Nada

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Hoy se ha levantado con la convicción de hacerlo, su sueño le ha abierto la mente y está listo para dirigirse al lugar. Siempre piensa en la Nada, en cómo es, en donde está, en que es y le atormenta nunca poder imaginarla concretamente porque pensar en la Nada es pensar en algo, le aterra la idea de la Nada, pero al mismo tiempo le intriga y se acerca lenta y peligrosamente como quien se acerca a una hoguera buscando calor con el riesgo siempre presente de caer en ella. La Nada... se lo plantea una y otra vez, cada vez más frecuente, esta semana ha pensado en ella 10 veces, se obsesiona, 10 veces significa que en estos 7 días la pensó en promedio 1.42857142857 veces en cada día, lo sabe porque las cuenta y eso le inquieta pues cada vez la Nada está más presente y se apodera de él. ¿Que era la nada antes de ser nada?¿Que será él después de hacerlo? Probablemente se convierta en la Nada y al fin pueda entenderla, pero ¿Cuándo la entienda, sabrá que la entiende, o se habrá transformado en algo que no existe, algo que no entiende ni razona y por lo tanto su necesitad de entender la Nada habrá desaparecido? No consigue calmarse, se levanta, se desespera, su respiración se acelera, sabe que hoy se atreverá y empieza su camino, hoy si lo hará. Se lo repite mientras pasa por aquel camino que lo ha visto pasar tantos años de su triste existencia, el camino de tierra mojada por la lluvia del día anterior le llena las medias de lodo, por que anda con sus viejos zapatos agujerados que le encantan, quizá lo único que de verdad le encanta. Esta vez es diferente, esta vez no le importa porque sabe que hoy es el día y hoy lo hará por fin, así que pisa con convicción y se dirige a la primera puerta. Ésta es negra, de metal, mientras la golpea, el eco del metal retumbando del otro lado le recuerda la Nada y se angustia ¿La Nada será un eco que se desvanece lentamente en el olvido? No hay tiempo para responderse la a puerta se abre y ahí está "el peso" que carga, lo saluda con una mezcla de indiferencia y ligero cariño, le da un fuerte abrazo, monosílabos banales son pronunciados y la puerta se cierra. Se siente triste, le duele el pecho, le hubiera gustado ser menos indiferente pero no puede a pesar de que sabe que hoy es el día. Llora un poco mientras se dirige a su siguiente puerta, atraviesa un camino polvoriento, sus zapatos agujereados se llenan de piedras, le cuesta caminar, le duele cada paso, pero él sabe que no es por las piedras. Él sabe que está cerca, la siguiente puerta es de madera blanca, probablemente pino, tallada seguramente por un humilde carpintero del lugar. La golpea y el ruido apenas es perceptible, recuerda la Nada y se inquieta ¿La nada será silencio? La puerta se abre y tiene que bajar su mirada. Ahí está "la culpa" pero él prefiere decirle "las estrellas", la mira directamente a los ojos, esta vez ya no es una víctima, hoy es el día y su mirada le lanza una sonrisa melancólica. No tiene más que decir porque sabe que no hay nada ahí para él. La Nada se repite en su mente. Las estrellas lo miran sin el mayor destello, pero él sabe que así son. La puerta se cierra y él se siente triste, hubiera querido abrazarla, pero no puede o no le dejan las telarañas de su mente, se tranquiliza repitiendo en su memoria el leve destello que le recuerda que hay una explosión en el interior de las estrellas o eso quiere creer porque hoy es el día. Se dirige a la siguiente puerta la última, camina triste, pero sin detenerse, atraviesa un camino de rocas y se cae, no puede pararse bien, sus zapatos se destruyen, no le importa, sabe que el dolor no es por el camino y sigue. La puerta es de vidrio oscuro, oculta algo ahí adentro cuando va a golpear la puerta esta se abre sola. Ahí está "la pérdida", no tiene forma porque hace tanto que ya no existe. Él sabe que es ella, intenta abrazarla, intenta llorar, intenta hablarle, la puerta se cierra. Y él llora, porque sabe que es tarde que nunca la escuchará de nuevo. Él se impacienta porque aún no sabe que es la Nada, sigue su camino, hoy lo hará por fin.

Después del sueño que ha tenido y después de que ya nada ocupa su mente llega a aquel lugar al que siempre quiso volver, se siente desesperado, hubiera querido regresar en otra circunstancia, no hay vuelta atrás, hoy es el día, hoy lo hará, sube hasta la cima, ahí está la ciudad con sus luces llenas de melancolía. Se para en el borde, mira las luces, mira el cielo, y mientras las mira piensa en la Nada, piensa en el peso que carga, la culpa que lo inunda y la perdida que lo atormenta. Hoy es el día, cierra los ojos intenta imaginar la Nada y se estremece porque no puede, pero hoy es el día y hoy lo sabrá.

Sabrá lo que es la Nada, está a un paso como si un puente invisible se extendiera entre el borde de aquel lugar y el secreto de la Nada. Siente cómo su corazón se estremece, da el paso, en el centro de su cuerpo se forma un remolino que absorbe toda su sangre o al menos eso siente. Da el siguiente paso y antes de que reaccione el siguiente, sus pies ya no le bastan comienza a usar las manos, siente como se mueve libre, como un animal corre, galopa, salta salvaje. Sabe que cada vez más y más rápido su pecho se estremece, su centro se arremolina, su cabeza que le cosquillea, sus manos y sus pies se electrifican, su espalda se vuelve un rió que fluye, sus pulmones ya no sirven, le da igual, ya no los necesita, su corazón ya no lleva sangre a su cuerpo y no le importa, ya no es útil, la tierra le grita y siente como el aliento de la tierra lo absorbe a su centro cada vez más rápido, piensa cada vez más, se atormenta, se angustia, mira por ultima vez la ciudad, un golpe seco en la tierra y luego:

Nada...

NadaWhere stories live. Discover now