Bestia

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     "¡Idiota!, ¿por qué no fuiste con ella" pensó Bestia mientras la nieve seguía cayendo a su alrededor. Desde el balcón de su torre podía ver la inmensidad del bosque, si ase fijaba bien y ponía suficiente atención, era capaz de distinguir en la lejanía la línea de verde que indicaba dónde terminaba el poder del hechizo del eterno invierno. Un bosque verde y lleno de vida, en el que era verano rodeaba sus tierras, como si se burlaran de él en la lejanía. Había vivido tanto tiempo rodeado de nieve que había olvidado que afuera de los muros de su castillo, que más allá de aquel bosque moribundo, se encontraba un mundo verde y lleno de vida, un mundo que no tenía que mendigar el calor del sol.
     Ella lo había cambiado todo, Bella, ella le había enseñado que era capaz de amar todavía, que aún era posible remediar el hechizo, que no era demasiado tarde para enmendar sus errores, que aún había esperanza de re gresar a su forma original, que  o era demasiado tarde para ser feliz.
     Y sin embargo, la había dejado ir. Había visto cómo corría, montada en su caballo, hacia el pueblo para rescatar a su padre.
     "Idiota", volvió a murmurar, "¿Por qué no te ofreciste a ayudarla?". Había tantas cosas que no se había atrevido a decirle. Cosas que ahora, mientras contemplaba al horizonte y se mortificaba por volver a ver, le salían con toda naturalidad.
     - Bella- se imaginó diciéndole - déjame hablar, sé que soy un monstruo, y no lo digo por tener esta forma, los cuernos, las garras y esas cosas, lo digo porque toda mi vida, antes de que me pasara... Lo que me convirtió en esto, nunca había conocido a alguien cuya sonrisa fuera capaz de conmocionarme. Eres maravillosa, inteligente, simpática, siempre que pienso en ti inmediatamente sonrío... Hacía años que no sonreía, que no reía, y todo esto gracias a que te conocí. Sé que nuestro primer encuentro no fue el mejor, y pido disculpas por todo eso de haber encarcelado a tu padre y por haberlo llamado ladrón.... Soy un idiota y eso es independientemente a ser un monstruo. Pero... No sé qué atractivo puede tener alguien como yo... Pero si tan solo llegaste a sentir algo por mí... Si tan solo tú también sientes algo por mí, te juro que haría todo lo que está en mis manos para hacerte la mujer más feliz de toda la tierra.
     Era probable que ella nunca regresara. Y sin embargo, a lo lejos, entre las tinieblas del bosque, empezaron a verse luces que se acercaban. Bestia creyó que si vista le fallaba, pero poco a poco se dio cuenta que en efecto, alguien se acercaba a través del bosque, avanzando hacia el castillo. Por un momento avivó la esperanza de que fuera ella regresando a estar con él, no obstante, poco a poco se dio cuenta que eran muchas luces, como una caravana de antorchas que marchaban  por el bosque helado, cortando las tinieblas. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca pudo distinguirlos buen: aldeanos, aldeanos armados con antorchas, trinches y armas, llegaban ante la reja exterior del castillo y empezaban a golpear los goznes con sus herramientas.
     ¿Qué sentido tenía defender el castillo? De cualquier manera, a la rosa le quedaba un último pétalo marchito, podría caer en cualquier momento y él quedaría convertido en una bestia para siempre. ¿Conservaría su mente de humano o se convertiría por completo en un animal salvaje? Con el paso de los años, tras el hechizo, había notado cómo poco a poco se iba volviendo más animal. Bella también había ayudado un poco a corregir estas secuelas, pero cuando el último pétalo cayera, todo habría acabado para él. Los aldeanos vendrían a matarlo hoy o mañana, cuando un monstruo sanguinario y sin control atacara sus rebaños y se comiera a sus hijos. Mejor que vinieran hoy, que aún era consciente, antes de terminar asesinando como un vio animal.
     Escuchó cómo pequeños pasos metálicos subían por las escaleras, tan inmerso estaba viendo a los aldeanos cruzar el patio corriendo que a duras penas los había notado.
    - Magestad, invasores en la puerta, ¿Qué hacemos? - dijo Lumiére.
    - ¿Qué importa? Déjenlos entrar... - respondió Bestia.
     Lumiére vio a su amo, lo recordaba desde que era un niño pequeño, había pasado la mitad de su vida cuidándolo,  y se dio cuenta qué tan mal estaba por aquella chica que tanto se había esmerado por presentar. Salió corriendo, sabía que no podía contar con el amo para la defensa del castillo. Cuando salió de la habitación no pudo cerrar la puerta, la perilla estaba demasiado alta para él, de cualquier manera, no creyó que alguien fuera capaz de llegar hasta los aposentos de su amo.
     ¿Ella había llegado a quererlo? Se preguntaba mientras respiraba el frío aire de la noche. No sé prrcató que había dejado de negar, ignoraba los lejanos ruidos que le llegaban del patio y por el corredor. La forma en la que a veces ella lo miraba lo estremecía, su risa le aceleraba el pulso, y su sola presencia era más que suficiente para que esa capa de fría ira con la que se cubría se deshiciera completamente. Tal vez ella también había llegado a quererlo, a apreciarlo aunque sea un poquito, quería ignorar las razones por las que los aldeanos había venido a asesinarlo, ella no habría sido capaz de haberlos mandado, ¿Verdad?, como mínimo ella lo apreciaría, ¿no?
     "Recuerda que la secuestraste", le remordió su conciencia. Tal vez se tenía bien merecido morir esa misma noche, que los aldeanos acabaran con él y con su castillo, tal vez sí era demasiado tarde para un monstruo como él.
     Tan absorto estaba en sus pensamientos que no escuchó los pasos de alguien acercándose por su espalda. Cuando lo oyó entrar a sus aposentos ya era demasiado tarde para huir oparq ocultarse.
     - Hola, Bestia. Bella me envía a asesinarte.- dijo Gastón con una voz potente e intimidatoria.
     Bestia lo volteó a mirar, era alto, musculoso, atractivo para ser un aldeano, cualquier mujer lo hubiera preferido a él. Lentamente regresó la vista hacia el horizonte. Si iba a morir, que fuera mirando hacia donde ella se encontraba, tal vez ella no lo amara de la misma manera que él la amaba, ¿a caso eso reducía lo que él sentía por ella? Él la seguiría queriendo sin importar lo que pasara.
    - ¿Qué pasa, monstruo? ¿La extrañas? Oh... La pobrecita bestia extraña a Bella. ¡Qué patético! - se burló Gastón -  Quién diría que una criatura tan horrible como tú llegaría a amar a una lindura como ella. Bueno, aunque la verdad es radiante, digo, ¿quién no quisiera hacerle... Ciertas cositas a ella? - sonrió maliciosamente mientras hacía cierto ademán obseno con la mano. Bestia sintió como si lo hubieran abofeteado en la cara, ese idiota insultaba a la mujer que amaba, sintió cómo la ira empezaba a pincharle las entrañas.
     -¡No hables así de ella! ¿Oíste? - amenazó Bestia.
     - Wow, y también puedes hablar, la verdad pensé que tendrías algo así como la inteligencia de un perro.
     - Apártate de mi vista-- rugió Bestia mientras se volteaba y enseñaba los colmillos.
     - Vaya, creo que alguien está sensible. Dime, hace cuanto que no.. Ya sabes - hizo el mismo gesto obsceno con la mano - ¿buscas a osos para eso en el bosque o trataste de hacérselo a Bella? Porque digo, no es por presumir, pero cuando regresó al pueblo, corrió directamente hacia mí cuarto y... Digamos que quedó bastante complacida.
     Bestia rugió mientras se erguía en cuatro patas, ese idiota estaba pidiendo a gritos que lo asesinara, nunca había asesinado hombres, nunca se había atrevido a tanto, había considerado que ese sería el punto sin retorno en convertirse en el monstruo que pretendía evitar. Con ese idiota haría una excepción.
    - Jajaja, wow, wow, ahora sí eres el monstruo que pienso cazar, solo una cosa antes. ¿En verdad creíste que alguien como ella llegaría a quererte? Te dijo lo que querías oír, amigo, hizo que te enamorara y te hizo creer que ella se encariñaba de ti solo para poder ganarse tu confianza y escapar cuanto antes para regresar conmigo. Ella dijo que cuando lleve tu cabeza sersenada accederá casarse conmigo, y ya sabes lo que pasa en la noche de bodas... - y volvió a sonreír con lujuria. Esta vez Bestia no pudo contenerse más y atacó. Trató de embestirlo, pero al parecer Gastón ya lo estaba esperando y saltó hacia un lado antes de que pudiera tocarlo, desenvainó un cuchillo largo y se paró frente a Bestia.
     - Vamos, monstruo, hazme el trabajo fácil para que pueda regresar con mi trofeo.
    Bestia trató de embestirlo nuevamente, pero ant s de chocar con Gastón se irguió en sus patas traseras y trató de arañarle la cabeza. Gastón lo vio venir y lo esquivó, mientras rápidamente lograba darle un largo tajo en el antebrazo derecho. Bestia rugió y Gastón aprovechó el momento para taclearlo y tirarlo de espaldas. Ambos cayeron, Bestia sintió a Gastón forsejeando para clavarle el cuchillo ahí mismo. Logró rodar de lado y levantarse a cuatro patas antes de que Gastón pudiera apuñalarlo. Trató  de arrancarle la cabeza de un mordizco, pero su oponente fue escurridizo y giró hacia adelante, dando una voltereta. Cuando Bestia trató de volver a atacarlo, Gastón le apuntaba con el rifle que cargaba a su espalda y sin tardar un segundo más, disparó.
     Bestia logró correr hacia el interior del castillo, Gastón volvió a disparar, aunque no alcanzó a herirlo.
     Tenía que correr. Confundirlo para poder saltarle encima, era su castillo, podía perderlo con facilidad. Los pasillos se cubrían de nubes de polvo que levantaban sus pisadas, los muebles rotos y los escombros lo rodeaban. La herida del brazo le ardía, y ese ardor le hizo recordar cuando había salvado a Bella de los lobos... Cuando ella había decidido no abandonarlo y ayudarle a volver.
     -Bestia, ¡Bestia! - oía que gritaban a sus espaldas. De vez en cuando un disparo y el eco resonaba por todas las habitaciones. Una voz burlona y cantaría lo seguía.
     - ¡Bestia! - se repente la voz era diferente, melodiosa, angelical y desesperada, alguien que lo buscaba no para asesinarlo, sino para atender su herida.
     "Bella", pensó Bestia. Y de repente recordó todo lo que le había dicho Gastón. ¿En verdad lo había utilizado? ¿Ella era capaz de haberle mentido para poder huir? Era lista, eso sin duda, pero... ¿Enamorarlo solo para jugar con él y manipularlo para escapar? Quería negarse a creerlo, no podía ser cierto, sin embargo, entonces, ¿por qué otra razón habrían venido los aldeanos a asesinarlo? ¿Cómo se enteraron del castillo? ¿Cómo sabía Gastón dónde encontrarlo? Bestia unió todas las piezas del rompecabezas, ella había vuelto para tenderle una trampa, ella era la carnada que Gastón le había tendido. Bella y Gastón habían planeado todo para quedar como los héroes que asesinaron al monstruo y se quedan con el castillo. Y el corazón de Bestia, que había vuelvo a latir después de tanto tiempo, se sumergió de nuevo en el más profundo odio.
     Corrió hacia donde escuchaba la cálida voz de Bella, la voz que lo había calmado mientras curaba sus heridas, la que le había leído poesía para embriagar lo y creer que lo quería. La voz que le había dicho a Gastón cómo acabar con él.
     - Bestia- dijo la silueta cuando Bestia salió de la oscuridad. Se veía radiante, como la última vez que la había visto. Se veía agitada, le sonreía, la muy descarada se atrevía a sonreirle después de haberle traicionado. Bestia reprimió las lágrimas que le empezaron a brotar cuando ella empezó a acercársele. Y trató de no disfrutar cuando extendió el brazo y la tomó por el cuello, la arrastró hacia el balcón más cercano y la sostenía por el aire.
     - Bestia, ¿Qué haces?, por favor, bájame, yo... - un grito se ahogó en su garganta mientras Bella trataba de respirar. Bestia sentía la delicada piel de su cuello rodeando su mano. Ella empezó a forcejear y a golpearle, primero despacio, con fingido cariño, después con fuerza desesperada.
     - Tú me engañaste. Los trajiste para acabar conmigo. Me quieres ver muerto, tú y ese cazador...
    - No, Bestia, yo no, fue un mal... - alcanzó a balbudear. Bella forcejeaba, tratando de respirar mientras Bestia contenía las ganas de lanzarla por el precipicio. Sus ojos estaban saltones, pataleaba y trataba de arañarle la mano. Ella tan solo era una humana, la más hermosa que había conocido, ¿Qué podía hacer ella contra un monstruo como él?
     En la entrada de la sala se oyeron pasos, el cargar de un arma. Bestia se volteó a ver directamente a su enemigo, aún sosteniendo a Bella por el cuello.
     - Gastón, ayúdame - murmuraron los labios de Bella mirando directamente al recién llegado.
     "Lo confirma", se dio cuenta Bestia.
     - Bájala, monstruo - gritó Gastón apuntándole con su arma.
     Un tiro resonó en la habitación y Bestia sintió cómo la poca resistencia que Bella oponía se desvanecía. Lanzó su cuerpo hacia un lado y se abalanzó sobre Gastón. Ignorando sus heridas, no se dio cuenta que también él había resultado herido. Ya sin importarle el cuchillo que Gastón alcanzó a desenvainar se lanzó sobre él, sintió cómo el frío metal le arañaba las entrañas y antes de arrancarle la cabeza de un mordizco, volteó a ver el cuerpo sin vida de la mujer que tanto había amado.
     Y con él, el último pétalo cayó por fin.
    
    

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2020 ⏰

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