tornitrua

II

Me desperté por el sonido de mi reloj, molesta lo apagué. Me deshice de las sábanas y fui hasta el baño de mi cuarto, me miré en el espejo y recordé todo lo que pasó la noche anterior. Cogí la ropa que me iba a poner hoy, unos pantalones de deporte y una sudadera ancha, no tenía muchas ganas de arreglarme. Cepillé mi pelo liso y lavé mis dientes con poca efusividad, menudo asco de vida.

Bajé ya "arreglada" y con mi mochila a desayunar, no tenía mucho apetito por razones comprensibles, por lo que me comí simplemente unos cereales, mi madre no se encontraba en casa debido a su trabajo. Nada mas salir de casa vi el coche de los mierdas del FBI, sin esperar a que me abriesen la puerta entré en los asientos traseros, crucé los brazos y subí los pies en los asientos vacíos para molestarles. El rubio me miró a través de el retrovisor y no pude descifrar lo que decía su mirada tras sus patéticas gafas.

-Creo que no nos hemos presentado como hemos debido- Empezó a hablar pero no le dejé terminar.

-La verdad que no me importa mucho como os llamáis ni quienes sois, simplemente cumplid con vuestro trabajo intentando hablarme lo menos posible-Tras decir eso pensé en que si no sabía nada de ellos más fácil me sería matarlos, sacudí un poco mi cabeza para deshacerme de esos pensamientos psicópatas. Cogí mi teléfono para ponerme un poco de música, pero una mano me lo quitó inmediatamente.

-Lo siento, no puedes utilizarlo por razones de seguridad, te lo confiscaremos hasta que seas demostrada inocente.-El rubio me estaba empezando a cansar, me hundí más aún en mi asiento para mostrar mi desacuerdo y no me quedaba más entretenimiento que mirar al exterior. Cada vez que pasábamos delante de algún sitio al que solía ir mi corazón dolía levemente, siendo consciente de que difícilmente volvería a pisar el parque o el centro comercial tranquilamente. Dejé de mirar por la ventana para dejar de sufrir, pero no me permití derramar ni una sola lágrima, ni ahora ni nunca.

Estacionaron el vehículo frente a el edificio central del instituto y esta vez si que me abrieron la puerta para que me bajase. La tobillera destacaba en mi, ya que no dejaba que el holgado pantalón reposase en mi playero, además de una parpadeante luz roja. Al levantar la cabeza un flash me cegó y una gran cantidad de periodistas se reunieron a mi alrededor haciendo un sinfín de preguntas a las que no contesté mientras que los machos me iban haciendo paso para poder avanzar. Ya dentro de los pasillos la gente mi miraba con gestos de miedo y curiosidad, nadie se acercaba a mi y los que antes se hacían llamar mis amigos se apartaron rápido, provocando que les sacara el dedo del medio y una sonrisa falsa.

Entré en el aula y los perros se quedaron a ambos de la puerta, cogí sitio en el fondo del lugar y aburrida me puse a inspeccionar el aula. En la mesa de al lado estaba mi ex-amiga Alice, cuando se dio cuenta de que la estaba mirando se tensó en su lugar, sin querer una carcajada salió de mi boca, patética.

Seguí mirando alrededor y unas mesas delante mío vi a un chico con algo extraño en el cuello, llevada por la curiosidad me incliné para verlo mejor. Tenía una forma ovalada, como la de una pastilla, pero bueno, quién era yo para juzgar, quizás era un grano extraño. Me volví a incorporar en mi sitio y esperé a que el tiempo pasase.

+

Sonó el timbre dando lugar a la hora del almuerzo y en un segundo ya me encontraba haciendo fila para pedir comida. Tras tenerla me dispuse a salir afuera, pero otra vez un brazo se interpuso en mi camino, ya sabiéndome la historia me fui a sentar a una mesa vacía con los machos de pié detrás. Nadie se acercó en ningún momento.

Sin preguntar a nadie me levanté, cogí mis cosas y entré en el baño más cercano, lugar donde mis acosadores no podían hacer presencia. Cansada de retenerme pegué un puñetazo contra al espejo, rompiéndolo al instante y llenando los cachos de sangre, me puse a dar saltos y a mover la mano para aliviar el dolor, en las películas lo hacían ver fácil. Me senté contra la pared y  recordé el hecho de que el aparato me daría descargas si hacía algún movimiento violento.

Esperé a que algo ocurriera, pero no pasó nada, sorprendida me levanté y noté un leve dolor en mi cuello, no le dí importancia y salí del aseo. Al ver mi mano sangrienta no dijeron nada, simplemente me llevaron a la enfermería para que me curaran. No eran hombres de muchas palabras, y menos aún de expresiones, pero aún así les noté algo diferente.

El sonido de varios vehículos me puso en alerta, derrepente los machos me empezaron a empujar fuera del instituto, intenté oponerme empujándoles y resistiéndome, pero lo único que conseguí fue que me cogieran como a un saco en contra de mi voluntad.

Grité víctima del terror, algunas personas salieron de sus clases parar ver el espectáculo y por alguna extraña razón las luces empezaron a parpadear hasta apagarse.

Algunos profesores salieron en mi rescate suplicándoles que me bajaran, pero otros simplemente se quedaron mirando.

Empecé a agobiarme y a ser presa del pánico, por lo que terminé dándole una patada en la parte sensible al que me cargaba, conseguí zafarme de él y cuando empecé a correr el otro macho me cogió inmediatamente.

Abrieron las puertas del edificio y vi tres furgonetas blindadas negras, un segundo después sentí como me clavaban una aguja en el cuello. Intenté hacer que mis ojos no se cerrasen, pero la droga que me habían metido pudo conmigo y dejé de ver y pensar.

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Holaaa, se que estos dos primeros capítulos son cortitos, pero son una especie de introducción a la historia. El título todavía es provisional, igual con el tiempo lo cambio, básicamente porque no tiene nada que ver con la historia.

En cuanto a las actualizaciones.... actualizaré cuando tenga inspiración y tiempo para escribir, así que no aseguro nada. Pero de momento voy a tener mucho tiempo, ya que se han cancelado las clases.

Un besi