Capitulo 1°

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Tengo 11 años y me llamo: Víctor Reyes, estaba comenzando mi día escolar, con la ayuda de mi madre que era mi despertador porque aunque halla estado ya 6 años despertándome casi a las 5:00 am aún me disgustaba, tampoco ayudaba el que ayer me había trasnochado casi hasta la media noche mirando la televisión y jugando juegos de mesa; -desde ajedrez hasta Jenga y parques- hubiéramos recibido un regalo de parte de nuestras madres pero fingimos que estábamos dormidos sobre el piso me tuve que mover más rápido para quitarme mis lentillas de contacto dejándola en su pequeño estuche, pero como realmente si estábamos cansados terminamos durmiendonos a los pocos segundos de haber cerrado los ojos, como estaba en la casa de mi tía mi madre me tuvo que cargar hasta la casa despues a mí habitación en esos momentos agradecía que no era tan pesado y era delgado como mis hermanos cuando tenían mi misma edad; desperté bastante cansado por lo poco que había logrado dormir decidiendo ducharme de rapidez con agua bastante helada que por el simple tacto del agua sobre mi piel me despertó haciendo que me diera un muy notorio escalofrío.

-- Bueno... Almenos esto me despertara la suficiente para poder resistir despierto el colegio -pensé temblando un poco por el agua pero acostumbradome después de unos minutos a la temperatura-

Salí después de bañarme aproximadamente unos 15 minutos para asegurarme de que si me acostaba denuevo en la cama no me dormiría al instante, me puse mis lentillas para poder ver mejor que no cambiaba mi color de ojos -que era común en un color café tirando a miel- uniforme al que ya tenía algo de apego emocional ya que lo había usado desde que estaba en primer grado; baje al primer piso aún bostezando y tallando mi ojo con la mano derecha golpeando levemente mis mejillas con mis manos para despertarme de manera total desayunando un café con leche y unos huevos batidos; me levanté de la silla para estirarme como si estuviera apunto de hacer ejercicio mañanero, me acerque a la suya que había dejado con mi mochila encima de la misma antes de irme a jugar con mi pequeña hasta tarde. Tome mi mochila despidiendome de mi madre besándola en la mejilla.

-- Ya me voy al colegio 'má, adiós -sonrio un poco y salí presenciar como el alba llegaba a mis ojos al salir de casa, esperando cerca del parque en el que usualmente jugaba con mi prima pequeña Sarai López de 6 años. Ella apareció minutos después saludandome con un beso en la mejilla y un abrazo como era usual por si cariñosa personalidad comenzando a dirigirnos hacia el colegio charlando sobre los curiosos y tiernos sueños de la más pequeña que aún los recordaba bastante bien ya que estaba adormilada por haberse despertado hace bastante poco. Llegamos al colegio antes de las 6:00 am, deje a la pequeña frente a su salón en la sección de primaria -era la más cercana para ambos- siguiendo después de eso hacía secundaria con varios compañeros, aunque no los consideraro en mi criterio amigos de verdad, tenía una buena y sana relación con todos. Cumpliendo nuestros respectivos horarios ambos aunque con un poco de desdén por la cotidianidad de tener que hacer eso, aprendiendo más con nuestros familiares de forma regular o con la tecnología y de extra los temas que ya nos eran interesantes.

-- Victor, aún no entiendo la razón por la que eres distante con el resto de las personas --Me comento mi compañero Héctor-- sino fueras tan seco con la verdad tendrías buenos amigos y más cercanos.

-- Porque así soy yo desde que era nada más un pequeño, por eso es mejor que esté callado y cuide mis palabras -dije calmado ya que estaba acostumbrado a ser asi- Almenos se que si están cerca mío me aguantan como el de verdad soy.

-- Supongo que sirve si lo has usado desde pequeño -suspiro aún pensativo en mis palabras-

-- Así es, ¿y tú porque tienes muchas veces tan rápido confianza ciega?

-- No me gusta el dudar, aunque me han utilizado unas veces e conseguido muy buenos recuerdos con gente variada -sonrio mirando por la ventana.

-- Ya.. esas cosas me hacen pensar que estás en la fina línea entre ser inocente y un ingenuo -fruncí el ceño levemente recostando mi cabeza sobre mis brazos ya que estaba sentado en mi pupitre-

CansinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora