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Te levantas, coges tus pulseras, y te las pones, nadie puede saberlo. Al mismo tiempo coges tu collar, y sin saber por que hiciste lo que hiciste anoche quitas las 3 piezas que tenía, tanto tiempo intentando conseguirlas, y en una noche, sin saber por qué las has perdido. Pero al menos eso te ayudó, no podías más, y una simple herida te ayudó.





Memorias de un aficionadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora