Lunes 11 de noviembre, 2019.
Entrecortadas respiraciones de cansancio abandonaron los labios de RinRin mientras volvía a montar en su vehículo personal, una vieja moto de segunda mano que usaba para repartir mercancía a domicilio.Con tan delgada complexión y ese aspecto frágil parecía mentira que se pasase las mañanas cargando con pesadas bolsas de aquí para allá. Pero lo hacía, y tanto que lo hacía. RinRin, conocida por sus compañeros de facultad como Jung Yerin, era una joven alfa de 24 años, ojos azules y pelo negro que acarreaba con más responsabilidades y problemas legales que cualquier joven de su edad pudiese siquiera imaginar.
Comprueba el listado una vez aparca en frente de un acomodado vecindario de casas. Toma los cuatro paquetes correspondientes y cierra con llave el maletero, tachando inmediatamente el nombre del último cliente de la mañana.
Jay Park
— Número 4...— RinRin murmura leyendo una a una las cifras grabadas en costosa piedra.
Vislumbra el edificio a escasos metros de ella y avanza con decisión, dos paquetes en cada mano.
El telefonillo parece no funcionar, pero alguien abre el portal igualmente. Un temeroso joven beta que no parece tener mucha experiencia comprando drogas asoma la cabeza y le hace un gesto con la mano izquierda para que se aproxime.
La invita a pasar y le pide que lo aguarde en la sala de estar mientras toma la cantidad exacta de dinero de la caja fuerte.La estancia es acogedora, claro estaba que ese joven vivía sin falta de nada, con todas las comodidades posibles. Y, eso, era una pequeña espinita clavada en su no tan maduro corazón.
Se le escapa un pequeño suspiro.
Un característico olor tenue a kiwi inunda sus fosas nasales y sus sentidos se ponen alerta.
La joven revisa su horario escolar durante bastantes minutos en un intento de distracción, pero continúa ensimismada en el endemoniado olor.Con lo que no cuenta ella es con una adorable y atractiva mujer de su edad apareciendo por la puerta, metiendo las narices en sus asuntos y negocios.
— ¿Qué haces aquí?— la desconocida la mira con desagrado. RinRin solamente la observa con sorna, demasiadas veces había vivido aquello. El característico olor se intensifica muchísimo más, bendiciendo su sentido del olfato.
La omega con olor a kiwi reparó en los paquetes que la contraria sostenía y aumentó el volumen de su voz, gritando.
— ¡Jay! ¡¿Se puede saber qué es esto?!— poco tarda el nombrado, que parece ser su hermano mayor, en aparecer cargando un sobre con dinero.
— Sooyoung, relájate. Sé lo que hago— el mayor paga a la creadora y repartidora de la sustancia que más tarde consumiría. Él abandona la sala de estar, dejando a las dos cara a cara.
Sooyoung parece tener verdaderas ganas de golpear a la alfa, o de insultarle, por lo menos. Siempre hacía la vista gorda cuando presenciaba el tráfico ilegal que Jung Yerin hacía con otros alumnos, pero ahora mismo estaba en su propia casa intoxicando a su propio hermano.
Sin embargo, ese asco no fue un sentimiento recíproco. Es más, RinRin comienza a aproximarse más y más a la contraria, hipnotizada, acorralándola contra la pared y manteniéndolas separadas por escasos diez centímetros durante tres largos minutos. No puede negarlo, se siente extremadamente atraída hacia esa omega.
— Este fin de semana no hagas planes— le susurró cerca del cuello con aire burlón.
— ¿Pero quién te cree...
— Yo paso a buscarte— tomó un mechón castaño en su índice, jugando con este.
— ¡No te he dic..— intentó aclarar, arrebatando su mechón de vuelta.
— Nos vemos, Sooyoung— sonríe, besándole la mejilla y apuntando su número de teléfono en un pedazo de papel que arranca de la lista de clientes. Le deposita dicho papel en la palma de la mano y abandona el hogar, triunfante.Vuelve la mirada atrás una última vez y, sí, comprueba el sonrojo de la contraria, que se queda petrificada en la misma posición.
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one of these nights || WENJOY || omegaverse
Fanfiction_____________ You got me feeling like a psycho.