Los hechos de está historia sucedieron en la mansión de mis padres. Mi nombre es Irina tengo 19 años mi piel es pálida a causa de que nunca salgo a las torcidas calles, y mi cabello es negro cómo los cuervos esa característica mía sólo hace ver mi piel más palida de lo que ya es, mis enormes ojos marrones estan enmarcados por unas profundas y oscuras ojeras, esos ojos mios deberían estar llenos de vida pero sólo expresan una tristeza profunda, no mido mas de 1.70 y soy bastante delgada, sólo visto de negro siempre parece que lista para asistir al funeral de mi madre, soy hija de padres millonarios ahora sólo queda mi mamá Ofelia, las dos vivímos solas en esa inmensa mansión de estilo rococó sólo con la compañía de nuestro mayordomo Travis. Mi vida esta llena de lujos visto las mejores ropas y joyas sin embargo hay algo mío que la mayoría vería inusual en una joven asquerosamente adinerada cómo yo, pues resulta que estoy obsesionada con la muerte, me obsesiona la idea de estar muerta y tener mi propio funeral, todo el tiempo estoy buscando nuevas formas de cometer suicidio, ya sea ingiriendo veneno, ahorcandome, desangrandome y hasta el entierro prematuro, todas las muertes posibles son mis favoritas, se que no importa cual sea ya que ambas me llevarán al mismo destino pero me gusta probar de todo un poco, a menudo práctico mis muertes en el jardín de atrás, allí también recolecto las pequeñas flores blancas muertas para mi funeral, me recuesto en el césped y pienso en que mi jardín es un cementerio enorme de flores, cuando no estoy intentando acabar con mi vida fantaseo con ello, colecciono horcas, cuchillos, navajas, venenos, gasolina, espadas, pistolas y hasta guillotinas son mis mejores aliados, tengo amigos bastantes amigos sólo que estan demasiado muertos para hablar, los vivos no me agradan ni un poco, platico muy seguido con las hurnas de mi padre, mi abuela y otros familiares que ahora son cenizas, todos los días entro a la habitación y les cuento mi dia a las cenizas, presiento que los muertos te escuchan más que los vivos, se que ya no tienen oídos pero ellos nunca van a juzgarte ni a burlarse de ti, tampoco van a contar lo que le dijiste con los demás ellos tampoco tienen lengua, hoy estaba hablando con mi abuela le contaba que me cortare el cuello, después tomé la navaja que yo consideraba más afilada y la coloqué en mi cuello estaba impaciente por hundirla en mi yugular
- Irina baja a desayunar es tarde - dijo mamá interrumpiendo en la puerta de la habitación
- mamá arruinaste mi muerte - dije molesta
- más bien salve tu vida niña tonta - dijo mamá con una sonrisa burlona . entonces solté el cuchillo y baje las escaleras desanimada, cuando llegué la comida ya estaba servida era una ensalada con queso azul y rodajas de tómate acompañada de una copa de champagne, moví la silla y me senté en el elegante comedor
- Irina cuantas veces te tengo que decir que ya estas muy mayorcita para hacer esos jueguitos tontos de las ejecuciones esos son juegos de niños chiquitos - dijo mamá mientras peinaba su largo y castaño cabello,
odiaba cuando ella me decía eso, yo no lo hacía por molestarla, pero guarde mi enojo y permanecí callada aunque con el gesto serio
- Pero sabes cómo veo que estas muy triste he decidido obsequiarte algo -
- adivinare, me daras otros de tus consejo o una visita al psiquiatra - dije vacilando
- te daré dinero para que te compres un auto por que ya no soporto tenerte aquí siempre, necesitas salir y conocer gente, Travis te acompañara en cuanto termines de desayunar - dijo mamá
- bien - dije mientras servía veneno de rata en mi champagne que pasó de ser dorada a tornarse rojiza
- aquí traigo las frutas que me pidió señora Ofelia - anunció Travis colocando un gigantesco recipiente de frutas y con el tiro mi copa envenada todo el liquido se extendió por el mantel, el mayordomo lo levanto enseguida haciendo de lado nuestros platos y mamá miró sorprendida notando que el champagne estaba alterado
- disculpeme señoritas lo lavare ahora- dijo Travis
- no te preocupes Travis sólo arruinaste mi muerte - dije
- Irina! dame ese veneno de ratas!, ese champagne me a costado muy caro y no es para que lo estes usando en tus jueguitos morbosos - exigió
