Entonces te das cuenta, que no es quien te mueve el piso, si no quién te centra. Que no es quién te roba el corazón, si no quién te lo hace sentir de vuelta.
Frase 36.
Entonces te das cuenta, que no es quien te mueve el piso, si no quién te centra. Que no es quién te roba el corazón, si no quién te lo hace sentir de vuelta.