Basilisco

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Estaba lloviendo. No lo note hasta media hora después, en frente de un escaparate, me vi reflejado. Me había calado de pies a cabeza. Y mis ojos destacaban en la fría noche. Aquella mirada, mi mirada, similar a la de aquel hombre. Aún lo recuerdo claramente, un hombre de pelo claro, de ojos color sangre y traje negro. Esa ira y odio que solo buscaban desahogarse en mi persona. La reencarnación de la maldad humana. Me sentía incómodo al mirarme a mí mismo a los ojos. Uno verde y el otro rojo. "Hora" me dije a mi mismo para desviar la mirada. Las cuatro de la mañana. Y entonces la vi, allí estaba ella, también mojada y jadeante tras correr conmigo todo ese camino. Ella sonrío aun estando exhausta y muy pálida. "Por aquí" dije mientras sostenía suavemente su mano.

Un gato escapó al escucharnos entrar en el callejón. Teníamos que encontrar algún lugar donde resguardarnos y lo encontré. Golpee con los nudillos en la puerta, y tras un rato de silenció, donde solo se escuchaban frías gotas, el pestillo se deslizó.

- ¡Santo cielo que es lo que os ha pasado muchachos!- dijo Carrie. - Entrad rápido, enseguida os preparo algo caliente y una muda seca.

Nos sentamos en la mesa, cerca de las brasas de la chimenea que Carrie intentó avivar con unos trozos de leña.

- Veras... - intenté explicarme, sin mucho éxito, pues me interrumpió.

- Ya me lo contaras luego, tomaros esto, cambiaros y descansad, ya habrá tiempo mañana para hablar- dijo mientras nos ponía dos buenos platos de humeante sopa de verduras.

A la mañana siguiente, ese hombre volvía a estar allí. Y con él se llevó la vida de Carrie. Para mí, él solo quería hacerme daño, destruyendo todo lo que es importante para mí.

Sostuve la mano de la chica que, aun temblorosa, no dudó en quedarse a mi lado. Estaba cansado de huir de ese hombre. Si su sangre corría por mis venas, tenía que ser capaz de hacerle frente y librarme de él, no por mí, sino por todas las personas que me rodean y por las que ya se han marchado por su culpa. Pero yo soy diferente a él, no me muevo por odio e ira, sino por el deseo de sosiego.

Doppelganger



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