Casándose.
Habían pasado ya unos años desde que Seiya y Shiryu se habían declarado e iniciado una relación.
Ambos ya eran caballeros de oro y vivían en el santuario con sus amigos, Aioros era patriarca, Shura, Saga y Kanon le acompañaban, Shura porque no quería perder a Aioros de nuevo, y Saga y Kanon porque no había rastro de un caballero de Géminis digno de proteger el tercer templo del santuario.
Jabu, tomó el lugar de Milo como caballero de escorpio, Ban como el de Capricornio, Hyoga como Acuario, Shun como el de Virgo, Ikki como el caballero de Leo, Gekki como el de Tauro y Nachi como el de Cáncer.
Kiki, había tomado el lugar de su maestro Mu y gracias a Hyoga y Kanon se mantenía en una relación de pareja con Issac de kraken, Nachi y Gekki también y ni hablar de Jabu y Ban que también tenían su pareja.
Marín había mantenido una relación de años con Aioria y Saori le permitió ser la Santa dorada de Piscis, Shaina también se convirtió en Santa Dorada de Ofiuco.
Seiya como santo de Sagitario y Shiryu como santo de Libra, mantenían su relación de pareja hasta ese momento, ambos eran felices juntos, Shoryu, estaba siendo entrenado por Shiryu, el pequeño le tenía gran cariño a Seiya y Seiya al niño.
La vida del santuario en el siglo XXI, era de las mejores, todos eran felices con sus nuevas vidas y Shiryu y Seiya llevaban ya bastante tiempo juntos, solo le faltaba estar comprometidos y reafirmar ese amor.
Por esa razón, Dohko, Shunrei y Shoryu, influenciaron a el dragón para que le pidiera matrimonio al Pegaso, Shiryu se tomó su tiempo para pensarlo y al final si decidió pedírselo, ya era el momento y se propuso hacer lo.
Shiryu, pensó todo para pedírselo, pero Seiya en una de sus tardes en el templo de Libra, Seiya le dijo espontáneamente que quería casarse con él, portar un anillo que le recordaba que siempre estaría enlazado a el.
Shiryu, se arrodilló y le entregó el anillo, Seiya sin dudarlo le dijo que si y ambos no podían estar más felices, a pesar de los años su relación seguía siendo natural, nada se sentía forzado y eso hacía el amor de estos dos cada vez más fuerte.
La noticia se extendió por todos lados, Hera la diosa del matrimonio bajó del Olimpo entusiasmada, casaría a la balanza y el Centauro, la diosa era bastante feliz de ser invitada a esas bodas y realizarlas.
Además desde el Olimpo observó el amor que estos dos se tenían y sin pedírselo colaboró en la organización de la boda de estos dos, cosa que ambos caballeros le agradecieron, los dos jóvenes estaban emocionados por ese acontecimiento, Saori y Hera le hicieron una mala jugada a ambos porque les prohibieron verse hasta el día de la boda y para Seiya no fue problema, el Pegaso era bastante comprensivo con eso, hasta le parecía lindo el tener expectativa por el ver al otro, se le hacía lindo, romántico y toda una aventura.
En cambio, Shiryu tenía otra idea diferente, para el era diferente, el sentía que no podía estar lejos de Seiya, quería darle su espacio y su privacidad pero simplemente no podía hacerlo, desde ese momento desde que Saori le pidió proteger a Seiya, él realmente amaba a Seiya y quería protegerlo, por eso no quería separarse de el en ningún momento.
Los días pasaron y todo parecía ir bien, la organización de la boda iba bien y ya estaban a punto de terminar, todo iba por bien camino ; cuando la hora de la verdad llegó todos vivían en emoción en especial los dos afortunados que tomarían ese gran paso.
Seiya y Shiryu tuvieron su encuentro después de tres semanas sin poder verse, Shiryu quedó encantado con la vestimenta de Seiya, tenía un bonito traje blanco, su sonrisa brillante fue lo que más enamoro a Shiryu en ese momento, Shiryu iba a juego con Seiya, ambos iban de blanco, esto debido a que ambos emitían pureza en su relación y por eso ambos estaban de blanco.
Al momento de casarse, ambos dieron el sí y sus votos sin dudarlo, se querían tanto que en ningún momento dudaron de sus palabras, Hera y Aioros cumplieron bien el papel de casamenteros y ambos estaban felices de ver a esos dos jóvenes unidos en matrimonio.
Saori, les confió a ambos una semana vacaciones, pensaba en darles dos pero quería mantener seguro el santuario a salvo, para los dos jóvenes fue más que suficiente, con tal de estar al lado del otro eran felices.
