Me gusta de alguna forma Yesung, no puedo imaginar un día sin pasar delante de su casa en mi cotidiana ruta hacía la facultad. Si bien es mayor que yo pero, eso no le quita el hecho de que me guste, ¿o sí? Suelo ir de vez en cuando a su casa para que me ayude con mis trabajos o por alguna consulta. Yesung estaba divorciado, pero aún así, utilizaba el anillo de compromiso, tal vez la extrañaba, aún recuerdo cuando estaba con su querida esposa de visita en casa, se veían muy felices.
¿Qué será comprometerse? Estar el resto de tu vida con la persona que amas, compartir hermosos momentos y recordarlos cuando uno sea viejito. Me hacía tanta ilusión con él pero lo veo tan heterosexual que se me pasaban las ganas de robarle algún beso que otro o rodear mis manos en esa cintura o tocar esa cabellera oscura.-¡Ryeowook! -aquel grito de mi querida madre hizo que saliera de mis pensamientos-. Necesito que lleves esto al Sr. JongWoon.
-Mamá, ¿cuántas veces debo decirte que no lo llames así? El mismo te dijo que al ser cercanos podemos llamarlo Yesung -alcé la voz mientras me acercaba a ella al comedor.
-¡Ya, ya, ya! Es la costumbre, llevo seis años llamádolo así y tu hace tres que me vives corrigiendo y no aprendo -dijo entre risitas y no pude evitar enrojecerme, no creo que sepa que en todos estos años me haya gustado Yesung-. Bien, llévale ésto -estiró ambas manos dejando mostrar una caja envuelta con papel blanco.
La miré arqueando las cejas, no entendía. Traté de agitarla para escuchar qué era pero me golpeó la mano antes de que lo haga. Me dijo claramente que ni se me ocurriera agitarla o espiar lo que había en ella. La notaba rara, se reía al mirarme la cara pero no pregunté el por qué.
Salí del comedor y me puse las zapatillas en la entrada. Mientras caminaba hacía la casa de Yesung pensaba en lo que abría adentro, tal vez sea algún tipo de postre o alguna compra por Internet bajo nombre y dirección de mi casa. Dejé de lado aquellos pensamientos detectivescos porque estaba a unas cuantas casas de llegar.
Estaba al frente de su casa, de aquella casa que observo todos los días por fuera al pasar caminando, estaba a punto de tocar el timbre cuando la puerta se abrió de golpe. Salte del lugar, casi tiré el paquete del susto pero gracias a mis habilidosas manos lo agarré en el aire. Yesung me miró con los ojos muy abiertos y terminó riéndose. Vaya, ¿quién iba a decir que su risa era tan satisfactoria? Es hermo... ¡Mierda! Ryeowook, concéntrate.
-¡Yesung! Me sorprendiste, estaba por tocar el timbre y saliste como un fantasma jaja... -mi risa era algo fingida.
-Estaba por ir al almacén por café, entra que ya vuelvo -sin más rodeos entré a su casa-. Ya regreso, siéntete en casa -antes de cerrar la puerta me dedicó una sonrisa.
Mierda... sí que era hermoso, precioso, los mismos Dioses habían tallado aquél rostro. Miré a mi alrededor y me dirigí hacía el sofá, me aburrí a los cuantos minutos y me fui al comedor, dejé ahí el paquete y empecé a dar vueltas en la casa.
Decidí servirme un poco de agua pero al ser tan inquieto terminé mojando mi ropa, así que decidí subir al dormitorio de Yesung que se encontraba en el piso de arriba en busca de alguna prenda seca.
En cuanto llegué el olor a vainilla gobernó mis fosas nasales, aun mejor, era una mezcla entre la vainilla y su olor. Hacia mucho tiempo que había entrado, lo hice pero fue cuando festejamos su cumpleaños y me dormí en su dormitorio, pero eso no cuenta, fue hace años.
Había un suéter sobre la silla del monitor, su color era un como un roso anaranjado con negro.
La observé y para mi sorpresa era el suéter que le había regalé en su cumpleaños hace dos años. Me sonrojé al pensar que aún lo usaba, bueno, que al menos lo sacaba a que tomara aire. Lo sostuve entre mis manos, no lo pensé dos veces, me saqué la chaqueta y remera que tenía quedando toda la parte de arriba desnuda, hacía un poco de frío que se me erizaron los pelos. En un rápido movimiento me coloqué la prenda de Yesung y me miré en su espejo, me puse aún mas rojo. Al dejar que mi cuerpo se acostumbre a la sensación de la prenda sobre mi torso desnudo noté el olor de él, más bien a su perfume. Agarré la parte del cuello para asomarlo a mi nariz, empecé ha inspirar con los ojos cerrados, de repente mi cuerpo sintió un calor inmenso y un cosquilleo en la espalda. También unos ojos en mi nuca. Me di la vuelta enseguida, chocando miradas. Sí, Yesung acaba de entrar y estaba parado en la puerta de su pieza con la boca abierta. Sí, me acababa de ver.

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Visita Inesperada [One Shot] YeWook♡
FanfictionRyeowook un chico muy especial. ↪Queda prohibida la copia total o parcial de esta historia↩