La Sabiduría de Jehová y la Confianza en su Voluntad [Extra]

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En el capítulo anterior veíamos el consejo de Pedro para enfrentarnos a las dificultades, que eran necesarias con el fin de ser mejores para la gloria de Jehová.

En esta oportunidad, David nos entrega una sencilla pauta, al entregar al Señor toda su ansiedad.

Salmo 56

"Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime  combatiéndome cada día.
Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que pelean contra mí sus soberbia.
En el día que temo,
Yo en ti confío.
En Dios alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?

Todos los días ellos pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
Se reúnen, se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como quienes acechan a mi alma.
Pésalos según su iniquidad, oh Dios, Y derriba en tu furor a los pueblos.

Mis huidas tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?
Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé,  que Dios está por mí.
En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?

Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
Porque has librado mi alma de la muerte.
Y mis pies  de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven."


En el Salmo 142, también de David, le dice a Dios que sólo a él clama, suplica, expone su queja y manifiesta su angustia.

En este caso David menciona de forma particular y desde el comienzo, su dificultad: "me devoraría el hombre; me oprime combatiéndome cada día. Todo el día mis enemigos me pisotean; porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia".

El Rey David va al grano de inmediato. "¡Ten misericordia de mí!", por tal y tales razones. 

Sin embargo, al igual que en el otro salmo, David pone sobre la mesa su absoluta confianza en Dios casi enseguida.

"En el día que temo,
Yo en ti confío"

Sin lugar a dudas, con total convicción, David dice, en otras palabras: que Jehová es su única y excelente esperanza.

"En Dios alabaré su palabra"

Resuelve además, hacer de las promesas de Dios, materia para sus alabanzas. Las recuerda y la paz que ellas provocan en su corazón quitan incluso la más mínima sensación de miedo.

"En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?"

Al recordar lo que Dios ha prometido, David puede desafiar a todos los poderes adversos.

Sin embargo, esete hombre no solo recuerda lo que ha sido prometido para él y el pueblo de Dios en general, sino que también trae a su memoria todas esas veces que Jehová ya ha tenido misericordia. Todas esas veces en las que ha llorado en soledad, aquellas oportunidades en las que ha huido producto del miedo y la ansiedad sobre lo que acontece.

David sabe que Dios tiene memoria de ellas.

"Mis huidas tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?"


David hace memoria de lo que Dios ya ha hecho por él en el pasado, y las presenta también en su oración; afirmando de esta manera su fe y reconociendo el poder de Jehová, quien ciertamente conoce las tribulaciones del hombre y guarda recompensa para ellas en la gloria venidera (recordar 2Cor. 4:17)

Por eso afirma su fe y su confianza, diciendo con certeza que sus enemigos serán vueltos atrás cuando él clame, porque tiene certeza de que Dios está de su lado, y ha sido Él quien ha "librado su alma de la muerte y sus pies de la caída".

Finaliza diciendo:

"Para que ande delante de Dios en la luz de los que viven."

O

en otra palabras, para ser perfeccionado, afirmado, fortalecido y establecido por Dios.

La confianza de David en las promesas de Dios le da la fortaleza para soportar la tribulación y entender el propósito de la misma, porque no tiene ninguna duda de que Dios le conoce mejor que nadie, y es todopoderoso. 

Sólo recuerde del Dios del que hablamos.




"Mas a mí, afligido y miserable,
Tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.
(...)
Porque Jehová oye a los menesterosos, 
Y no menosprecia a sus prisioneros."
S

almo 69: 29 y 33

Muchas veces tenemos la preocupación la dificultad o el problema tan frente a nosotros, que se nos dificulta ver lo increíble que es Dios. Así que procura no olvidarlo:

Dios, el que hizo cielo, tierra y fuentes de agua. Ese que formó montes y todo lo que conocemos... Es nuestro mejor amigo y nos conoce mejor que, incluso, nosotros mismos.

Y nunca, definitivamente nunca estás completamente solo.











Insight-J ❄️

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2020 ⏰

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