Capítulo 1.

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Mi mayor miedo siempre fue la soledad, al ver a mi madre llorar desde que mi padre nos había abandonado, juré que nunca viviría algo así.

Salía con muchas chicas, únicamente era sexo entre nosotros, nunca algo serio. Salíamos un par de semanas y después desaparecían, estaba acostumbrado a eso.

El trabajo resultaba agotador, la misma rutina todos los días. Levántate temprano, dúchate, lidia con el tráfico y después ir a ver la cara de tu estúpidos jefe que era un explotador.

Mi vida era basura.

—Hoy se podrán ir temprano los que hayan terminado todos los reportes en su escritorio —dijo el señor Garren—, dudo que tengan cosas importantes que hacer ésta noche

«¿Qué le hace pensar eso?» me pregunté, aunque era cierto, no tenía cosas importantes que hacer hoy en la noche, ni mañana, ni ningún otro día de la semana o del mes o del año.

—¿Ya viste a la nueva? —susurró mi compañero de cubículo—, no tiene experiencia, apuesto a que se acuesta con el gordo

Guardé silencio por unos segundos, «Que difícil es ser una mujer en ésta oficina» pensé, si no tenías experiencia y entrabas a trabajar aquí, todo el mundo pensaba que eras la nueva puta de la oficina.

—Supongo que si —dije sin más, no pretendía entrar en chismes de oficina.

La mañana transcurrió normal, excepto que todos los hombres tenían su atención puesta en "la nueva". A mí me tenía sin cuidado, era común que contrataran personas nuevas cada o mes, así que estaba acostumbrado a ver rostros nuevos.

Trabajaba como esclavo, transcribiendo los documentos a la base de datos de mi jefe. Me sabía el teclado al derecho y al revés, tecleaba más rápido que el resto de mis compañeros, cosa que me ayudaba a salir temprano de éste infierno.

Miré el reloj, por fin mi hora de comida, tomé mi mochila y caminé a la cafetería. La comida ahí era asquerosa, peor que asquerosa y la mayoría de los empleados la consumían, «Que asco» pensé cuando vi el plato de un compañero. Pasé por la barra en la que te servían tu comida como si fueras un recluso. El menú de hoy era: "Sopa", "Pollo con verduras", "Agua de limón" y como postre "Mousse de chocolate", se leía apetitoso, pero con simplemente ver el aspecto de la comida, quitaban toda hambre posible.

Me senté en la misma mesa de siempre, frente a una enorme ventana que daba el sol en mi nuca y me espalda. Saqué de mi mochila el tupper que contenía mi comida la cual sabía perfectamente que tenía un alto nivel de higiene.

Sólo me concentraba en comer, ya que nadie se sentaba conmigo, no tenía otra cosa que hacer.

—Hola

Levanté la mirada, era la chica nueva, a la que nadie bajaja de "la nueva puta de la oficina". Miré al resto de mis compañeros, todos me miraban o miraban su trasero, ya que estaba dándoles la espalda a todos.

—Hola

—¿Me puedo sentar? —preguntó poniendo su charola sobre la mesa.

—Como gustes —dije. Miré su comida, efectivamente era asquerosa.

—Me llamo Rose —dijo extendiendo su mano hacía mi—, ¿Y tú eres?

—John —sonreí.

—John, ¿Harás algo ésta noche? —preguntó picando lo que al parecer era un pedazo de pollo—. Abrieron un bar no lejos de aquí y no sé si te gustaría ir

—Claro, suena bien —dije y seguí comiendo.

Ella no paraba de hablar, decía que recientemente se había mudado por problemas con un antigüo ex novio. Escuchaba claramente todo lo que me decía, aunque mi vista siempre estuvo en mi tupper.

—Es hora de regresar a trabajar —dijo con una sonrisa—. ¿Vienes?

—Claro, sólo tengo que guardar mis cosas

—Mientras lo haces voy a regresar mi charola —se fue con la charola en sus manos, todos volteaba a verla.

Guardé mis cosas, tupper y tenedor. La miré, estaba en la puerta "esperándome". Caminé hacia ella y regresamos a nuestro cubículos en silencio

—Nos vemos en la noche —sonrió.

Terminé el trabajo antes que todos los demás, siempre era así. Mientras el resto de dedica a hablar de estupideces, yo sólo me dedicaba a lo mío.

—Que sorpresa —escuché que alguien susurró a mis espaldas.

También estaba acostumbrado a eso, a tener que soportar los comentarios o "burlas" de mis compañeros por hacer mi trabajo, «¿Que tiene eso de extraordinario?» me pregunté.

—Eres rápido —dijo Rose cuando pasé frente a ella. Me límite a sonreírle.

Toqué la puerta de mi jefe, esperé por no más de 5 segundos hasta que gritó: "Pase".

—Señor Math —dijo mientras tomaba los papeles—, me gusta lo eficiente que es

—Gracias

—¿Ya se va a casa o tiene otros planes para hoy? —señaló con la mirada puerta, voltee a ver lo que miraba, ahí estaba Rose, mirándonos.

—Quizá salga a tomar algo —dije sin más.

—Bueno, suerte —hizo una nueva parecida a una sonrisa y dirigió su mirada a la computadora.

—Hasta mañana —susurré, sabía que no respondería, más que susurro había parecido que sólo lo había dicho en mi mente.

Salí de la oficina, Rose no estaba. Fui a mi cubículo y tomé mis cosas, quizá Rose ya se había marchado, así que haría lo mismo.

Caminé hacía el elevador, presté atención a la música que ambientaba el pasillo, "Every Breath You Take" de The Police.

—¡John!, ¡Espera! —gritó Rose corriendo al elevador.

Esperé pacientemente a que llegara, prestando atención a la canción. «Resulta bastante acosadora esa canción» pensé.

—¿Nos vamos?

—Claro —dije y subimos al elevador.

También estaba esa canción sonando en él. La conocía perfectamente, el ritmo me ganó y comencé a tararearla.

—¿Te gusta esa canción? —preguntó Rose.

—¡Claro! —dije sonriendo—. Es de The P...

—Police —dijo interrumpiéndome—, a mí también me gusta

Ambos nos sonreímos. Seguimos tarareando la canción, esperando a que el elevador llegara a la planta baja.

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2020 ⏰

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