La ciudad fortidicada

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Elowyn se paró un segundo al ver la pequeña zona ajardinada con el verde césped, bien húmedo, recortado y cuidado. La verdad que era una zona de contraste; a sus espaldas uno de los pocos barrios mas adinerados y tranquilos de la ciudad, en frente de ella la temida Ciudad Fortificada.

La pequeña plaza que precedía a la Ciudad Fortificada estaba totalmente desierta, era una especie de "zona neutral" antes de la llegada a la misma. Poco mas adelante el suelo de la explanada ya se convertía en tierra tras los setos que delimitaban la plaza. Y unos 50 metros mas allá se izaban los viejos apartamentos, sucios, formando edificaciones caóticas y torcidas. Uno de los peores lugar de la ciudad sin duda, que curiosamente había podido sobrevivir a la vera de uno de los mejores barrios.

Elowyn tomo aire profundamente y se dijo a si misma: Allá voy. Echó a andar con paso decidido y ligero, puso su espalda lo mas recta posible y separó sus hombros, no quería mostrar debilidad, debía hacerse respetar en ese lugar... O pasar desapercibida. No sabía cual de las dos estrategias resultaría mas efectiva. Sus ropas, sencillas pero de clase media iban a llamar la atención allí, estaba claro que como una local no iba a pasar. Por otro lado, pensó, muchos vienen a hacer negocios aquí, quizás simplemente me ignoren... O eso esperaba. Igualmente debía mostrarse confiada e inspirar respeto. Su pequeña estatura de 1,60 y su complexión delgada no iba a ayudar... También el hecho de ser una mujer la hacía objetivo de como podéis imaginar, de todo tipo de agresiones y abusos sexuales, a parte de cualquier otro tipo de crimen que allí podía realizarse. No es un trabajo para mi—Pensó Elowyn— este capullo ha insistido que yo no levantaría sospechas, pero no estoy tan segura... Y las ropas—dijo mirando hacia abajo lo que llevaba puesto—las malditas ropas, hubiera sido mejor venir en harapos, pero no, según él, "no colaría".

Se tocó por encima del abrigo la pistola que llevaba colgada en la cintura, era la primera vez que desobedecía una orden de la corporación, y a estas alturas es posible que con su tecnología ya supieran que llevaba ese arma. La orden fue clara: Nada de armas, te acabarán registrando y no se fiarán de ti, a parte, la perderás. Probablemente solo le sirviera como quita miedos, ya que aunque el uso de armas era común en la ciudad, ella había disparado muy pocas veces, y menos contra de una persona. Mientras estaba absorta en sus pensamientos no se dio cuenta de que estaba a solo 3 metros de la entrada de una de las calles que daban acceso a la Ciudad Fortificada. La calle era oscura y estaba llena de carteles escritos en chino, cuyos neones casi no funcionaban en la mayoría de casos. Vio como varios niños y niñas que estaban sentados cerca de la entrada, junto al muro del edificio exterior la miraban fijamente. Bajó la cabeza—no— pensó rápidamente, la subió de nuevo y miró al frente con aspecto serio—mira al frente y ten seguridad, eso si, evita cruzar miradas a toda costa, será una tarea difícil pero hay que hacerla—.

Continuó adentrándose en la calle, era relativamente ancha en comparación a otras mas pequeñas que desembocaban en esta, aquellas tenían solamente un metro o menos de ancho en comparación de lo 3 metros que aproximadamente haría esta. Edificios y habitaciones habían sido construidos sobre otros ya existentes y así sucesivamente, tapando la entrada de luz a las calles, era una ciudad "con techo". Elowyn seguía avanzando a paso relativamente ligero, en los laterales había gente sentada por los suelos, tiendas que eran simplemente pequeños bajos con su puerta metálica abierta donde vendían cada uno sus productos: Desde comida, recambios de piezas electrónicas, de prótesis, talleres de estas últimas, y, el tipo de comercio estrella: Dentistas. Los mejores precios con una dudosa calidad y reputación eran el comercio mas repetido, el segundo mas repetido, como no, los prostíbulos. Era un sitio perfecto para comprar sexo de todo tipo y con todas sus perversiones, lo que estos solo estaban anunciados en pequeños carteles y los clientes debían entrar al edificio en cuestión y subir hasta la planta indicada. Por el momento todo el mundo se estaba comportando, notaba las miradas de la gente sobre de ella, por suerte o por desgracia la mayoría eran miradas lascivas que ya estaba acostumbrada a sentir en otros lugar no tan peligrosos. Otras personas se le acercaban para venderle productos, que en la mayoría e casos despachó sin aflojar el paso y haciendo ademanes con la mano de que no estaba interesada. Soló contesto con un "no me interesa, gracias" o algún tipo de respuesta mas borde con aquellos que no paraban de insistir e incluso la agarraban del brazo para acercarla a sus escaparates.

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⏰ Last updated: Jan 14, 2020 ⏰

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En busca del 'White diamond'Where stories live. Discover now