- sólo intentaba ver a papá - dije bromeando y ocultando el bote de veneno entre mis pies
- Irina no eres graciosa con tus chistes de mal gusto - me regaño mamá
- dame ya ese veneno! - exigió molesta
- baje sin nada en la mano mamá tu lo viste yo puse ese veneno en la botella desde la noche - mentí con una sonrisa en el rostro, pero Ofelia no me creyó
- que!! - grito mamá asustada, fue muy gracioso, empezó a ahogarse con el champagne y abrió tanto los ojos que parecía que los se le iban a salir de las cuencas
- si - dije sonriente
- basta no voy a caer en otro de tus tontos juegos, ahora tendre que mandar a Travis por más veneno de rata - dijo mamá bastante molesta
- mamá no te provocaría gracia ver mi eutanasia? Yo con potasio inyectado en mis venas - pregunté irónica sosteniendo un platano del frutero
- si relleno una jeringa con plátano machacado sería lo mismo provocaría mi muerte - dije emocionada abriendo la fruta, Travis volvió con un nuevo mantel de ceda rosa y arregló la mesa, yo devolví el plátano a su lugar y mi atención se dirigió a mis cubiertos, los desenvolví de la manta blanca tomando el cuchillo, con él me hice un corte lo más profundo que pude en la muñeca pero el cuchillo se me resbaló de las manos, de mi muñeca empezó a emerger sangre escarlata, fue allí cuando comencé a reir rastregando mi mano y ensuciando el nuevo mantel de ceda rosa con la poca sangre que salía de mis venas cortadas
- Irina!!! - gritó mi mamá muy molesta , y entre ella y Travis me detuvieron sujetandome de ambos brazos, me tiraron al sofá y empezaron a revisarme la herida, Travis corrió por el botiquin mientras mamá se quedaba viendo mi herida enojada
- mamá que poco humor tienes - dije burlandome
- Irina llamare al doctor y después te vas a ir enseguida con Travis ya no quiero verte el resto del dia - dijo mamá bastante enojada tecleando el numero de su doctor de confianza
- mamá arruinaste mi muerte otra vez- repetí - eso fue muy divertido no cree señor Travis - reí
- señorita Irina se siente mejor? - preguntó Travis mientras limpiaba mi herida con un algodón cubierto por alcohol
- Travis deja de hablarme de usted o decirme señorita Irina puedes decirme sólo Irina - dije burlandome de su graciosa forma de dirigirse hacia mi y a mamá
- esta bien Irina si eso desea - respondió
- Travis eres siempre tan monótono pareces un zombie - dije retirando mi mano de la suya y alejandome de él, era tan aburrido cómo casi toda la gente mayor, él al igual que mamá sólo me provocaban querer darles una bofetada aunque tal vez después de eso me iba a podrir en prisión, ahora morir en prisión se iba a mi lista de muertes por probar
El doctor Josef llegó casi de inmediato, era un hombre alto y viejo vestido con su bata blanca y con un maletín negro que siempre cargaba
- llegue lo más rápido que puee Ofelia ahora que pasó? -
El doctor Josef reviso mi mano y la limpió, no hizo gran cosa ni diferencia a lo que Travis ya estaba haciendo, sólo vertio un poco de un desinfectate para heridas y continuo restregando con un algodón
- no tiene ninguna vena herida señora Ofelia la herida es sólo superficial por eso no emergió mucha sangre - así que sólo desinfectare la herida y la cubrire con una benda
- gracias doctor Josef - agradeció mamá
- muchas gracias a usted, con esta maravillosa hija suicida que tiene no me falta trabajo - río el doctor mientras bendaba mi herida
- es verdad doctor - dijo ella riendo con el doctor
- no lo necesitaremos más querido doctor Josef mañana llamaremos funerario - dije con el mismo tono burlón
- no se preocupe llegaré antes para mantenerte con vida - dijo el odioso doctor - bien señora Ofelia me retiro - dijo el doctor largandose al fin
- Irina estoy harta de ti! Cuando va a acabar este maldito sufrimiento?!- gritó mamá enojada
- por que no mejor me sometes a eutanasia mamá así podrás acabar con el sufrimiento - sugeri
- no digas tonterías Irina eso es inhumano, no estes triste por que no aprecias lo bonito que es vivir - dijo mamá con su falsa sonrisa
- inhumano es lo que haces al arruinarme la muerte y prolongar mi sufrimiento en esta vida tan asquerosa y repugnante odio el trabajo de los doctores - dije enojada volviendo a la mesa, entonces vertí todo el bote de veneno rojo para ratas cómo un dulce aceite de Oliva en la ensalada y me dispuse a picar una lechuga para llevarmela a la boca pero mamá me tiró el tenedor y Travis se llevó las cosas del lugar
