—No sé tío, yo no acabo de verlo claro, la verdad...
—¿Cómo que no? Mira que eres cagueta —mi hermano golpeó mi espalda de una forma menos amistosa de lo que me gustaría reconocer.
—Te lo digo de verdad, no vale la pena meternos en este lío. Podemos pedirlo como regalo de cumpleaños, queda poco más de un mes para el mío.
—¡Qué dices! ¡¿Un mes?! Ni loco tío, ni loco... Dentro de un mes todos mis amigos se lo habrán pasado ya, y yo volveré a ser el mismo pringado de siempre —los ojos de Héctor se clavaron en mi cara, por lo que tuve que agachar la mirada mientras mi rostro no dejaba de enrojecerse.
Mi hermano siempre ha sido muy ansioso, nunca ha podido evitarlo. Llevaba más de medio año esperando a que saliera la nueva entrega de uno de sus videojuegos favoritos, y no llevó nada bien que mi padre le dejara sin él en navidad por haber suspendido cuatro asignaturas en el instituto. Me saca casi tres años, tiene catorce y yo voy a cumplir doce a principios de febrero, pero siempre se comporta como si fuera mucho más mayor que yo... La verdad, no sé dónde ve él la madurez. Yo lo sigo viendo aún como un crío, por mucho que él vaya a tercero de secundaria y yo aún esté en sexto de primaria.
—Venga Carlos, hazme el favor —su tono de voz empezó a descender, intentando que me apiadara un poco de él... ¿no se supone que yo soy el hermano pequeño y consentido?
—Bueno, vale —al final me rendí a sus peticiones.
No quiero que os hagáis una idea equivocada de nosotros. No somos una familia necesitada, nunca lo hemos sido. Mi padre trabaja en una oficina bancaria, es uno de los comerciales de mesa, mientras que nuestra madre trabaja en una notaría como administrativa. Si ellos quisieran, nos comprarían ese videojuego sin muchos problemas, pero Héctor se quedó sin él por sus propios méritos. Desde que empezó a salir con su novia, Alicia, se ha vuelto más engreído. Se cree mayor solo porque ya ha dado su primer beso con lengua a una chica —por Dios, ¿qué puede haber de felicidad en un intercambio de saliva con otra persona?—, y trata siempre de dejar en evidencia mi falta de madurez... si él supiera. Me encantaría decirle que el verano pasado, durante la verbena nocturna de las fiestas del pueblo, me di mi primer beso con Alba, nuestra vecina. De vez en cuando volvemos a casa cogidos de la mano, aunque le da mucha vergüenza y tratamos siempre de ir por calles poco concurridas... Pero bueno, que eso es otra historia, que me estoy liando...
El caso es que mi hermano se despistó del curso desde octubre, y al final le ocurrió lo que se iba buscando. Suspendió matemáticas, lengua —un poco irónico, ¿verdad?—, inglés y ciencias de la naturaleza. En otro momento todo se hubiera quedado en una bronca más o menos contundente —a fin de cuentas, nunca le ha gustado mucho estudiar—, pero mis padres decidieron dejarle sin regalos de navidad para ver si escarmentaba. Probablemente, puede que los tengan guardados para cuando llegue la semana que viene el día de reyes y dárselos entonces, pero Héctor siempre ha sido un impaciente...
Esa tarde nos acercamos al centro de la ciudad, a una sucursal de una empresa francesa especializada en electrónica, libros, música y video... Es una franquicia internacional muy famosa, con varias sucursales en las grandes ciudades españolas, pero no esperéis que ponga aquí su nombre, no me han pagado por hacerlo... pero oye, todo es negociarlo, por supuesto.
Durante el camino Héctor me fue explicando cuál era su plan. Esa tienda tiene dos alturas, en el piso de arriba están los libros y las películas de cine, mientras que en la parte de abajo está la tecnología, con todos los ordenadores y videojuegos cerca de la salida. Aunque es una salida que lleva una pequeña trampa. En realidad, esa planta está en un semisótano, por lo que hay que bajar una rampa bastante larga y empinada antes de pasar por los arcos de seguridad y la mirada del vigilante. La ventaja es que la puerta de salida siempre está abierta.
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Policías, ladrones y otros crímenes
General FictionColección de relatos cortos de temática policíaca, novela negra, intriga, misterio... Son relatos independientes, que no guardan relación entre sí, y en los que podréis encontrar una gran variedad de temáticas, desde historias con un toque de comedi...