Extra 1/2

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Olaj babosas ahre soy yo por acá de nuevom. Les traigo la sorprais uwu

Dedicadom al amorm de mi lifem y a la que más odiom pq no me reclama en público: -bbgtnxo

Si hay alguien que pueda hacer bien su rol, porfa contácteme al *número de anastacio* quien entendió, entendió 🤠♥️

Si hay alguien que pueda hacer bien su rol, porfa contácteme al *número de anastacio* quien entendió, entendió 🤠♥️

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El aliento tibio en su nuca lo estaba volviendo loco. Los besos húmedos esparcidos por sus hombros y espalda lo mantenían al borde de la locura, sumado a que el alfa seguía restregando su miembro entre sus nalgas sin tener alguna intención de meterlo en su interior.

Él estaba desesperado.

- Hyung, por mmh.. - el alfa rozó sus pezones, y el omega tocó las estrellas.

No sabía exactamente en qué momento su rutina había cambiado de aquella manera. Ese alfa pasó de ser un desconocido que había hecho de su primera vez una inesperada pero espectacular, a ser el tipo con el cuál se acostaba casi diariamente y quién tenía su mente patas para arriba.

Y si, quizás él seguía viniendo por el simple hecho de que, dos años después de aquel curioso primer encuentro, compartían un niño hermoso de catorce meses, quien seguía atandolos sin algún compromiso.

Quería sentirse especial, ilusionarse de que cada vez que llegaba a casa lo hacía para verlo a él, y no a su hijo. Y absolutamente no quería pensar que lo estaba haciendo por lastima, o por obligación, ya que el pequeño era sangre de su sangre, un encuentro desesperado sin condón. Eran predestinados, lo sabía, era la única razón por la cual había permitido que se saliera con la suya la primera vez.

Nunca había tolerado la presencia de los alfas, desde que su padre había explotado a su madre y a él solo por ser omegas, había decidido ir en contra de los estereotipos. Se había presentado temprano, a la edad de catorce años, pero ya en su niñez sabían a qué rango tendría que pertenecer.

A los dieciséis escapó de casa, prometiendole a su madre que volvería a rescatarla cuando tendría un empleo y pudiera mantenerlos a ambos.

No lo logró.

Cuando pudo establecerse un poco, le llegó la noticia de que su madre había fallecido en manos de ese imbécil que tenía como padre, y aunque los omegas no tenían muchos derechos, se hizo justicia, consiguiendo que el asesino marchitara lentamente detrás de las rejas.

Tenía mucho, demasiado resentimiento hacia el hombre que lo hacía trabajar de sol a sol, mientras él se echaba en el sofa degastado, con una cerveza en la mano y la otra sosteniendo un cigarro, quedándose así hasta que se dormía y su madre tenía que llevarlo colgandoselo sobre la espalda hasta la cama, siendo una mujer de apenas uno y cincuenta, con uno hombre de uno y ochenta y cinco en sus hombros, subiendo aproximadamente veinte escalones y tratando de no caerse porque sabía que eso causaría más golpes en su cuerpo.

Alfas & Omegas [JinKook; OS; +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora