Al filo de la mañana me pregunté dónde estabas
Dónde podrías estar abrigada
Las horas pasaban y aún así no te encontraba
El tiempo no daba tregua y mis pies seguían sin encontrar tu camino.
Llegada la tarde, un susurro del viento me hizo creer que eras tú
Pero qué va, la ilusión se esfumo con el vuelo de las aves
Las horas corrían, cual ferrocarril desbocado y mi pregunta seguía sin solución, ¿Dónde estás?
Asomada la noche, mis latidos se apagaban porque no estabas
Mis manos heladas sentían el abismo de la desesperación por no encontrarte
¿Dónde estás? Me pregunté una última vez en voz alta
Y detrás de mí, suspirando a mi oído cantaste tu canción: nunca me he ido, ni buscarme era necesario. Estuve aquí, plasmada en tu silueta, contemplando el fresco aroma de tu desesperada búsqueda, esperando el momento adecuado para que así, mi sorpresa fuese completa. Estuve aquí donde no buscaste, siempre aquí y nunca allá. Mis caminos son los tuyos y mis pasos contigo van. Ven aquí, que soy contigo.
M.A.
