Pero qué noche,no había podido dormir, no podía creer que en tan solo unas horas me iría a casar. Mis manos temblaban, las piernas me pesaban mucho, el cuello me dolía y la espalda me estaba matando; entré al baño y me miré al espejo, ¡pero por Dios!, en verdad me iba a casar, apenas tenía 29 años, estaba en mi mejor momento, aún tenía tiempo para huir, podía escapar por la ventana, escabullirme sin que nadie lo notase, tomar mi coche e irme lejos. -No estaba seguro de hacer esto-.
¡Iba a casarme! - repetía con angustia en mi mente -
¡Carajoooo! ¿Dónde estaba aquel joven atrevido, indomable, con el cabello alborotado, aquel muchacho cabrio que con una simple mirada desnudaba a todas las mujeres? - entre la fantasía de mis pensamientos y la ansiedad de mis pulsaciones,solo podía pensar estupideces-.
Abrí la ducha, miré hacia abajo, y hablé :
- ¡Hey Tigre! Sé que llevas un largo tiempo jugando con la misma, pero, ¿estás seguro que puedes aguantar una vida entera? Hasta que la mu... -Mejor no lo decía... - ¡ Qué idiota! qué imbécil, ¿en serio?¿ hablaba con mi pene...?
- ¡Yaaa! - exclamé para reaccionar-.
Salí de la ducha, volví a verme al espejo, no lo podía creer, parecía aún más viejo.
-Oye tío- Decía, con un torpe acento español, mientras veía mi reflejo-. ¿Qué pasa, acaso, eso es una cana?- me miraba y mi pequeño cerebro se limitaba a pensar: "sigo siendo sexy, mira esos músculos tonificados, marcados. Miraba de lado: -Mirá ese culo. En verdad vas a ser capaz de desaprovechar todo este potencial... -.
Salí del baño y , oportunamente, al instante, golpearon a la puerta:
- Señor Carvajal, su desayuno está listo.- Una sensual voz femenina avisó-.
- Siga- respondí.
De la nada entró una hermosa mucama, bastante alta, casi tanto como yo (1.80), de curvas perfectas, tenía un escote fértil y unas piernas infinitas, todo ello decorado por el más hermoso tez de piel, un canela que brillaba como el atardecer, tan diferente a la albina de mi novia:
De nuevo una de las mujeres de la despedida de soltero que organizó Felipe- pensé al instante-. Me saludó y guiñó el ojo, por alguna razón la ignoré, la señorita de rizos dorados dejó una bandeja con comida sobre la mesa y se retiró sin mediar palabra.
¡Pero qué me pasaba! en unos cuantos años no podía cambiar tanto ¿Qué había sucedido...? -Amor, tal vez- Tan simple que me costaba trabajo comprenderlo-.
Ignorandolo todo, empecé a comer, tenía que relajarme, bebí mi jugo de naranja, acompañado por unos huevos rancheros, pan y fruta picada, no importaba lo que pasara, no perdía mi apetito; pero otro pensamiento me agobiaba, me detuve al instante, no lo podía creer, ella, no sabía cocinar, ¡Por qué carajos me casabaaaa! -Suspiré buscando respuestas en el aire y, como era de esperarse, no las encontraba-.
De nuevo tocaban a mi puerta.
-¿Quién es?- pregunté a gritos-
- Nosotros Migue- respondió una voz familiar-
- ¿Ana? pasa por favor- Mencioné agustiado-.
Abrió la puerta, junto a ella se encontraban Jose y Felipe, mis viejos amigos estaban reunidos, y si que necesitaba de ellos.
-Ey muchachos, no hagan un alboroto, pero ayúdenme a escapar- les imploré con miedo-
-Sabía que esto pasaría, me debes cien mil pesos Felipe.- dijo Ana, sacándole la lengua-.
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Para Mis Musas
RomanceUn recopilado de historias y poemas que se han escrito en inspiración a las mujeres que han pasado por mi vida. Amor, felicidad, tristeza, muerte, sexo, miles de sentimientos y cientos de situaciones que he vivido gracias a ella.