Capítulo único

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Hay muchas cosas que Yoongi odia.

Odia el calor, odia sudar, odia que no lo dejen dormir en paz, odia a los niños gritones, entre otras cosas, pero lo que Yoongi más odia en su vida, es esperar, esperar en una fila de supermercado, esperar el transporte público, esperar a que las clases finalicen, todo lo que se relacione con esperar, lo odia, no es una persona a la cual se le pueda atribuir el magnífico don de la paciencia, sin embargo, sabía que tenía que hacerlo, porque formaba parte de la rutina diaria.

Pero había algo, precisamente ahora, que lo está cabreando.

El odiado Registro Civil.

La burocracia es horriblemente lenta, los números no avanzaban nunca y las personas que atienden parecen estar mal humoradas todo el puto día, como si se levantaran pensando que es buen día para no sonreír.

Yoongi se había levantado a las ocho de la mañana justamente para no tener que esperar y poder hacer todo lo más rápido posible, pero al parecer la vida lo odia. Cuando llegó y sacó su número el guardia de seguridad le dijo que tenía aproximadamente tres horas de espera, Yoongi mantuvo la compostura, pero por dentro se le ocurrieron mil maneras de suicidarse ahí mismo.

Su número es el B115 y cuando llegó iban en el B24. Santa mierda.

¿Quieren oír lo peor? Ya pasaron las tres horas que dijo el guardia y ahora van en el B60, con más de un litro de café en su cuerpo Yoongi luchaba por no dormirse ahí mismo como un borracho. ¿Y para qué? Para sacar su carnet de identidad nuevamente, ya que al anterior se lo tragó la tierra sin previo aviso.

Debido a que aún quedaban bastantes números que estaban antes que el suyo, decidió salir de la estancia en busca de otro vaso de café antes de que el sueño lo consumiera por completo.

Iba caminando hacia el pequeño bar que se encontraba dentro de las instalaciones con la vista clavada en su celular, cuando de repente siente que alguien choca contra su cuerpo por el costado izquierdo y cae al suelo con un estrépito. Cuando bajó la vista preocupado hacia la persona que lo chocó, vió una cabellera rubia con pequeñas ondas totalmente alborotadas por el impacto, y oyó una risita divertida proveniente del cuerpo de aquel adolescente.

El chico se levantó, pidiéndole disculpas entre balbuceos y con un pequeño rubor en sus abultadas mejillas, sin atreverse a mirarlo a los ojos. Yoongi sonrió enternecido por la imágen, un poco preocupado por el estado de aquel adolescente descuidado.

—Tranquilo, niño, no pasó nada ¿estás bien? —inquirió con una pequeña sonrisa, tratando de sonar lo más amable, porque bien sabía que su humor no estaba de lo mejor y a veces solía ser un poco bruto con personas que incluso no tenían la culpa.

El chico lo miró y al ver que Yoongi sonreía, se relajó, soltó los hombros y le devolvió la sonrisa, ahí fue cuando el mundo del pelinegro se detuvo por completo, nunca, pero nunca en su puta vida, había visto algo tan hermoso como la sonrisa de aquel adolescente que lo chocó ese día.

Aún con una sonrisa el chico rubio se presentó y le pidió disculpas, pero esta vez, sin balbuceos de por medio, aunque con bastante prisa para el gusto de Yoongi —Soy Jimin, de verdad no fue mi intención chocarte, solo iba con demasiada prisa, mi número está cerca y no quiero perderlo porque esperar es horriblemente aburrido y....¡oh Dios, mi número!— Jimin lo miró con pánico y salió corriendo hacia la parte frontal del Registro Civil mientras le gritaba por los aires que más tarde lo buscaría para invitarlo a un café, y que más le valía no moverse de aquel sitio.

Yoongi rio para si mismo, tenía aquí dentro un par de horas más, así que definitivamente Jimin lo encontraría si su palabra de que lo buscaría era verdadera.

Yoongi rio para si mismo, tenía aquí dentro un par de horas más, así que definitivamente Jimin lo encontraría si su palabra de que lo buscaría era verdadera

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Un angel se cruzó en mi camino, o quizás,
yo me crucé en el camino de ese angel.
Pero un accidente puede traer una hermosa coincidencia.

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