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Tokio, Japón

21:00 hrs. 

-Estúpida corbata.- exclamó molesto un hombre castaño que luchaba con su corbata mientras esperaba el elevador con otro unos años mayor que él.- Recuérdame porque tengo que usar esto.- dijo suspirando cansando y rindiéndose con su corbata medio deshecha. 

El hombre a su lado rodó los ojos y se metió las manos en los bolsillos. 

-Es una fiesta, Nate, no puedes ir a todo lados en jeans y camisetas.- el castaño menor sacó una risa sarcástica al mismo tiempo que las puertas del elevador que esperaban se abrían. 

Entraron, el mayor hundió el botón del piso al que se dirigían y luego de unos segundos las puertas se cerraron, dejándolos solos en aquel cubo metálico. 

-Nunca te lo pregunté, pero ¿estás seguro de que esta tal Croft puede ayudarnos? Digo, los Croft no tienen muy buena reputación o al menos eso he escuchado.- preguntó el mayor mirando la pequeña pantalla sobre la puerta que marcaba los pisos. 

-Sully dijo que era de fiar.- contestó el menor con simpleza como si ese argumento bastara para justificar todo.- Algo de que había trabajado con su padre. La verdad es que Sully no confía en muchas personas, así que sí dice que ella es buena, entonces lo es.

Los hermanos intercambiaron una mirada y luego regresaron a las puertas del elevador. 

-Espero que Sully haya dicho eso de verdad y no seas tú ligando.- Nate rodó los ojos. 

-Que bajo piensas de mí.- Sam sacó una risa pequeña y cuando el elevador se abrió dejaron la conversación. 

Salieron y luego de caminar algunos pasos les pidieron invitaciones, los revisaron por armas y luego los dejaron pasar. Los hermanos se detuvieron y mientras Nate echaba un vistazo al lugar, Sam no perdió el tiempo y tomó una copa de champaña que un mesero le ofreció.  

La fiesta era bastante grande. Un salón entero lleno de personas vestidas elegantemente bailando y hablando entre sí. Había una barra a la izquierda, ventanales de cristal por paredes con lo que se podía ver la noche y la ciudad de Tokio y sus luces y la música era bailable y pegajosa. 

-¿Ves a nuestra amiga?- preguntó Sam disimuladamente a su lado mientras bebía de la champaña. 

-No creo que le guste que le llames amiga.- dijo Nate mirando entre la multitud.- Pero no, no la veo. 

-Oh, mira, allí está el señor Nishimura. Voy a saludarlo y a darle las gracias por la invitación. Mientras, encuentra a nuestra “amiga”.- dijo Sam y antes de que Nate pudiera quejarse, el hermano mayor ya se había ido. 

Nate regresó a la fiesta y para no quedarse en el medio, decidió moverse entre las personas hasta llegar a la barra. Sí, las barras eran el mejor lugar para esperar. 

-Buenas noches, ¿qué le puedo servir, señor?- preguntó el bar tender en japonés. Nate le contestó con el nombre de una bebida y mientras se la servía tomó asiento. 

Había tomado unos sorbos de su bebida mientras miraba a los invitados cuando la vio. Para ser alguien que solo había visto en fotos en los periódicos, estaba algo sorprendido. Esperaba algo y definitivamente lo que estaba viendo era diferente.

-Sullivan no mencionó que fuera malo haciendo corbatas.- le dijo a modo de saludo, con su voz suave y acento británico cuando llegó a él. Nathan sacó una risa algo nerviosa mientras se ponía en pie para recibirla.

-Sully menciona solo algunas cosas.- le dijo él mientras pensaba que quizás el anciano había olvidado decirle que Lara Croft se veía súper bien en un maldito vestido negro. 

21:00 || Lara Croft & Nathan DrakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora