Bajo el agua.

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‹———— ∞| Versión Helsa |∞ ————›

La platinada tomó sus llaves y se dirigió a la puerta principal; seguido cerró con total seguridad su apartamento

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La platinada tomó sus llaves y se dirigió a la puerta principal; seguido cerró con total seguridad su apartamento. Encaminó hacia el ascensor: presionó el botón que indicaba su localización de piso, esperó unos segundos. Posteriormente entró y volvió a presionar el botón de planta baja, más adelante sintió el leve mareo de aquél pequeño lugar. Después de veinte segundos salió del edificio para subir a su Ford Focus II color grisáceo que se encontraba estacionado. El cielo se mantenía nublado como todos los demás días y para ella no le ayudaba emocionalmente hoy. No tenía tantos ánimos como otras tardes cuando se dirigía a su trabajo de entrenadora de natación en su horario vespertino. A tan sólo sus veintisiete años se sentía desilusionada. Sus experiencias en las relaciones anteriormente no siempre le favorecían y con ello sus actitudes frías hacia los hombres. Sin embargo, su trabajo de entrenadora le hacía feliz por un rato.
Hacer que más niños y adolescentes se interesaran en el deporte es por lo único que se mantenía firme ante el mundo.

Se acomodó en su asiento soltando un suspiro e insertó las llaves en el vehículo y lo encendió. El motor comenzó a sonar inundando sus oídos, tomó el volante presionándolo un poco, inhaló y exhaló, sus manos dejaron de hacer presión y emprendió su camino en las estrechas calles de Nueva York.

Su concentración se mantenía fija en el camino hasta que frenó cuando las luces del semáforo se marcaron en rojo, comenzaba a impacientarse, moviendo los dedos y su respiración era más irregular, el tráfico siempre hacía que llegara tarde a su destino, y es que, las calles siempre se mantenían llenas de automóviles o de gente cruzando las avenidas. Mientras veía a todas aquellas personas que cruzaban apresuradas, su vista viajó por un momento a una pareja con una niña tomada de sus dos manos, se les notaba tan felices, seguramente la llevarían a algún lugar para divertirse. Siempre fantaseaba una familia así de unida. Pero nunca lo consiguió. Su propia familia se había mudado hasta la ciudad de California, la llamaban cuando podían, pero ese tipo de familia no quería, deseaba una, pero con alguien. Ese alguien que la comprendiera, y la sorprendiera cada día que se pudiera. No con cosas materialistas, sino con cariños, besos, abrazos, cosas que fueran más corporales. Y a su edad, sentía que ya era demasiado tarde.

Quedó tan sumida entre sus pensamientos, hasta que el sonido del claxon proveniente de atrás le tocaba. Parpadeó tres veces volviendo a la realidad y continuó con su camino como si no hubiera sucedido nada.

Alrededor de quince minutos llegó a Strongwater Swim, Inc, quien era conocido por su buen servicio de maestros y por internet lo calificaban con cinco estrellas.

Cuando era más joven, entrenaba allí mismo. A pesar de ello, no todos sus compañeros sobresalieron de la natación, ella decidió quedarse para recordar viejos momentos y para continuar aprendiendo.

—Buen día, Señorita Arrendelle ―dijo el guardia de seguridad de la entrada, gesteó una gran sonrisa mostrando sus dientes semi amarillentos. El señor no se veía tan viejo, portaba su uniforme de guardia de seguridad azul marino, era alto, delgado, con un bigote y una que otra cana rebelde tenía al igual que en el cabello.

One Shot - Bajo el agua (Helsa) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora