"Mama, que te cuesta permanecer callada si no tienes nada amable qué decir?"
No le respondo a mi hija. No me da la gana. Estoy cansada de que me pidan ser amable cuando no me nace. Si yo no lo siento, no lo digo. Ya me conocen.
Enciendo mi cigarro, pero apenas inhalo y mi hija ya baja los escalones, furiosa.
"Luego te hablo. Adios, ama."
Al soplar el humo de mi cigarro, veo a Rosa partir de mi entrada de casa donde normalmente estaría un coche estacionado. Yo no tengo carro. Yo no manejo y nunca manejé ni tuve necesidad. Ademas, nunca me intereso.
Pero, Rubén si manejaba. Iba con él al cine después del trabajo. Iba a la plaza a pasar un rato con él mientras sus hermanas y madre se iban al otro lado de compras o hacer sus negocios. Que se yo. A mi nunca me importo lo que hacían. Solo me importó Rubén.
Pero eso fue hace mucho, mucho tiempo atrás: fueron 60 años desde que me volvió a importar ese hombre.
Mi hija mayor ya volteo en la esquina de mi calle y se que regresara a su hogar para quejarse de mí a su esposo. Su esposo la va a escuchar y le dirá que se reconcilie conmigo para cenar juntas mañana como habíamos planeado.
Él es una buena persona. Es un hombre muy bueno con ella. Rubén también lo fue conmigo, por lo menos, lo era cuando estábamos solos. Nosotros casi también tuvimos un matrimonio feliz como ese. Mi hija no sabe que fuimos muy felices al saber que venía en camino. Se que no lo sabe, por que nunca se lo he dicho. ¿Como le puedo decir ahora después de todo lo que le dije en sus primeros años? ¿Como pedirle perdon por la veces que le dije que no la quería en mi vida por que era un recordatorio de lo que casi fue con Rubén, con el amor de mi vida? Cómo explicarle que todas las palabras que la hirieron no significaban la verdad? Si supiera que siempre la he amado más que a mi misma, que por ese amor me fugué de Rubén y de su familia para que no me la quitaran... ¿Como me puede perdonar por todas las veces que la he lastimado con mis palabras si yo misma no me puedo perdonar?
No tiene caso pedir disculpas... tal como no tiene caso arrepentirse hoy, 60 años después, de haber huido de Rubén cuando me pidio matrimonio.
Hay días como hoy que me gana el remordimiento de todo lo que pasó. Yo no me merecía nada de eso. Yo era joven y trabajé mucho para ganar dinero y llevarme a mi mama y hermana a vivir lejos de mi papá. Mi mama merecía mucho mejor. Las tres nos merecíamos mucho mejor que esa vida. ¿Por qué tuvo que arruinarlo todo Rubén? ¿Por que me tuve que enamorar de él, alguien tan "inalcanzable"? ¿Como explicarle a mi hija que su padre quiso ser una familia, pero me dio miedo de correr la misma suerte de mi mamá, con un esposo viejero y machista, a pesar de que él no fue nada igual como el? ¿Como admitir y aceptar yo misma que al fin de cuentas fui una chica asustada de 23 años y me dio pánico no saber como defenderme de su familia? Era más fácil no volvernos a ver. Además, de que servían sus promesa si Rubén también le faltaba madurar.
Días como el de hoy son para sentarme en el porche, fumar y estar en mi mecedora, buscando el valor para decir en voz alta que no me equivoque... fue él quien se equivocó.
Somos lo que nunca fuimos, lo que nos faltaba, lo que no recuerdo de esa madrugada en que nos prometimos por primera vez. Somos lo que no seremos, lo que nos quedaba de ese lobo hambriento y de esa chica en llamas que nuestro amor fue. Hay que enfrentar la verdad, que en donde nunca hubo preguntas nunca habrá certeza y donde hubo fuego las cenizas quedan... y que tal vez en un rincón de mi corazón aun sigue guardado un espacio para el.
Días como el de hoy deseo solo que me vuelva hacervolar una vez más con un beso o una sonrisa. ¡Como olvidar todo lo que deseaba por un abrazo suyo porque sabía que aunque me marchaba al regresar a mi casa, ya me estaba muriendo sólo por volver a su lado.
Y así me la paso, alejándome y acercándome cuidadosamente a mis recuerdos contigo. No hay nada que podamos hoy hacer.
Fuimos lo que nos juramos en las buenas y a la misma vez, lo que nos dejaron los abrazos rotos. Fuimos aguardiente, fuimos delirantes, fuimos tantas cosas que a final de cuentas no pudimos dar.
No me arrepiento de llevarme a mi hija lejos de ti, por que tuve mas hijos despues de tu amor que me llenan la vida. Solo me arrepiento de que quisiste ser el hombre y padre que debiste ser pero muy tarde. Y me arrepiento de no saber ahora si nuestro amor hubiera brindado felicidad si te hubiera dicho que si 15 años después, cuando estabas listo de ser el hombre que quise que fueras.
Fueron 15 años demasiado tarde...
El teléfono está sonando y ya me termine mi cigarro. No entrarás a mi casa. Aquí se acaba nuestra reunión. Hasta la próxima, Rubén.
"¿Bueno? ¿Mamá? ¿Estás ocupada? Quería hablarte para disculparme por irme así...¿quieres ir a comer conmigo mañana? Yo te invito y tu puedes escoger el lugar."
Yo se que mi hija siempre me amará y me perdonará por mis caprichos y berrinches, pero aun asi me conmueve sus llamadas de teléfono, por que yo soy la que está más arrepentida y nunca se como disculparme. Nunca fui buena para pedir perdon...
"Está bien. Ya sabes el lugar que me gusta. Donde venden mariscos. Hace mucho que no vamos." Me gusta mucho ir a ese restaurante con ella. Me recuerda cuando éramos solamente ella y yo en Tampico.
"Tienes razón, ya hacía falta comer camarones, verdad! Paso por ti en al tarde. Estate lista!"
Nos ponemos de acuerdo y le cuelgo. Rosa es lo único que me queda de ti. Gracias, por que siempre me encantó recibir rosas. Todas se las ofrezco a La Virgen María. Por eso nunca me preocupo por mi hija. Se que Ella la cuida siempre.

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Yo, Magdalena
KurzgeschichtenEsta historia es un fanfic inspirada por la canción Los Abrazos Rotos de Amaia Montero y Alex Ubago y es acompañante de mi fanfic, Tan Guapa, que fue inspirada por la canción Tan Guapa de La Oreja De Van Gogh. Ambas historias están basadas en la his...