Capitulo Tres

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Léase bajo su responsabilidad
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Aquel camper de brillante pintura color rojo, tenía una familia dentro. Familia que ahora está muerta. Al salir de casa todo parecía un apocalipsis zombi, con la diferencia de que los muertos no se levantarían a comer sesos. Camine por toda la cuadra, aún estaba un poco oscuro, y hacia un poco de frio, todo estaba desértico.

-¡Hola! -Grité esperando respuesta, pero como la obtendría, dude se estar solo, me fije en la hora en mi celular, que de suerte tenía un poco de carga, ¡por favor son la dos de la mañana! ¡¿Quién podría contestar a estas horas de la mañana?! -¡¿Hay alguien aquí?! -Grite de nuevo, ahora con más fuerza. Espere unos minutos a una respuesta, pero era lo que más temía. Estaba solo, lágrimas bajaron por mis mejillas. Uno de mis temores era quedarme solo en este mundo, y parece que se cumplió.

Encontré un hermoso perro, un husky siberiano, su pelaje blanco y negro se movía a ras de como corría, tenía una pata rota. caminaba a tres patas y cada cierto tiempo se acostaba a lamer su pata. Empecé a correr hacia aquel perro. Cuando estaba a unos pasos de él, me gruño, pude notar que tenía miedo y al lado de su boca, su pelaje manchado de sangre. Lo más probable es que sea un perro callejero y estuvo hace un momento con una pelea con un gato u otro perro. Me acerque más a él y levante mi mano para tocarlo, pero casi me muerde, como reflejo quite la mano.

-Tranquilo, no te hare daño. -Volví a poner mi mano al frente de él, el perro la olfateo y me dejo poner mi mano entre sus largos pelos. Eran suaves, quité mi mano y quise levantar al perro, pero este me lo impidió, entendí el mensaje, mi especie le hizo cosas fatales que ahora desconfía. Era comprensible, tan solo llevamos unos miles de años y ya nos estamos acabando el planeta.

Me fui y seguí gritando como loco para ver si había alguien más aparte de mi en esta ciudad. Me detuve unos minutos después, me senté en una banqueta, y tallé mis ojos contra las palmas de mis manos. Me sentía cansado, el sonido de unas patitas caminado en mi dirección escuche de tras mío, a lo mejor es otro perro callejero que tiene frio. Sentí una pequeña respiración en mi cuello, volteé y era aquel husky siberiano que vi hace rato.

Tenía algo en la boca, un collar lo agarre, tenía escrito el nombre y dirección de donde vivía aquel perro. La vi, era una casa de un rico, el perrito se llamaba "Mikasa" era lindo su nombre, y por eso me di cuenta que era hembra. Se lo puse y la llevé a casa, desinfecté sus heridas, vende su pata y la bañe, seque sus pelos y los cepille, era muy bella Mikasa, obediente y muy inteligente, solo le falta hablar para ser una maravilla de una serie televisiva.

Aún tengo luz eléctrica, prendí la televisión, se trasmitían aun todo lo del día, ¿será porque desde un día antes la ponen para que aparezca la tradición después de un breve descanso programado?

Sea lo que sea no quiero saberlo.

Días pasaron tanto cadáver sin vida pudriéndose me agobiaba su olor. Daba la ese apestoso olor requeté feo. Sin decir que el efecto invernadero hacía más rápida la descomposición de todo a mi alrededor. Amontoné los cadáveres de mi alrededor y prendí fuego en ellos, se descompondrían más rápido y no apestaría más el lugar.

Iré a la casa donde vivía Mikasa, la revisé y volví a gritar lo mismo de siempre. No había nadie, donde quiera que pasaba, gritaba lo mismo y nadie contestaba, será que era el ¿último omega en la ciudad?. La luz hace unas horas se cortó, el internet sin luz no serviría de nada y obviamente como en todas las películas de apocalipsis tenía la certeza de que acabaría la comida y escasearía el agua purificada. Bueno, si es que hay más humanos alrededor.

He decidido salir de la ciudad en la que me crie, e ir por personas que aún sigue vivas. Me gustaba tener amigos, hasta una vez leí un libro de psicología, el ser humano es sociable y no puede vivir sin interactuar sin ninguno de su especie. Es aterrador ver en las películas de media extinción humana, ver como empiezan a conversar con objetos y llamarlos como si fueran amigos o familia. Aunque viéndolo por otro lado, eso era lo que les permitía estar cuerdos.

Agarre la camioneta de mamá, puse comida enlatada, botellas de agua, unos galones para gasolina, y las eche a la parte de atrasa de la camioneta. También lleve todo tipo de ropa para la ocasión y obviamente a Mikasa, mi compañía de ahora en adelante. Pase por una farmacia que de suerte estaba abierta antes de lo ocurrido. Agarre todo medicamento que pudiese, también vendas y desinfectantes. Pase varios kilómetros en la camioneta, hasta que llegue a una autopista.

Todos los autos estaban amontonados. Chocaron entre sí, tenía que buscar una nueva ruta para salir, no sabía dónde ir. Rodeé y seguí un camino no muy concurrido, ya que era muy largo, mis manos apretaron el volante, Mikasa sacaba su cabeza por la ventana, será un nuevo inicio.

Kilómetros más adelante, encuentro una tienda, quería detenerme a estirar las piernas. Pasaron cinco horas desde que caminé y puse de nuevo el combustible. Salí, voy al pequeño establecimiento. Olía horrible, quería vomitar, pero ocupaba comida para perro y por supuesto legumbres y comida enlatada. Pasé por un cadáver en descomposición lleno de moscas, tape mi nariz para no oler y agarre el costal de croquetas y lo arrastré hacia la salida para llevármelo corriendo a la camioneta que la estacione cerca.

Volví ahora solo iba por la legumbres y comida enlatada. Pasé por lo mismo, sentía que el cadáver de movería como en las películas de zombis, tan solo agarre rápidamente todo y salí corriendo como alma que se lleva el diablo. Puse todo con toda prisa en el maletero y corrí a encender la camioneta, conducir lo más lejos de la tienda y me tranquilice, mi mente me daba miedo, quería llorar de lo asustado que estaba, a pesar de que no había pasado nada de lo que había visto en las películas, entonces ¿Por qué me causaba tanto temor? ¿Por qué lloraba por algo que solo existe en la imaginación?

Mikasa empezó a ladrar y lloriquear, estaba triste, Mikasa ladro y sonreí. -Lo siento, solo estoy asustado. -Dije eso con mal sabor de boca, apretaba mi mandíbula, en unas horas llegaríamos a otra ciudad, por lo menos veremos si hay más personas.

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Por si las moscas.

Husky siberiano:

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