Mi rostro estaba empapado, mientras que me encontraba hecho bolita en una esquina de mi camita.
Mis piernas temblaban y estaba rígido por un extraño frío que cubría el resto de mi cuerpo. Mi omega no dejaba de chillar intranquilo, y mas de una vez alguno de mis hermanos deseó pasar a mi cuarto.
Pero, mi aroma ya no estaba. Ellos pensaban que yo tal vez estaba dormido, o que incluso me había tomado un supresor o algo. Pero ahora me daba cuenta de que mi omega poco a poco estaba cayendo algo dormido y eso me asusta.
¿Cómo rayos yo tendría que suponer que la familia de mi alfa era así?
Yoongi jamás me contó algo de su familia, ni siquiera conocía a la señora que había llegado en esa tarde. Supuestamente era una visita cualquiera, sin embargo, fue al poco tiempo en que esa confesión me cayó como un balde de agua fría.
Esa mujer era la madre de yoongi.
De solo recordarla de nuevo un intenso escalofrió recorría mi espalda, presintiendo que mis labios empezarían a titiritar en cualquier momento.
Tengo miedo de no volverlo a ver, aquella mujer parecía muy decidida con lo que decía y me estaba empezando a ganar la sensación extraña de tener a mi parte animal tan dolida.
Intenté reunir la parte mas valiente de mi, pero siento que de igual manera sera todo un fracaso. Yo quiero a mi alfa y estoy dispuesto a estar con él.
No necesitaba que alguien este al pendiente de mi, no ahora que estoy con esa persona a la que amo.
Yo amo demasiado a mi alfa como para permitirme estar lejos de él. Así que me paré en seco, rápidamente de mi cama, ignorando el dolor increíblemente agudo que llegó a mis huesos.
Caminé descalzo por mi cuarto, buscando desesperado la mochila que siempre llevaba a la universidad.
Me encamine hacia mi armario, buscando cualquier ropa en esos momentos, metí algunas cosas a la maleta, para luego colgarla en mi hombro e ir hacia la puerta.
Tomé la perilla, sintiendo esa horrible sensación de tensión en el ambiente. La abrí esperando a que uno de mis hermanos estuviese de pie allí, mirándome meticulosamente.
Pero gracias al cielo nadie estaba allí, absolutamente nadie, y eso me hizo calmar un poco.
Coloqué la puerta con seguro luego de cerrarla, me encamine hacia uno de mis cajones y de el saque un supresor para ocultar el poco aroma que se podría distinguir de mi.
agarré la pequeña pastilla y la abrí, tomándola de un solo bocado y sin agua. Ya estaba algo acostumbrado a tantas pastillas, Cortesía de mis hermanos alfas.
Me acerqué a la ventana de mi habitación, y la abrí dejando que el hermosos atardecer entrara por ella. Tome la mochila y la tire esperando a que cayera en el techado.
Miré por abajo, y trague fuerte cuando me dí cuenta de la altura.
Suspiré, formando un poco de valentía en mi, y decidí salir por la ventana por igual. Tomando la mochila que estaba a unos cuantos metros lejos de mí.
Seguí bajando lentamente, esperando no caerme, baje suavemente por el techado, llegando hasta el primer piso.
Según calculé mide un par de metros y medio, solo esperaba no causarme un gran golpe a la bajada.
Tomé un pequeño impulso y salté de ahí, cayendo fuertemente impactado en piso de abajo.
Me moví poco, esperando a que mi pierna no doliese tanto despues. De seguro que un moretón aparecería al día siguiente, junto con mi brazo derecho y el ardor pequeño en mi otra rodilla.
No le seguí tomando importancia, y agarre mi mochila, me escabullí por la parte de atrás de la casa, para salir de allí por fin.
