El dolor de lo que pudo haber sido

42 0 0
                                    


"A San Martín se le escapó la tortuga renga". La frase surgida del genio dialéctico Diego Maradona le calza como anillo al dedo a un equipo que tiene el ascenso directo al alcance de la mano y lo deja escapar.

El "santo" cometió numerosos pecados en Adrogue. La derrota 1 a 0 ante Brown es una de esas que dejan heridas en el alma. Por las maneras, por las formas. Porque en definitiva, el equipo de Rúben Dario Forestello, al menos esta vez, no dio la talla. Le faltó el juego y la rebeldía propia de un campeón.

Por estos y otros motivos, por los puntos que resignó ante Flandria en Jaúregui (donde en el segundo tiempo olvidó que estaba jugando una "final") y los que no pudo/supo conseguir en el estadio "Lorenzo Arandilla", San Martín deberá buscar revancha en el reducido.

Brown había golpeado demasiado rápido. A los 30 segundos Brian Gomez había avisado con un remate de media distancia. Ignacio Arce rechazó bien. Antes de los dos minutos, centro, cabezazo de Lautaro Mesa, tapada con rebote de Arce y ningún futbolista que fuese a buscarla. Resultado: Mesa tocó al gol sin oposición. Baldazo de agua fría para un dormido San Martín, que todavía no se había acomodado. La única buena nueva para la visita es que quedaban 90 y tantos de minutos por delante; la mala es que el golpe de la desventaja lo dejó "groggy" y no supo recuperarse. A medida que los minutos fueron pasando, el partido fue cada vez más claro. Los locales apostaban a la contra, cediéndole la posesión a un San Martín nervioso, confundido e impotente, que parecía querer adentrarse con balón y todo en la portería de Rios.

Cuando el "santo" llegaba a tres cuartos, se le nublaban las ideas. Hubo una sola jugada lúcida en el primer tiempo, cuando Martinez ingresó al área rival a puro dribbling y quedó prácticamente cara a cara con el experimentado portero: en lugar de un cañonazo, optó por asistir al Taca Bieler. Era gol, pero no: la pelota dio en un defensa, y cuando le volvió a quedar , el "Taca", incómodo, tocó suave el balón, que se fue apenas ancho. Quizá el empate, a diez minutos del final de la primera etapa, hubiera cambiado la historia ante un Brown que para asegurarse un lugar (y/o una buena posición en el reducido) tenía la obligación de ganar.


Ese cuarto de hora antes del intervalo, y los primeros cinco minutos del complemento, fueron lo mejor de San Martín. Buscó con más enjundia, pero siguió careciendo de poder de fuego. La realidad es que esos 49 minutos finales (tiempo añadido incluido), cuando debía jugarse a todo o nada, el "santo" apenas llegó tres veces con peligro a la portería local: un cabezazo débil de Matías García; una jugada tipo "flipper" en el área, en la que Damián Arce nunca pudo sacar el remate, y un disparo repentino de Bieler que el seguro Martín Rios sacó con un manotazo por encima del travesaño. Fuera de ello, solo centros sin destino, ante una defensa sólida y disciplinada. Además del infructuoso intento de varias zambullidas a la piscina del área rival. Y San Martín también sufrió algunas contras afiladas, bien resueltas por Nacho Arce.


También fue una derrota de Forestello. No resultó la inclusión de Gabriel Graciani, que hizo extrañar demasiado al suspendido Juan Galeano. El entrenador sacó en el entretiempo al Ex Patronato, y Damián Arce dio un poco más, pero los ingresos de Sergio Gonzalez por Walter Busse (a los 70 minutos) y Franco Costa por Emiliano Albin (incomprensible demora) tardaron demasiado. Esta vez el "Yagui" no acertó al mover el tablero. La desesperación suele ser una mala consejera, y San Martín la escuchó al pie de la letra: como muestra, Lucas Acevedo se fue expulsado por un codazo con tiempo cumplido. Brown, inteligente, hizo su negocio; el "santo" entregó una postal de lo que pudo haber sido y no fue: las lágrimas del "Caco" García derrumbándose sobre el césped inmediatamente después del pitazo final de Federico Beligoy.

Con la mano que le dio Guillermo Brown, San Martín estuvo a un triunfo de ser campeón. Ahora, mirará por tevé el desempate entre Almagro y Aldosivi, con el dolor y la esperanza de un volver a empezar, con Villa Dálmine a la vuelta de la esquina.

San Martín: el dolor de lo que pudo haber sido - Marcelo AndroettoWhere stories live. Discover now