- bien ten dinero para comprate algo de comer y te compras buen coche y por favor no vayas al cementerio de autos - dijo mamá entregandome el dinero, enseguida fui a mi habitación y me di un rapido baño, peine un poco mi cabello corto, me coloqué un largo vestido negro de manga larga, sin escote, unas botas negras y luego fui a mi rostro maquille mis ojos con sombra negra y mis labios con rojo quemado, al terminar bajé las escaleras, Travis y yo subimos al auto, y nos fuimos a la agencia de autos, durante todo el viaje contemple el lugubre paisaje hoy era un dia nublado, no circulaba mucha gente por las torcidas calles y el no se había puesto, veía a poca gente salir de sus casas, nuestro auto paso por una funeraria y vi a una mujer de edad avanzada cubierta de lagrimas, los ayudantes del funerario llevaban a su joven hijo un muchacho rubio con la piel de el mismo tono cadaverico que el mio, tenía cerrados los ojos pero la boca abierta y una morada lengua sobresalia de ella, aquella visión de ese cadáver me fascino era bella de admirar cómo una pintura en un museo, estaba intrigada era tan hermoso ver a la madre con la cara roja y humedecida que no paraba de llorar eso me hacía tener un sentimiento de gozo quería bajar del auto para mirar más de cerca, quería que esa fuese mi madre vestida de luto llorando sobre mi putrefacto cadáver, me imaginaba a mi misma por fin muerta en un precioso ataúd negro con tapa de cristal para el deleite a la vista de todos los morbosos que quisieran degustarse viendo mi horrida carne putrefacta cubierta por gusanos blancos y a medio comer por los buitres, rodeada de las pequeñas flores blancas muertas que crecen en mi jardín ese era para mi el funeral perfecta y la más erótica escena que pudiera imaginar
- pobre muchacho era bastante joven para tener un destino así de trágico - dijo Travis - vamos a desviarnos no me gusta el morbo que generan estos tristes sucesos - se quejó y yo lo seguia ignorando - y bien ya decidió que auto quiere Irina? - me preguntó sacandome de mis pensamientos
- lo se muy bien Travis ya tengo el modelo perfecto -
- que bien por que ya vamos a llegar Irina ya podras salir con amigos quiero pensar que a usted le gustaría salir? -
- claro Travis me encanta salir quiero conocer nuevas cosas y ver más gente - dije cortante por que no me gustaba mucho hablar con Travis sólo era para mi un viejo aburrido que nada mas abría la boca para quejarse de mi o de el dia que hacia -
El auto se detuvo y bajamos vimos varios modelos exhibidos en el enorme lugar pero ninguno me llamaba la atención yo iba por un coche fúnebre, el vendedor de autos se nos acercó y ni bien empezó a hablar le pedí que me vendiera un coche fúnebre en tono negro, Travis me miro sorprendido y con reproche pero no se atrevió a opinar, no le di importancia a sus gestos que ya lo decian todo y seguí pidiendole al señor con la emoción de una niña pequeña
- cuantos modelos de carroza fúnebre tienen? - pregunté eufórica
- quiere ver un catálogo - me dijo sacando un gran catálogo en dónde me mostró una página con mis amadas carrozas fúnebres, tomé el catálogo y empece a hojear las cinco páginas fascinada por aquellos coches, estaba indecisa hasta que vi un hermoso auto fúnebre de color negro brillante ese debía ser mio, lo elegí, le dije al señor del lugar y me llevo a un espacio de la tienda dónde se encontraba esta carroza, hice la compra, y hasta me sobró un poco de dinero, Travis lo lleno de gasolina ya que el siempre cargaba un recipiente por si acaso, luego se llevó el recipiente vacio y se subió en su auto, se fue y nisiquiera se despido, y yo hice lo mismo arranqué y avance por la carretera, durante ese recorrido me quede pensando en lo que había dicho mamá, ella no quería verme en casa así que no podía volver allí durante todo el dia.
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Irina compró un ataúd
Mystery / ThrillerElla es una chica de 19 años con pensamientos suicidas obsesionada con la muerte El es un hombre de 65 años con bastantes extravagancias obsesionado con la vida Esta joven millonaria conoce y se enamora de un hombre muy mayor con problemas mentales