CAPITULO I

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El mundo se vino abajo. Fue como un simple parpadeo, solo fue un segundo y todo lo que una vez conocimos y amamos se esfumo delante de una cruda y despiadada realidad en donde la muerte comienza a gobernar el mundo.

El mundo se volvió frío, los vivos ahora son incluso más peligrosos que los muertos llenos de hambre.

sobrevivir es un reto. Vivir un privilegio.

El mundo se cae a pedazos y lo único que queda por hacer es luchar por las únicas personas que aun están, cuidarse la espalda los unos a los otros y enfrentarse con valentía al peligro, aun cuando la muerte esta a cada paso del camino esperando tranquilamente para emerger de las sombras y arrebatar lo que siempre le perteneció.

El reloj corría.

Tic...tac..

¿Quien podría sobrevivir a su profunda rabia contenida o a su presencia helada?


Había tenido un sueño agitado.

Cuando despertó, una fuerte inhalación resonó en toda la habitación a la par que el joven adolescente se enderezaba con brusquedad en la cama. Sus veloces y violetas pulsaciones se combinaban perfectamente con su acelerada respiración y el sudor frio que le recorría la frente humedeciendo algunos mechones de su cabello castaño.

Los tenues rayos de sol matutino se colaban de forma traviesa por las cortinas dándole a la habitación un aspecto aun más tranquilo y a lo lejos se podía escuchar el cantar de algunos pájaros que disfrutaban del cálido alba. Todo estaba en perfecta calma, a excepción por el chico que continuaba sentado en la cama, respirando con brusquedad y con sus sentidos a mil. Una de sus manos viajó hasta su pecho y su mirada viajo por toda la habitación como si buscara signos de que aún se mantenia en su reciente pesadilla.

Había tenido un sueño espantoso, el mismo sueño que lo perseguía todas las noches desde hacía unas semanas. En su mayoría de veces el sueño era igual, raramente había detalles distintos de la secuencia que siempre vivía. Estaba en una calle oscura y siniestra, y escuchaba a lo lejos un sin fin de gritos que le llamaban por su nombre. Sin embargo no era la densa oscuridad, los gritos o inclusive el frío y la sensación de peligro lo que hacia que esa pesadilla fuera tan espantosa, eran las figuras oscuras que se alzaban a su alrededor.

Más de 30 sombras estaban a su alrededor, todas extendiendo en su dirección lo que parecían ser sus extremidades, largas y frias. Emitían gruñidos aterradores y justo cuando las sombras lo tocaban, sentía su cuerpo quemar y un grito ahogado se le escapaba de los labios antes de despertar en un segundo.

Al notar finalmente que todo había sido la misma pesadilla de siempre, suspiro con pesadez y se dejo caer nuevamente en la cama. Últimamente aquella pesadilla lo atormentaba la mayoría de las noches y jamas lograba salir de esa misteriosa calle, o siquiera entender que significaba. Siempre terminaba siendo atrapado y justo cuando una de esas cosas ponía una mano en su cuerpo, el sueño acaba.

Comenzaba a creer que quizá no era un sueño común. Sin embargo, como todas las veces, le resto importancia creyendo que solo era un producto de su inconciente.

_Sueño de porquería... - Murmuró malhumorado.Y sin más el adolescente se quito las cobijas de encima y se levanto de la cama.

Una vez de pie una de sus manos se colo bajo su remera y acaricio con cierta delicadeza su abdomen a medida que caminaba hacia el baño de la habitación.

Don't stop running [Vkook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora