Entonces, encontré una carta de ella.
Su caligrafía. Me reposé en un sofá con aquella caja donde guardaba las notas de mi juventud y seguí admirando sus palabras, imaginándome su apariencia, su gesto de confusión donde torcía esos carnosos labios dudativos, su dulce y caprichosa mentalidad luchando por entenderme en aquel entonces, sus largos y delgados dedos sosteniendo el bolígrafo para marcar sobre esa hoja sus palabras.
"Plutón fue, luego dejó de ser y después volvió a ser" ¿Y entonces ahora qué era? Porque si mi amor había sido como Plutón, ahora ya no lo era más. Me fue fácil compararlo con aquel astro en mis años de juventud, la tenía a ella; sacar metáforas de a montón era mi especialidad, y más aún estando enamorado. Era un artista con su musa, éramos una fisura en el espacio-tiempo, éramos el pequeño destello de luz convergido con el magnetismo de la tierra que provoca una aurora boreal.
Y terminamos así: contigo en la cama de otra persona, conmigo en una fiesta donde no reconocía a la mayoría, con nosotros siendo un "fuimos" y no un "somos".
—Luka, amor ¿No vas a venir?— sentí la suave mano de Lila deslizarse por mi brazo, sus ojos aceituna viéndome suplicantes con una sonrisa producida por la euforia del alcohol y las viejas trampas del tabaco. Sus labios ya los había explorado de rincón a rincón, pero eso no significaba que los conociera; su cuerpo ya lo había tocado en cada extremo, pero seguía sin poder recordar su textura; sus ojos ya los había visto un millón de veces, y aún de vez en cuando olvidaba su color.
Niego con lentitud y me embarcó otra vez en mis viejas notas, me embriago de las memorias que almacenan y el amor de antaño que resguardan.
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Por eso Plutón
Random¿Cómo puedes contar tu historia de amor como la vida de un planeta? -Con confusión, Chloe.