黑色外套 - I

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— Uno... dos... —repetía mientras levantaba las pesas con cuidado para no lastimarme.

Era tan normal estar aquí a estas altas horas de la madrugada, podría decir que paso aquí la mayoría de mi tiempo como jugador de la universidad.

Suspire y deje las dichosas en sus lugares y me mire en el espejo. Mi piel pálida resaltaba por las venas de mis brazos y mi cuello, acompañado de unas pequeñas gotas que caían por mi rostro.

Gire a ver la hora y eran las tres, horario al que siempre acababa con los ejercicios.

Estire mi mano a mi botella de agua y bebí de esta, aliviando la sequedad de mi garganta al no haber tomado agua hace largos minutos.

No tarde mucho en irme del gimnasio luego de darme una ducha bastante refrescante.

Al salir pude ver varios chicos caminar hacia sus casas borrachos luego de una fiesta, lo frecuente en un sábado por la madrugada.

Camine por las relajadas calles camino a mi casa, abrigado por el frío que hacía esta temporada.

Mire en una esquina, había una chica parada frente a varios chicos, apuntando a cada uno de ellos con su dedo a la vez que se abrazaba a si misma por la poca ropa que llevaba puesta.

Frunci un poco el ceño acercandome cada vez más, pudiendo escuchar con claridad lo que les decía.

— Dejenme inútiles, ¿No tienen otra persona que molestar? —interrogó con molestia.

Su frágil cuerpo iba hacia atrás y uno de ellos la agarró por él brazo, sentí tantas ganas de empujarlo.

— Escucha muñeca, vamos a pagarte si nos ayudas con las erecciones que provocaste —¿Que? Esto no puede ser posible.

— ¿Por qué yo? No era la única en la fiesta, déjenme irme —dijo tratando de soltarse de su agarre.

Saque mi celular y comencé a llamar al 911, golpearlos me hubiera gustado pero, mantener mi enojo era la mejor opción a que acabar con mis manos lastimadas.

Me acerqué con lentitud hasta ellos, haciendo ruido con mis zapatillas al aplastar las piedras pequeñas y algunos diminutos trozos de vidrio.

— Dejenla —solté mientras mantenía el celular en mi oído, oyendo el beep, al estar llamando.

— ¿O que? ¿Vas a hacernos algo? —puse la llamada en altavoz.

— 911, ¿Que necesita?

Mire el nombre de la calle y una dirección para dar una ubicación exacta— Hola, quería reportar a unos hombres borrachos que están obligando a una chica a acostarse con ellos.

La peli naranja me miraba con el ceño fruncido y luego golpeó a uno de los chicos para poder soltarse pero no lo logro ya que este la agarro con más fuerza.

— Vengan a la calle ××× en la dirección ×××, la situación puede empeorar y no quiero golpearlos —colgue rápidamente y los mire con una expresión seria, notando como sonreían cínicamente—. Ya escucharon, largo.

La tome del brazo alejandola de ellos y la solte para darle espacio aunque pudiera irse corriendo.

— Eres un... —alce una ceja oyendo a lo lejos algunas sirenas de la policía— ¡Maldita perra que eres ____! —grito a la chica que aún estaba detrás de mi.

Vi como los chicos se alejaron rápidamente para desaparecer antes de que la policía llegara a la calle donde estábamos.

Gire a ver a la chica que caminaba lentamente. La detuve y me quité mi saco para ponérselo encima y llevarla nuevamente a la dirección.

— ¡Ya! Podía defenderme sola, eres molesto... —se quejo quitándose el saco de encima para luego tirarmelo.

En escasos segundos volvió a agarrarlo y taparse con él, con un semblante enojado. Se veía tierna y linda, pero con una actitud... ¿fuerte?

— ¿Y si te hacían algo? —dije mirando a la policía que estaba estacionando.

— Pude espantarlos —gruño escondiendo su boca entre las mangas.

Negue sonriendo y me acerque a los policías junto con aquella chica que estaba con mi abrigo negro.

Siendo honesto, tenía frío pero estaba más abrigado que ella. Yo tenía una sudadera puesta además de ese saco.

— ¿Quien es la afectada?

— Ella —la tome por los hombros y la acerque más a nosotros—, cuéntale.

Antes de hablar gruñó bajo y suspiro— Me llamo Han ____, unos chicos, exactamente tres, me estaban insistiendo en acostarme con ellos con la excusa de que los provoque, además de que estaban borrachos.

— ¿Sabes sus nombres?

— No, recuerdo como vestían y sus rostros pero, no los se.

— ¿Estas borracha? —observe como sus labios se hacían una linea y luego se abrían.

— He tomado poco, no demasiado señor...

— Bien, ¿El es tu amigo, tu novio o tu hermano? —abrió mucho sus ojos y me miró sonrojada, que linda..

— Soy su amigo de la infancia —mentí obviamente para que no tuvieran que llevársela.

— Bien, necesito que nos escribas como estaban vestidos y como eran sus rostros, luego llenes este formulario y ya te podrás ir con tu amigo.

No tardo más de 15 minutos en realizar todo lo que aquel hombre había pedido.

Finalmente nos dejaron ir y se fueron dándonos un aviso de que tengamos cuidado al ir a casa.

— Gracias fortachón, la próxima déjame sola —solto caminando en una dirección.

Decidí ir tras ella puesto qué no quería que le pasara algo nuevamente. Mis pies se movían a la par que los suyos.

Suspire y mire sus piernas descubiertas, apenas tapadas por la diminuta falda que llevaba puesta junto con un par de zapatos altos.

A una cuantas calles se detuvo y se apoyó en una pared quitándose los mismos y caminando con estos colgando en sus pequeñas manos.

— Deja de seguirme —dijo enojada.

— Si te pasa algo no me lo perdonaría —dije yo sonriente.

— Dejame, ¿no entiendes que estoy bien?

Pregunto pero no respondí y caminamos aún.

En el trayecto llegamos a un edificio de apartamentos y me detuve al verla sacar un par de llaves para abrir la puerta principal.

— ¿No vas a irte?

— Mmm, si, nos vemos luego Han.

— Nos vemos, fortachón.

Simplemente la vi entrar y moverse con rapidez a las escaleras que estaban allí.

En ese momento, me di cuenta de que la chica que se llevaba mi abrigo negro, esa chica que me mostró tan mal carácter... me había gustado, y este era solo el comienzo.

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⏰ Última actualización: Feb 02, 2020 ⏰

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