La pequeña luna de miel de Seiya y Shiryu, comenzó desde el primer momento en el que llegaron a su destino, una bonita habitación de hotel muy lujosa en Japón, reservada exclusivamente para ellos, en ese momento ambos decidieron abrir primero sus regalos que no eran pocos, al abrirlos los dos quedaron más que emocionados con el ultimo regalo era un par de pijamas
Ambos muchachos siguieron una amena plática por horas hasta que finalmente Seiya rendido por el día y cómodamente instalado en los brazos de Shiryu, Seiya tenía sus manos sobre el pecho del azabache y su rostro recargado contra su corazón .
Shiryu, miro los ojos de su pequeño centauro, un largo tiempo antes de levantar su barbilla hasta que sus labios estuvieran a su alcance, con mucho cuidado, le dio un lindo beso que fue correspondido casi al instante, Seiya puso sus manos sobre el pecho de Shiryu y sintió como el lo abrasaba firmemente con su brazo izquierdo mientras que con la mano derecha comenzaba a acariciarlo de un modo íntimo y maravilloso.
Seiya comenzó a gemir, el peli largo abandono sus labios quería escucharlo con claridad .Eso no significa que los labios de el dragón hayan renunciado a seguir su actividad ya que continuaron besando cada rincón disponible en el rostro de Seiya, causando risas dulces de Seiya debido a las cosquillan que les daban los besos de Shiryu.
Ambos decidieron estrenar las pijamas que se les habían regalado, se pusieron los pantalones y todo y iban a abotonarse las camisas pero el deseo no los dejó hacerlo, ambos desde hacía ya un tiempo habían practicado el acto sexual y disfrutado de sexualidad de la mejor manera posible.
En ese momento no pudieron controlar sus deseos carnales y ambos decidieron continuar con lo que hacían sus besos se hacían cada vez más calientes y húmedos, hubo un momento en el que Shiryu atacó los muslos y piernas de Seiya, para él Pegaso esas zonas eran la gloria, Shiryu escuchaba los pequeños gemidos de Seiya que eran interrumpidos por los besos que se daba con Seiya.
A medida que el tiempo pasaba sus caricias y roces se intensificaban más y con ello su deseo carnal, los pantalones de ambos no tardaron en desaparecer y Shiryu se dedico a masturbar a Seiya, mientras saboreaba su piel y lo sentaba en su cintura, para después lamer su cuello y apretarlo fuerte contra su cuerpo, ambas masculinades estaban bastante despiertas y aquella boca irreverente de Seiya solo soltaba gemidos, para Shiryu esos gemidos lo hacían sentir cada vez más excitado y sin poder soportar más ese dolor en su zona intima.
Con una voz necesitada le pidió permiso a Seiya para entrar y el Pegaso entre gemidos aceptó, Shiryu con delicadeza y sumo cuidado deslizó dos de sus dedos dentro de Seiya y para ambos se sentía algo totalmente delicioso sentía una gran felicidad dentro de el, por otro lado Shiryu disfrutaba de esas acciones que el había considerado por mucho tiempo como pecaminosa pero que se sentían deliciosas como ninguna otra.
Las lagrimas de Seiya corrían sobre sus mejillas su rostro mostraba la sonrisa mas grande que Shiryu pudiera haber imaginado y Shiryu lo beso, al principio con ternura y luego del mismo modo apasionado que alimentaba su deseo por el otro.
El resto de la noche continuaron en su momento juntos, entre besos, caricias, roces y más pasaron una noche de relaciones bastante movidita y caliente, en donde ambos eran felices y estaban de lo más cómodos juntos.
El resto de días de su bonita luna de miel, lo pasaron entre la casa de Seika la hermana de Seiya y el hotel, ambos eran felices con esa relación y con lo que deseaban del otro.
El resto de sus vidas como casados fue divertida, ambos permanecieron un siglo más como caballeros de Athena, vivieron en total tranquilidad.
Ambos al terminar sus labores como caballeros de Athena viajaron por el mundo, disfrutaron cada momento juntos, todo surgía y se daba de manera natural en su vida y su relación.
Ambos llegaron juntos a la vejez, Shiryu murió primero que Seiya, el siempre libre pegué no pudo soportar estar sin su dragón y un par de días después acompañó a Shiryu en la siguiente vida.
Hera y Athena usaron sus poderes, para elevar esas dos almas y ponerlas en el firmamento en donde se encontrarían la una a la otra siempre de manera natural, porque eso era lo que hizo su amor tan especial y mágico.