H2O: Sirenas del Mar (Pausada)

Metamorfosis

Emma se sumergió. Su cabello rubio estaba atrapado en un gorro y con sus antiparras veía las burbujas, apareciendo y desapareciendo por su rapidez. En ese momento eran solo dos cosas las que existían para Emma: Ella y el agua. Nadó rápidamente, conteniendo la respiración ante el impulso, y luego dando brazada y patadas al mismo tiempo, muy ágilmente. Pero no le pareció suficiente, nunca le parecía suficiente. Su mano da suavemente un golpe contra la pared de la piscina de su club y asoma la cabeza fuera del agua.  Miró con simpatía a su amiga Cleo.

-¡Lo hiciste genial! Superaste tu récord.- Le dijo Cleo, con una sonrisa en su rostro, y un cronómetro en su mano.

-Pronto estaré lista para las regionales. La próxima lo haré mejor.- Responde Emma, y vuelve a sumergirse en el agua.

                                                          ***

Cleo se hallaba en el muelle. Fijó la vista en el mar, de un hermoso color azul, combinando con el cielo celeste. El aire salado le daba en la cara como una caricia, revoloteando su pelo castaño. comenzó a mirar los botes, las lanchas y los artículos de pesca como si fueran reliquias. Ella vivía junto a esos objetos por su padre, el dueño de varios buques pesqueros y un gran comerciante de pescado, por lo tanto sabía que bote era de buena calidad y que no.  Sus ojos color café volvieron al mar, y se puso a pensar por qué le tenía fobia al agua, por que tanto miedo a ahogarse, a perderse en la profundidad y convertirse en parte de ella. Esos pensamientos se le cruzaban por la cabeza, cuando escucho a alguien decir su nombre. Giró su cabeza y vio a Zayn, un odioso compañero de secundaria. Era alto y flaco, de pelo castaño, sonrisa arrogante y ojos color café, como Cleo. Pero era en lo único que se parecían. El era arrogante y rico, egocéntrico como pocos.

Cleo rodó los ojos y se dirigió hasta donde se encontraba Zayn. Estaba al lado de su lancha, de color amarillo y blanco. Ella sintió un poco de envidia, nunca había podido comprar una lancha, y esta era la número diez que él usaba... por este mes.

-  Cleo, ¿Podrías ayudarme con la lancha?- Pidió Zayn.

- No lo creo- Dijo ella, dispuesta a darse la vuelta y marcharse

- Por favor, Cleo- Eso fue raro. Zayn nunca decía por favor o gracias. Esas palabras no existían en su vocabulario.- Solo necesito que me vayas pasando las herramientas-

- Esta bien.- Dijo Cleo, resignada. Se metió en el bote, comenzó a revolver la caja de herramientas, mientras Zayn le comentaba:

- Sabes, alguien me robó la bujía de la lancha.-

- ¿Y funciona, aunque no la tengas?- Preguntó Cleo. El tono de voz de Zayn era bastante serio. de repente, siente una patada hacia el bote, y cae sentada. Zayn había desatado las cuerdas, y el bote se estaba alejando.

-No. Pero te propongo una cosa: Si logras ponerla en marcha, te la regalo. Igual mi padre me va a comprar otra esta semana...- Sonrió Zayn. El muy maldito, se dijo Cleo, cree que le robé su estúpida bujía y esta cosa no funciona. Y a su lado estaba Nate, el idiota de su amigo. Nate era rubio, apenas mas bajo que Zayn y tenía ojos color avellana. Era, o intentaba ser, una copia de Zayn. Incluso tenia ropa similar a la de este: unas bermudas, y  la típica remera de marca.  

Se puso a pensar como lograría volver. ¿Nadaría hasta la orilla? No, eso era demasiado. Abatida, no se dió cuenta de que una persona estaba saltando de muelle hacia la lancha. ¡¿ESTABA SALTANDO HACIA LA LANCHA?!

                                                          ***

Rikki saltó hacia la chica que estaba en la lancha. No soportaba ver al idiota de Zayn con su amigo haciendo estupideces. Ella fue la que robó la bujía, por lo tanto, sintió la responsabilidad de "salvar" a la desconocida. Era una chica de su secundaria, al igual que los otros dos, pero no la reconocía. Bah, no reconocía a nadie por ser la "chica nueva". Asi que, decidió acercarse, no solo por rescatarla a la otra chica, sino porque había escuchado lo de que le estaba regalando la lancha. Era su oportunidad de tener una, así que, con la bujía en mano, alcanzó la lancha.