Burbuja.

El olor a tierra mojada es placentero, al igual que sentir las gotas de lluvia sobre su rostro, haciendo que una pequeña sonrisa apareciera en sus labios y sus brazos se extendieran para sentirla en más partes del cuerpo, es tan reconfortante, si como con sólo sentirla todo lo malo desapareciera, y una sensación de alegría y hasta un poquito de nostalgia se instala en él, haciendo que quisiera permanecer eternamente bajo aquellas cálidas gotas de agua que han comenzado a mojar su ropa.

—¡Taemin!

Escucha su nombre ser gritado a lo lejos, es demasiado bajo por lo que no le presta atención, no quiere romper con ese momento en el que cree que incluso ha comenzado a conectarse con él mismo, girando como un niño pequeño que sólo se divierte sin importarle si después de eso obtendrá un resfriado, sus zapatos golpean el agua que ha comenzado a acumularse a su alrededor y ese sonido le parece igual de hermoso que el de la lluvia cayendo.

—¡Taemin!

Una mano se posa en su hombro haciendo que se detuviera y obligara a abrir los ojos, viendo como un hombre de cabello negro, piel bronceado, y ojos grandes que lo miran con preocupación, pero él sólo le regala una sonrisa sincera mientras aparta su propio cabello empapado por la lluvia y que cae por sobre su frente.

—Min Ho —dice todavía sonriendo.

Puede ver la preocupación ser sobrepasada por la sorpresa y él eso hace que su sonrisa se amplíe todavía más, elevando su mano para acariciar aquel ceño fruncido que ve en Min Ho, haciéndolo ceder con facilidad.

—¿Sa-Sabes quién soy?

—Sí —acaricia su mejilla —Choi Min Ho, mi esposo.

Lo ve contener el aliento pero él no dice nada, levantando una vez más su rostro para sentir las gotas de lluvia caer sobre éste, no podría explicar lo que siente en su pecho, como si ese momento pudiera anular todo lo malo de su vida completa.

Taemin ríe cuando siente los brazos de Min Ho apretarlo, correspondiendo a su abrazo cuando éste gira, levantándolo un poco del suelo, es como estar envueltos en una burbuja de perfección que no quiere que se rompa, que Choi tiene tanto miedo que eso suceda, que aquel pequeño momento le fuera arrebatado cruelmente.

—¿Qué haces aquí? —inquiere dejándolo en el suelo.

Ese día cuando Min Ho llegó a casa, fue recibido por la noticia de que su esposo estaba desaparecido, la enfermera que lo cuidaba parecía al borde de la desesperación al igual que él con la noticia, incluso estaba a punto de llamar a la policía cuando sus ojos divisaron a Taemin a lo lejos, viendo como éste estaba con sus brazos extendidos bajo la lluvia, por no llamar tormenta que se había desatado sobre la ciudad des hace casi una hora, el mismo tiempo que su pareja llevaba desaparecido.

—Uhm... —se encoge de hombros —no lo sé, ¿disfrutaba de la lluvia?

—Taemin, volvamos a la casa, si sigues aquí vas a enfermarte.

El ceño de Taemin se frunce y sus ojos enfocan a la puerta posterior de la casa, en donde está la mujer que lo cuida y que a pesar de estar acostumbrado o a su presencia, en ese momento no la quiere cerca de él,

—Min Ho —habla en un tono más bajo, sin moverse de su lugar a pesar de que su esposo desea caminar a la casa —no quiero que Amber me bañe —frunce el ceño —es vergonzoso.

Una pequeña sonrisa aparece en los labios de Min Ho al escucharlo, sí, Amber le dijo que Taemin desapareció mientras ella preparaba la tina para su baño de la tarde, pero que en menos de cinco minutos su esposo había desaparecido y que no lo encontraban por ningún lugar, pero él lo había encontrado, quizás porque sabía en dónde éste estaría y nadie más que ellos dos tenían permitido ir a ese lugar, o eso era antes, ahora sólo era un lugar abandonado detrás de la casa, y que a pesar de eso su pareja parecía amar.