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14 de febrero de 2019
Me dirigía hacía la salida de mi escuela. Confundida, veía de nuevo el pequeño sobre que traía entre una de mis manos. No venía quién enviaba la carta, sólo venía mi nombre y junto a el un sticker, era todo muy lindo visualmente.
Trataba de adivinar el autor misterioso de esta carta, de pronto, una voz familiar hizo que levantara la mirada y me sobresaltara. Los ojos de la otra persona estaban atentos a mis manos. Él esbozó una media sonrisa.
-Entonces,...- comenzó a decir, hizo una pausa y ahora nos mirábamos fijamente- ¿a quién has estado llamando 'cariño'?
Trataba de articular una frase, pero me era imposible. En un segundo ya estaba muy cerca de mí y casi susurrándome al oído termina de decir
-Nadie puede ocupar mi lugar.

25 de octubre de 2018
Era muy agradable verlo fruncir su entrecejo cuando estaba muy concentrado. Me gustaba esa imagen de él, siempre esforzándose en lo que quiere lograr. Es tan admirable.
-¡Lo he terminado!- me regala una gran sonrisa de oreja a oreja que derrite mi corazón- estoy seguro que a mi abuela le encantará.
En un segundo limpia el espacio en el que trabajaba y me toma de las manos
-Gracias por estar aquí.
Sonrió y me acerco a él para darle un beso en la frente.
-Eres el mejor nieto, tu abuela se pondrá muy contenta... ¿Me puedes llevar a mi casa? Se hace tarde.
-Claro- se levanta y toma su chamarra.
Salimos de la casa.
-El aire está fresco- me coloca su chamarra y me toma de una de mis manos- no te vayas a enfermar.
-Me encanta el aire otoñal- sacó los audífonos de mi bolsa y le pasó uno. Se reproduce nuestra playlist durante todo el viaje

"Yo sé que el mundo te acercó a mí 

Y es que te juro que no soy sin ti

Me muero por mostrarte todo lo que soy..."

-El otoño me parece triste, ve como caen lentamente las hojas después de engalanar a los árboles. Siento que es una especie de despedida permanente.
Lo miro mientras habla y sonrió

"...te apareces en mis sueños

Voy a decirte lo que siento..."

-Son inevitables las despedidas, Max.
Después de caminar por 15 minutos y antes de llegar a mi casa encontramos un cachorro, Max se quita su audicular con cuidado para no lastimarme, se agacha y empieza acariciar al cachorro. Me agacho con él para unirmele.
-Creo que está perdido, me lo llevaré a casa. Le conseguiré un hogar.
-Esta bien, te ayudaré a encontrarle un hogar- le doy mi bufanda para que pueda envolver al cachorro- nos vemos mañana.
Me despido de él con un beso. Cada uno toma su camino en diferente dirección. Cuando estoy a punto de irme me giro hacía su dirección, aún está parado con el cachorro, con su vista en mí. Frente a frente, con dos metros de distancia surge la oportunidad de poder decirle
-Cariño, nunca me quiero despedir de ti.
Max sonríe y me mira cariñosamente
-Yo tampoco.

14 de febrero de 2019
Camino con una velocidad impresionante hasta mi casa, ni cuando voy tarde a un examen logro caminar con esa velocidad. Llevo la música a todo volumen. Me siento débil ¿Por qué no pude responderle nada a Max? ¿Por qué cuando lo vi delante mío pensé que me diría algo como "terminé con mi novia, regresemos"? ¿Por qué esperaba que me quitara la carta y la rompiera delante de mí para que después dijera algo tipo "sólo yo puedo escribir cartas de amor para ti"? ¿Por qué seguía imaginando momentos con él? ¿Qué no lo había superado ya desde hace un buen tiempo? ¿Por qué se convirtió en un idiota? ¿Por qué su comentario tan egocéntrico al final? ¿Por qué mi corazón aún lo quiere?












Déjame olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora