear con sus brazos, me sentí un poco protegido, así que me dispuse a sacar todo lo que tenía adentro, muy adentro de mi. Mis lágrimas se convirtieron en un llanto que no se quitaría en un buen tiempo.

Armin fue por mi celular y mi cartera, nos fuimos en un taxi a su casa, le llame antes a mamá, sabía que no le gustó la idea, pero era mejor que llegar a casa lleno de lágrimas y lamentaciones.

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Gracias por leer :)

Los últimos en la Tierra [Riren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora