Capítulo 37

8.3K 1K 629
                                    

Fue otro fin de semana igual que los demás, solitario. Moon-jae acudió a sus responsabilidades y yo a las mías. Salí unas cuantas veces por trabajo y a pequeñas entrevistas para contrataciones, todas desenvolviéndose con éxito.

Días enteros en mi agenda se llenaron; incluso hubo un par de clientes que me requirieron fuera de la ciudad después de las fechas de fin de año. El hospedaje estaba incluido, pero no mi pareja, aunque pregunté e incluso insistí. No es como si fuera a aceptar acompañarme, de todas formas.

No quise salir de fiesta, ni siquiera ante la gran insistencia de Jonah. Poco deseaba que la mala experiencia de la semana volviese a ocurrir. Ni siquiera quise pensar en eso por las malas emociones que me generaba. Traté de enterrarlo para fingir que jamás pasó, aunque eso me dejase con una profunda negatividad interna.

El viernes y el sábado, cuando volví a mi apartamento tras varios trabajos, me invadió un alivio muy grande, una sensación de seguridad que me pidió que no volviese a salir mientras no lo considerara necesario. Después de relajarme, me quedé en cama hasta que ambos días terminaron. A veces perdía el tiempo en el teléfono, otras más en la laptop con alguna película insignificante. Pero en la mayoría de las ocasiones solo miré al techo en espera de que el sueño me hiciese viajar lejos de mi soledad.

En una ocasión ni siquiera apagué el cigarrillo sobre el cenicero, que yacía en la otra almohada. Pensé en un posible incendio y ni siquiera me importó lo suficiente. La desmotivación me pegó con un poco más de dureza aquellos días donde Moon no me acompañó.

Jonah entendió que no quisiera ir de fiesta o a por tragos, así que se limitó a llevarme al mirador en la tarde para que conversáramos de banalidades mientras temblábamos de frío. Fue una buena distracción escucharle sobre lo bien que le estaba yendo por su cuenta en los negocios de los que era socio. Incluso iba a comprar un auto nuevo, de lujo. Bromeó con que me obsequiaría el que usábamos justo en ese momento.

Después fuimos a la ciudad nevada para caminar con un café en la mano y el cigarrillo en los labios. Sin esperarlo, pasamos frente al edificio de aquella mujer zorro que no se dejó ver después de la confrontación. Tuve curiosidad por ella y por cómo la pasaba tras ya no usar el dinero que me robó.

Durante la caminata Jonah quiso sacar a flote el incidente del club nocturno, preguntando de nuevo por mis recuerdos. Insistí en que mi memoria estaba completamente en negro respecto a ese asunto para que ya no habláramos más. En compensación a la incomodidad y la molestia generadas, prometió con seguridad que se encargaría de realizar una investigación para dar con el responsable, justo como hizo con Kitsu al momento de buscar dónde estaba mi dinero.

Dejé que hiciera lo que quisiera, pero que en su escarmiento no me involucrase. Se rio bastante ante mi comentario.

—Quiero que estés tranquilo, Luke. —Me rodeó por la espalda y sujetó mi hombro para estrecharme a él—. Quién sabe qué estupideces eres capaz de hacer si no lo estás.

 Quién sabe qué estupideces eres capaz de hacer si no lo estás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El balcón vecino [BL-GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora