and somehow you kicked all my walls in

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07/02/14

Nerea no podía imaginarse un regalo de cumpleaños mejor. Sus padres le habían regalado una conejita. Llevaba toda su vida queriendo tener un conejo de mascota, y ahora por fin lo tenía.

Tenía que contárselo a Aitana.

Habían cambiado mucho las cosas desde el concierto. Básicamente se habían hecho amigas. Muy amigas. Principalmente se pasaban el día hablando por Whatsapp o por Twitter, o a veces por los dos sitios a la vez aunque fueran conversaciones distintas.

Al principio empezó como algo sin importancia. Se hablaron después del concierto para pedirse las fotos y compartir la depresión post concierto que ambas sentían. Una cosa llevó a la otra, y casi sin darse cuenta se habían vuelto inseparables. Así que no era de extrañar que Aitana fuera la primera persona a la que Nerea quisiera contarle las cosas.

Fue corriendo a buscar el móvil mientras su hermana tenía al animal en brazos y sus padres se peleaban por cerrar la jaula.

Fue corriendo a buscar el móvil mientras su hermana tenía al animal en brazos y sus padres se peleaban por cerrar la jaula

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—Nerea, ¿me estás escuchando? —le preguntó su madre, con el bote de comida en la mano.

—Que sí, mama.

—Pues eso, que el veterinario nos ha dicho que es mejor darles de comer siempre a la misma hora, así que tendrás que decidir...

Pero Nerea volvió a desconectar, mucho más interesada en la conversación de la pantalla.

Pero Nerea volvió a desconectar, mucho más interesada en la conversación de la pantalla

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Truly Madly DeeplyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora